El 21 de mayo de 2025, en el marco del Día Nacional de Israel, la viceministra de Asuntos Bilaterales y de Cooperación Internacional, Lydia Peralta, participó en la entrega de una donación de tres carritos multiusos al Hospital Nacional de Niños, realizada por la Embajada de Israel en Costa Rica y las Damas Israelitas de Costa Rica. En su página de Facebook declaraba: “La cooperación de Israel en temas de salud, especialmente con el Hospital Nacional de Niños, refleja una sólida muestra de solidaridad con Costa Rica. Hoy celebramos la vitalidad del Estado de Israel y reafirmamos nuestro compromiso de seguir fortaleciendo una relación bilateral basada en el respeto mutuo y la colaboración”.
Justo debajo de esta noticia, me llegaba una de la BBC que alertaba sobre la muerte inminente de chiquitos palestinos por inanición, si no se lograba distribuir la ayuda humanitaria varada desde hacía más de dos meses en la frontera. No diré nada sobre la ironía, ni la incongruencia, ni el mal gusto de esta donación y su recibimiento, ni de la dirección del Hospital Nacional de Niños que aceptó ser parte de esta indignidad, ni de la primera dama que lo gestionó.
Costa Rica daña su imagen, su legado y su esencia cada vez que decide asociarse con el gobierno de Netanyahu. Un gobierno de supremacistas blancos, de racismo y exclusión, que no esconde su intención de aniquilar la pueblo Palestino. Un gobierno que le hace daño tanto al Estado de Israel como a su pueblo, ahora polarizado. Un gobierno de extremos.
Voy con la misma pregunta que planteé el 19 de mayo en otra columna: ¿a quién le sirven estas poses y estas fotos diplomáticas?
A Israel. Y solo a Israel, y a los empleados israelíes de la embajada, que no solo organizan la donación, sino que además pueden reportar estar “estrechando lazos” y seguir con su diplomacia del zorro, con fotos que mandan a Tel Aviv como prueba de éxito.
A la señora Peralta, viceministra de Asuntos Bilaterales y de Cooperación Internacional, como representante de Cancillería, de este gobierno y del país, le digo: usted, señora, ha aceptado limosna. ¿Tres carritos multiusos? No todos los regalos tienen por qué aceptarse. Unos porque comprometen; otros, porque también comprometen… a salir en la foto, a llenar un auditorio y a aplaudir junto a un representante de un gobierno genocida. Quizá la señora Peralta, acostumbrada a recibir diariamente a la diplomacia en Costa Rica, ya ni piensa en quién recibe. Quizá sea la banalidad del regalo la que hace que ya no perciba que aceptar tres carritos multiusos de un gobierno criminal sea servilismo.
Esto va para Cancillería en general, porque no es cuestión de hablar de una funcionaria que quizá hasta fue obligada a recibir esta donación-limosna.
La Cancillería de Costa Rica se ha comportado con el pueblo palestino de manera cruel. Además del fracaso moral que significa ser aliado del gobierno de Netanyahu, actúa como si las relaciones internacionales fueran entre placas continentales que dependieran de corrientes, vientos y pulsos tectónicos, y no como lo que realmente son: relaciones entre seres humanos.
Esta política exterior hacia el gobierno de Netanyahu no representa en absoluto a los costarricenses. No compartimos absolutamente ningún valor con él, ni con su gobierno. Nada, cero. La Cancillería necesita alzar la voz ante un gobierno al que expertos internacionales en derecho penal internacional, derechos humanos y derecho humanitario han calificado de genocida. Romper relaciones por solidaridad, frente a la desesperación de poblaciones que no han podido satisfacer su hambre en más de dos meses por políticas del gobierno israelí; romperlas porque la mayoría de los crímenes de guerra son contra civiles, y de ellos, miles de chiquitos (y no como victimas colateral del conflicto); romperlas porque son incontables las veces que Netanyahu y sus ministros han jurado terminar con los Palestinos, desplazarlos para que no vuelvan nunca más a Palestina. Repito: esta relación solo es conveniente para Israel, que está en proceso de pariaficarse —convertirse en un paria—, y Costa Rica, como si le debiera algo, como si compartiera valores, acepta tres carritos multiusos para el Hospital Nacional de Niños. Una cobardía moral absoluta aceptarle lo que sea a un gobierno criminal.
Hasta ahora, a Cancillería no le dice nada todo esto. O lo ven como un ejercicio jurídico, de ver si se prueba o no jurídicamente el genocidio, o si es simplemente otro hecho más de la vida internacional. Un conflicto adicional, parte de una lista conservadora que actualmente incluye Rusia-Ucrania, India-Pakistán, Sudán, Sudán del Sur, Etiopía, Myanmar, Yemen, República Democrática del Congo e Israel-Palestina.
Cancillería: ustedes tienen expertos que saben que Israel es una fuerza de ocupación en Palestina, que sostiene un régimen de apartheid y de aniquilación de la población como política de Estado. Urge frenar el genocidio, urge ser una voz coherente con los valores costarricenses. Urge, urge, urge. Están matando, se están muriendo de hambre, los están desplazando, los quieren borrar de su tierra, a la que legítimamente tienen derecho, en la que aún conservan las llaves de sus casas.
Ustedes, “los de Cancillería”, tienen las herramientas para desarrollar una política exterior coherente y detener esta masacre. En el concierto de las naciones, cada país tiene una voz. La inmunidad y la impunidad que se le han permitido a Israel durante décadas nos han llevado a esta tragedia. Actúen con soberanía, no sean más cómplices de la tragedia humana que vemos a diario en Gaza. Usen el capital político que tanto hemos construido y exportado al mundo. Sean coherentes. Apliquen el derecho internacional. No existen excusas. Pueden romper relaciones con Israel, exigir que cesen las hostilidades y pasar a la historia con la frente en alto como Cancillería, devolviéndonos la dignidad como país.
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