
En los últimos años, el emprendimiento ha dejado de ser una alternativa profesional, para convertirse en un eje estratégico dentro de las instituciones de educación superior. Más allá de fomentar la creación de empresas, hoy representa una herramienta pedagógica poderosa que redefine el propósito de la formación académica, fortalece las competencias clave y acerca la educación al dinamismo del mundo real.
Las universidades han comprendido que su papel no se limita a formar profesionales para insertarse en estructuras laborales tradicionales, por el contrario, a inspirar a agentes de cambio. El emprendimiento impulsa esa transformación, cultivando habilidades como la creatividad, la resiliencia, el pensamiento crítico y la capacidad de adaptación, que son esenciales en un contexto global marcado por la incertidumbre y la innovación constante.
Hay que aprender a identificar problemas, diseñar soluciones y liderar procesos de impacto social y económico.
Iniciativas como programas de innovación abierta, mentorías o clases de emprendimiento, están generando ecosistemas internos que enriquecen la experiencia educativa. Estas plataformas no solo conectan estudiantes con el mercado, sino que también estimulan una cultura de colaboración interdisciplinaria, donde ingenieros, diseñadores, comunicadores y administradores pueden trabajar juntos en proyectos reales.
Existe el riesgo de minimizar el emprendimiento si se aborda de forma superficial, por eso, es fundamental que las universidades lo integren de forma crítica y profunda en sus planes de estudio, con acompañamiento serio, reflexión ética y visión de largo plazo.
El emprendimiento en la educación superior prepara a los estudiantes a pensar con autonomía, actuar con propósito y liderar en un mundo que cambia constantemente. Si se cultiva con responsabilidad, puede ser una de las mejores formas de conectar el conocimiento con la acción, y de preparar a los jóvenes para un mundo en constante transformación.
Este artículo de opinión fue escrito por Juan Pablo Cardozo, director general Regional de la Universidad del Istmo y la Universidad San Marcos.