
La Fortuna de San Carlos posee la mayor riqueza de aguas termales naturales en el país.
La creciente presión de la vida moderna está pasando factura a la salud mental de nuestra población. Datos recientes de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) son contundentes, ya que en 2023, se registraron 1,207 egresos hospitalarios directamente relacionados con trastornos por estrés, un aumento significativo respecto a los 1,073 de 2022. Además, la CCSS atendió más de 38,000 consultas por estrés en adultos jóvenes (20-34 años) solo en 2023, una tendencia que se mantiene al alza en el primer semestre de 2024, con 17,000 consultas ya registradas.
Frente a este panorama, la búsqueda de métodos naturales y efectivos para gestionar el estrés y optimizar el bienestar es más urgente que nunca. En este contexto, un recurso ancestral y profundamente arraigado en la geografía de Costa Rica está experimentando un resurgir significativo: las aguas termales naturales.
Lejos de ser un mero capricho de lujo, la inmersión en estas fuentes geotérmicas ofrece una poderosa gama de propiedades minerales y calor terapéutico que actúan sinérgicamente sobre el cuerpo y la mente, proporcionando una vía accesible y extraordinariamente placentera hacia la revitalización integral.
Alejandro Rojas, coordinador de mercadeo del Hotel Arenal Manoa, explica que "el calor inherente a las aguas termales induce una vasodilatación eficaz, lo que se traduce en una notable mejora de la circulación sanguínea. Este proceso vital facilita una mayor oxigenación de músculos y tejidos, aliviando de manera efectiva dolores articulares y musculares, un bálsamo invaluable para quienes padecen afecciones como artritis, fibromialgia”.
“Además, los minerales disueltos en estas aguas, entre ellos el azufre, el magnesio, el calcio y el bicarbonato, son absorbidos por la piel, confiriéndoles propiedades antiinflamatorias y un efecto desintoxicante. Esta absorción mineral no solo contribuye a mejorar diversas afecciones dermatológicas y a suavizar la piel, sino que también estimula el sistema inmunológico, potenciando la producción de glóbulos blancos”, agregó Rojas.
Los beneficios de las aguas termales trasciende lo puramente físico, ya que provocan un estado de relajación profunda que reduce de manera palpable los niveles de estrés y ansiedad. Este efecto calmante no solo se traduce en una mejora sustancial de la calidad del sueño, sino que también promueve una sensación generalizada de bienestar mental y equilibrio emocional.
Otra ventaja a nivel de salud es que la inhalación de los vapores cargados de minerales que emanan de las aguas termales puede ser muy beneficiosa para el sistema respiratorio. Estos actúan como un descongestionante natural, ayudando a limpiar las vías respiratorias. Se han observado mejoras en afecciones como el asma, la bronquitis, la sinusitis y las alergias respiratorias, gracias a las propiedades antiinflamatorias y antisépticas de ciertos minerales presentes en el vapor.
Rojas mencionó que “en un mundo caracterizado por el ritmo acelerado y la constante presión, las aguas termales emergen como un oasis de quietud, una inversión natural y profunda en la salud integral que invita a las personas a reconectar plenamente con su cuerpo y a encontrar una paz duradera en uno de los regalos más extraordinarios de la naturaleza”.
Finalmente, en el caso particular del Hotel Arenal Manoa, posee con piscinas de aguas termales y un spa que ofrece diferentes opciones de masajes, envolturas corporales y faciales, que contribuyen a reducir el estrés de las personas.
“Es importante que las personas tengan en cuenta que las aguas termales al ser de origen natural no es recomendable sumergirse por completo y cada cierto tiempo, de estar en ellas es recomendable liberar el pecho del calor para la oxigenación”, agregó Rojas.