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En el sector financiero, modernizar no es una opción sino un imperativo estratégico. Sin embargo, esta modernización tiene que ir más allá de actualizar la tecnología; implica una transformación holística para que las entidades financieras aprendan a operar en ecosistemas de clientes, proveedores y socios. La banca abierta en esencia consiste en: colaborar para ser capaces de proporcionar los mejores servicios financieros posibles donde el cliente los necesita. 

Pero esto supone enormes retos. Si un banco se conecta con sus clientes a través de socios, ¿cómo puede garantizar y responsabilizarse del cumplimiento normativo? Si por ejemplo ofrece préstamos esenciales para que un e-commerce venda, ¿qué acuerdo de nivel de servicio tiene que ofrecer? ¿Cómo se dará soporte técnico a esa conectividad? ¿Cómo es el precio de los productos distribuidos por banca abierta? ¿Cómo es el nuevo modelo de negocio? ¿Cómo no perder la relación con el cliente final? ... etcétera. 

Las regulaciones de open banking en el mundo giran alrededor de un concepto claro: EL CLIENTE ES DUEÑO DE SUS DATOS. Y no sólo es el dueño sino que además las entidades que los almacenan, por ejemplo los bancos, tienen que tener habilitados mecanismos técnicos de compartición con terceros. Estos datos son privados y confidenciales, y por tanto los esquemas de open banking tienen que permitir a los clientes dar instrucciones para compartirlos con terceros de forma segura y controlada. De forma unánime, esta compartición se realiza a través de tecnología API - iniciales de Application Programming Interface en inglés, ya que permite autorizar, revocar, limitar acceso a determinados datos, etc sin necesidad de entregar passwords de canales digitales a terceros. Esta nueva apertura de los datos redefine la experiencia del cliente, acelera la innovación e impulsa la competencia. Por ejemplo, los datos de saldos y movimientos ayudan a que los bancos ofrezcan el mejor préstamo posible a sus clientes, y si el historial de un cliente puede ser compartido con otros bancos a través de open banking, el cliente va a recibir la mejor oferta posible de varias entidades financieras.

Desde el punto de vista de las entidades financieras, el open banking incrementa exponencialmente la necesidad de interoperabilidad, resiliencia, eficiencia y agilidad. En cierta manera, es como si la entidad dejase de ser “sólo” un banco (por ejemplo), para además ser una compañía tecnológica capaz de desarrollar productos y servicios muy ágilmente, servirlos a través de APIs, y operarlos a un coste marginal muy bajo, es decir, muy eficientemente, y además con una disponibilidad muy cercana al aspiracional 100%. Hoy plataformas como Red Hat Openshift son utilizadas por entidades financieras líderes en todo el mundo ya que proporcionan esa capacidad fundacional para interoperabilidad, resiliencia, eficiencia y agilidad como plataforma de aplicaciones, así como la “nube híbrida” de infraestructura (cualquier infraestructura o combinación de infraestructuras).  

Desde un punto de vista operativo, el open banking está creado por desarrolladores y para desarrolladores (“developers”). Hoy muchas entidades financieras ya tienen su propio portal de desarrolladores, para que los desarrolladores de los socios estudien las APIs disponibles, su documentación técnica, y su proceso de integración. Muchos bancos ya están acelerando el desarrollo de sus portales gracias a Red Hat Developer Hub, basado en el proyecto de código abierto Backstage de Spotify. 

En Latinoamérica, las instituciones financieras tienen una doble ventaja, por una parte el sistema cuenta con menos carga de sistemas legados y está más abierto a la innovación, en comparación con regiones como Europa o EE. UU. Por otra parte, hay una fuerte comunidad de emprendimiento e innovación con mucho interés en construir sobre la banca abierta. Experiencias en Brasil han servido para demostrar una extraordinaria capacidad de innovación digital.

Como hemos visto, la banca abierta tiene sentido si y sólo si ayuda al cliente (particular o empresa). Por eso las regulaciones tienen un papel trascendental; guían el cambio protegiendo y creando nuevas oportunidades para los clientes, sin renunciar a la seguridad, privacidad y resiliencia que el sistema financiero debe proporcionar. Estas regulaciones y modelos de negocio presentan diferentes nombres que recogen similares conceptos alrededor de la “apertura”: open banking, open finance, banking as a service, open data, etc. 

El futuro de la banca será abierto, open banking, donde las mejores propuestas para clientes serán consecuencia de la colaboración de varios socios, ofreciendo al cliente el mejor servicio posible, cuando lo necesita y dónde lo necesita. En Red Hat creemos mucho en modelos colaborativos porque la innovación se acelera y mejora cuando es colaborativa, tal y como el código abierto ha demostrado en la industria del software, y está ya empezando a demostrar en la inteligencia artificial con los modelos de open source AI.  El futuro de la banca es open.

Este artículo de opinión fue escrito por Héctor Arias, líder global para el sector bancario en Red Hat.