A las 18:08 hora de Roma de este miércoles 8 de mayo, el humo blanco que emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina confirmó la elección del nuevo Papa, el número 267 en la historia de la Iglesia Católica, tras obtener al menos 89 votos durante el segundo día de Cónclave.

La señal de la elección desató vítores, aplausos y lágrimas entre los miles de fieles que esperaban en la Plaza de San Pedro, muchos de ellos ondeando banderas de sus países y capturando el momento con sus teléfonos móviles. Las campanas del Vaticano comenzaron a sonar como parte del tradicional anuncio del Habemus Papam.

En los próximos minutos se conocerá el nombre del sucesor de Francisco, cuando el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti —si no ha sido él el elegido—, pronuncie desde el balcón de la basílica el esperado mensaje en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam”.

Mientras tanto, el nuevo Pontífice se encuentra en la llamada “habitación de las lágrimas”, donde se viste con las vestiduras papales por primera vez. Luego, regresa a la Capilla Sixtina para recibir la obediencia de los cardenales y participar en una breve ceremonia que incluye una oración y un pasaje del Evangelio, seguida del canto del Te Deum.

Antes de salir al balcón para su primer saludo como Obispo de Roma, el nuevo Papa se dirigirá por primera vez a la Capilla Paulina para rezar en privado, como parte del ritual solemne que marca el inicio de su pontificado.