
Cada vez con más frecuencia los gestores de inversiones, operadoras de pensiones, asociaciones solidaristas, entre otros participantes del mercado bursátil financiero nos hacemos la misma pregunta: ¿qué hacemos con los colones?
De forma contundente el mercado nacional se ha quedado corto en alternativas de inversión en colones, lo cual es un problema no sólo para los grandes gestores de inversiones, como las operadoras de pensiones, sino también para los inversionistas medianos y pequeños.
Ausencia de alternativas. Al terminar este primer cuatrimestre, un 41% de la riqueza nacional en moneda nacional está concentrada en bonos fiscales, un ascenso desde 31% en el 2020 y 25.8% hacia abril 2015. En el mismo periodo, la participación del BCCR como emisor pasó de 10.5% a 4.55%.
Otros emisores, como instituciones del estado, fideicomisos, empresas privadas o municipalidades se borraron como emisores de deuda bonificada.
Mientras tanto, en el mercado de liquidez con frecuencia se acumulan saldos diarios por encima del millon de millones de colones y los saldos de colones en cuentas corrientes y cuentas de ahorro bancarias crecen a tasas de dos dígitos.
Por su parte, los emisores bancarios, que enfrentan nula competencia por captación de colones, tampoco están en grandes necesidades por hacerlo, debido a que el crédito por colones, si bien ha repuntado, se diluye entre el gran apetito por crédito en dólares. Por tanto, cuando captan, los rendimientos ofrecidos son, en realidad, poco atractivos, razón por la cual los certificados a plazo se muestran estancados.
La poca competencia que hay en el mercado por los recursos en colones contrasta con un costo de liquidez fijado en 4.00% por parte del Banco Central (BCCR) a través de su tasa de política monetaria.
Riesgos. Para el inversionista en moneda extranjera las alternativas son vastas, tanto en emisores, como en instrumentos gracias a la gran facilidad para invertir en el mercado internacional a través de los puestos de bolsa, o directamente como ya lo hacen inversionistas y operadoras.
Pero esa alternativa no está al alcance de instituciones con mandatos por mantener colones, tampoco es una realidad para inversionistas o empresas medianas y pequeñas, cuyos objetivos o flujos de inversión corresponden a ser invertidos en colones. Estos recursos se invierten de forma poco eficiente, normalmente en certificados con rendimientos muy bajos, sin liquidez y compartiendo el mismo riesgo emisor del resto de la cartera operativa.
Para quienes deben invertir en el mercado local montos más grandes, como asociaciones solidaristas, operadoras de pensiones, fondos de inversión en colones, tesorerías bancarias, entre otros, se ha gestado un alto riesgo de concentración, con dosis mayores a las apropiadas en riesgos de duración y liquidez: la puerta para entrar al mercado local es muy grande, pero para salir no lo es tanto.
En la práctica, a grandes rasgos, una parte del ahorro nacional está financiando al Gobierno, donde prevalece el gasto corriente, y la otra es exportada a los mercados internacionales, y en el medio quedan todas las oportunidades para financiar, a través de los vehículos correctos, necesidades de infraestructura, transporte, vivienda, entra otras que tiene el país.
Urge entonces que el país trabaje en el diseño de una estrategia integral de desarrollo del mercado de valores en colones, que con los proyectos e incentivos adecuados podría llevar a diversificar la oferta de emisores e instrumentos, y canalizar de forma más eficiente el ahorro nacional hacia proyectos productivos que fortalezcan el desarrollo económico y social de Costa Rica.
Artículo escrito por Adriana Rodríguez, Gerente General ACOBO Puesto de Bolsa