
En los últimos años, el marketing de influencers ha transformado la forma en que las marcas se comunican con sus audiencias. Desde grandes empresas hasta pequeños emprendimientos, todos buscan asociarse con creadores de contenido que conecten con públicos específicos de manera auténtica. Pero, tras su crecimiento vertiginoso, surge una pregunta clave: ¿es esta estrategia realmente sostenible en el tiempo?
Este tipo de marketing se basa en la confianza; a diferencia de la publicidad tradicional, los creadores de contenido generan un vínculo directo con sus seguidores, quienes valoran su estilo de vida, opiniones y recomendaciones. Esta cercanía ha hecho que la tasa de conversión en campañas de este tipo, en muchos casos, sea superior a la de otros canales.
El auge de esta estrategia también ha traído desafíos, la saturación de contenido patrocinado, la falta de transparencia en algunos casos y el uso de métricas infladas o audiencias falsas han comenzado a poner en duda su efectividad a largo plazo. Las nuevas generaciones de consumidores demandan cada vez más autenticidad, responsabilidad social y coherencia ética por parte de los influencers y las marcas que los respaldan.
Este tipo de estrategias sólo serán sostenibles si se evoluciona hacia modelos más responsables, donde predominen las colaboraciones genuinas, el contenido de valor y la construcción de comunidades reales. Para las marcas, esto implica seleccionar aliados estratégicos, no solo por su número de seguidores, sino por su credibilidad, alineación con los valores corporativos y compromiso con el contenido ético.
Por otra parte, los influencers también enfrentan el reto de personalizar su actividad, ser transparentes con sus audiencias y mantener su autenticidad en un entorno cada vez más competitivo.
El marketing con creadores de contenido no es una moda pasajera, pero su sostenibilidad dependerá de la capacidad del ecosistema para adaptarse con responsabilidad, transparencia e innovación a las nuevas exigencias del mercado y de los consumidores.
Este artículo de opinión fue escrito por Carolina Jiménez, directora de Mercadeo y Comunicación de la Universidad San Marcos.