El océano —en singular, porque desde el punto de vista ambiental es uno solo, totalmente interconectado, que cubre el 71% del planeta, y representa el 95% de la biósfera—, es esencial para la vida en la Tierra.
El 50% del oxígeno (una de cada dos respiraciones que damos) proviene de plantas marinas que absorben el dióxido de carbono del agua y liberan oxígeno. Es, asimismo, el principal regulador del clima y la temperatura global, absorbiendo el 90% del calor generado por la emisión de gases de efecto invernadero. Como el mayor sumidero de dióxido de carbono, absorbe más del 30% .
Por si fuera poco, el trabajo de 60 millones de personas en todo el mundo depende del océano. Solo de la pesca viven 57 millones de personas en el mundo. Suministra 200 millones de toneladas de pescado y mariscos al año, alimentando a aproximadamente el 20% de la población mundial.
El valor de mercado de los recursos marinos y costeros y la industria en desarrollo se estima en 3 billones de dólares al año, lo que representa aproximadamente el 5% del producto interior bruto mundial total.
Es imprescindible para el comercio mundial de mercancías, ya que el 80% del mismo se realiza por mar.
Un océano saludable es indispensable para tener un planeta saludable, pero también para la subsistencia de millones de personas. Tampoco podemos ignorar que nuestro país es 10 veces más océano que territorio terrestre.
Por todo lo anterior, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, Costa Rica ha desarrollado un reconocido liderazgo para la protección de este océano global, en seguimiento a nuestro tradicional compromiso ambiental.
El Tratado para la Conservación y uso Sostenible de la Biodiversidad Marina en Áreas Internacionales
Dado que dos tercios del océano se encuentra en zonas fuera de las jurisdicciones de los Estados, y en vista de que la Convención de las Naciones Unidas (ONU) sobre Derecho del Mar tenía lagunas que habían llevado a que el océano y su biodiversidad siguiera viéndose amenazado, sin normativa que permitiera su protección, Costa Rica se insertó activamente en las discusiones que en el marco de la ONU se llevaban a cabo para el desarrollo de un nuevo Tratado para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina en áreas internacionales (Tratado BBNJ por sus siglas en inglés).
Ese 60% del océano que se pensaba no pertenecía nadie —y por eso estaba a disposición de los países más ricos y poderosos que pudieran acceder a sus recursos—, mediante estas negociaciones se convierte en un área con un marco jurídico que establece estudios de impacto ambiental para las actividades que se realicen en altamar; que dispone el establecimiento de herramientas de manejo ambiental marino, incluyendo áreas marinas protegidas; que establece que los recursos genéticos marinos deben de ser compartidos con los países en desarrollo, y que incluye la transferencia de tecnología marina y la creación de capacidades para los países en desarrollo.
En todo este proceso Costa Rica ocupó un lugar de liderazgo, presentando propuestas que fueron la base para muchas de las negociaciones, como por ejemplo, el proceso para el establecimiento de áreas marinas protegidas, desarrollado en primera instancia por Costa Rica y Mónaco, así como propuestas de principios rectores y desarrollo del concepto de Patrimonio Común de la Humanidad.
La adopción de este Tratado luego de años de negociaciones no solo constituye un éxito del multilateralismo —que algunos consideraban obsoleto—, sino que resulta en la codificación del derecho internacional para la protección de la biodiversidad marina en tiempos en que finalmente se ha empezado a realizar el rol fundamental del océano en la salud del planeta. Y el liderazgo de Costa Rica ha sido ampliamente reconocido. Nuestro país fue también el segundo país en suscribirlo, y el número 22 en ratificarlo, en junio del 2025.
La Autoridad Internacional de Fondos Marinos
El Tratado BBNJ se encargaba de proteger la superficie y la columna de agua del océano en áreas internacionales, pero el resto de las áreas marinas internacionales están bajo la administración y custodia de la humanidad a través de la Autoridad Internacional de Fondos Marinos.
Con sede en Kingston, Jamaica, este órgano creado por la Convención del Mar es el único donde todos los Estados miembros están representados, y tiene a su cargo la administración del suelo y subsuelo en áreas internacionales y sus recursos. Al mismo tiempo se le otorgó el mandato de asegurar la protección eficaz del ambiente marino de cualquier efecto dañino que pueda devenir de actividades en esa zona, que es declarada como patrimonio común de la humanidad.
En el marco de las negociaciones de este organismo, Costa Rica ha alzado su voz, llamando a una prórroga precautoria para que no se autorice la minería en los fondos marinos internacionales mientras no se pueda garantizar la protección efectiva del ambiente marino, sus ecosistemas y flora y fauna, como lo establece la CONVEMAR en su artículo 145. A este llamado se han sumado 32 países más.
La Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano
Luego del trabajo incansable de Costa Rica en temas oceánicos, que durante esta administración se ha formalizado como un eje de nuestra política exterior, los 193 estados miembros de la ONU seleccionaron a nuestro país y a Francia como coanfitriones de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano.
Costa Rica ha trabajado tres años preparando este evento, primero organizando el evento de alto nivel denominado Inmersos en el Cambio, realizado en junio del 2024, donde más de 40 países estuvieron representados compartiendo buenas prácticas para la protección y uso sostenible del mar y sus recursos, y ahora llevando a buen puerto la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC 3, por sus siglas en inglés), la más importante a nivel mundial, donde promovemos el fortalecimiento del vínculo entra la ciencia y la toma de decisiones, la participación de todos los actores, y redoblar el financiamiento para la protección y uso sostenible del océano.
Alrededor de 60 jefes de Estado y de Gobierno participarán, además de más de 30 ministros y muchas otras delegaciones con representantes de alto nivel.
Costa Rica estará representada al más alto nivel, por el presidente de la república, acompañado del canciller, el ministro del Ambiente, y otros jerarcas que cumplen roles cruciales en el desarrollo e implementación de medidas de protección y uso sostenible del océano.
Diez paneles de acción oceánica abordarán temas como la gestión sostenible de ecosistemas marinos y costeros, cooperación científica, financiamiento, contaminación marina, pesca sostenible, incluyendo apoyo a pescadores, economía azul, clima y biodiversidad, cooperación, alimentación sostenible que proviene del océano, y aplicación de acuerdos internacionales.
Adicionalmente habrá tres eventos previos: un congreso científico, un foro para el financiamiento de la economía azul, y un encuentro para abordar el cambio en el nivel del mar.
Costa Rica y Francia contribuyen así con propuestas concretas provenientes de todos los sectores y actores para abordar desde la acción, los desafíos que enfrenta el océano, y con él, el planeta.
El Ministerio de Relaciones Exteriores continuará trabajando con compromiso a través de la diplomacia azul, conscientes de que el papel que hemos asumido en la protección del océano implica la responsabilidad de continuar esforzándonos en pro de una economía azul, que tenga como centro el bienestar de las personas y la salud y buena gobernanza de océano, fuente de vida y pulmón del mundo, para heredar un planeta habitable a las futuras generaciones.
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