Como los abejones de mayo, han vuelto a surgir una serie de iniciativas legislativas para devolver el patrimonio formado al amparo del Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROP).
El Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), en su Guía de Educación Financiera II, define la pensión como un pago periódico que se recibe una vez finalizada la vida laboral y que la persona construye durante toda su vida laboral. A su vez indica que la pensión por vejez se otorga una vez que la persona ha cumplido los requisitos de edad y número de cotizaciones establecidos por el régimen.
Es decir, que la pensión constituye el medio económico con el que se financia la persona trabajadora una vez que se retira de su vida laboral. Como sabemos, en Costa Rica, la pensión está compuesta por una porción que otorga el régimen básico, que para la mayoría de los trabajadores lo constituye el Seguro de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) que administra la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS); y, otra parte la aporta el ROP, de manera que dicho pago periódico, busca garantizar un ingreso decente para la persona jubilada.
Para cada uno de estos componentes de la pensión, nosotros como trabajadores aportamos un porcentaje sobre nuestro salario bruto. En el caso del IVM un 4,17% del salario y en el caso del ROP un 1%. También los patronos contribuyen a ambos regímenes con un aporte igual a 5,42% en el IVM y 3.25% en el ROP. Finalmente, el Estado aporta al IVM un 1,57%. Es decir, que quien hace la mayor aportación al patrimonio sobre el cual se calcula la pensión son los patronos.
Por lo anterior, en el caso del ROP cuando se escuchan voces que pretenden su devolución hoy, argumentando que es un ahorro que ha hecho el trabajador, se les olvida, que de ese aporte el trabajador solo contribuye con menos de una cuarta parte, porque el 77% restante lo aporta el patrono.
Pensar en la pensión sin el IVM o sin el ROP es atentar contra la unidad de patrimonio que constituye la pensión hoy día en el país, ya que el objetivo de este segundo es complementar los beneficios establecidos en el Régimen del IVM de la CCSS o sus sustitutos, para todos los trabajadores dependientes o asalariados (artículo 9 Ley del Protección al Trabajador), es decir, que no debemos ver la pensión como compuesta por dos partes independientes entre sí, sino que guardan una unidad, cuyo fin es que, finalizada la vida laboral de la persona trabajadora, reciba un pago periódico que constituye en sí una unidad que busca una vejez digna para los y las jubiladas.
Por ello, cuando hoy vemos proyectos de ley como el que se tramita bajo el expediente 24.955, que busca reformar los artículos 20, 22 y 25 de la Ley de Protección al Trabajador, con “el fin de devolverle al trabajador la libertad de decisión sobre el uso de su propio ahorro, sin restricciones basadas en la fecha de retiro ni en limitaciones impuestas por el sistema actual”; o bien, el expediente 24.984, que busca devolver el ROP según el monto de pensión que se perciba por el IVM, es necesario analizar con cuidado estos planteamientos.
En primer lugar, devolverle al trabajador la libertad de decisión sobre su propio ahorro, parte de la presunción de que el aporte al régimen obligatorio de pensiones complementario es un ahorro, es decir una suma cualquiera que tomo de mi ingreso disponible, coloco en algún tipo de instrumento financiero y sobre el cual tengo absoluta discreción. Ahora bien, hablar de ahorro del trabajador es hablar únicamente del 1% que se aporta al ROP, porque la otra gran mayoría la aporta el patrono. En consecuencia, si se acepta la tesis de que este aporte es un ahorro, entonces debería estarse hablando del 1% que se cotiza mensualmente y no de la totalidad del 4,25% que se allega al ROP, el aporte patronal al igual que el del trabajador a un fondo de pensiones no a un fondo de ahorros.
Pero, por supuesto que el aporte al ROP no comparte la naturaleza de un ahorro puro y simple, ya que este es un aporte de un 1% de mi salario que yo hago a un patrimonio individual que estoy dispuesto a recibir en tractos, según la modalidad que adopte una vez que me jubile. Por ello, no es válido lo que proponen los proyectos de ley de que la devolución pueda hacerse en un solo tracto o en varios tractos, ya que no se trata de un ahorro, sino de un fondo que hemos creado trabajadores y patronos para complementar la suma que recibo como pensión del régimen básico (IVM) mitigando el riesgo de longevidad.
Adicionalmente, con esa lógica, entonces cualquier jubilado tendría la posibilidad de ejercer dicha libertad de decisión sobre el “ahorro” que hace mensualmente a la CCSS como aporte al IVM, lo cual a todas luces no es así porque la naturaleza del aporte no es de ahorro, sino de una suma que busca la creación de un patrimonio que será devuelto en tractos una vez que la persona trabajadora se acoja a la jubilación, con el agravante de que la Caja solo devuelve una porción que, en el mejor de los casos, puede llegar al 60% del ingreso obtenido en los últimos años. Mientras que el patrimonio que se ha creado con el ROP se devuelve íntegro, en función de los rendimientos que se obtenga de la inversión de estos recursos y que se adiciona al tracto que devuelve el IVM para conformar un único monto que asegura un ingreso suficiente para llevar la vejez.
Estas propuestas distan mucho de ser una solución que vaya a favorecer a las personas trabajadoras, sino más bien a la persona que la propone, para ganar simpatías y que forma parte del virus populista que enferma a nuestra democracia, a la política y a las ambiciones de poder de algunos politiqueros, que demuestra una ignorancia absoluta de lo qué es una pensión y para qué se ha creado. Como propuesta populista que es, tiene una visión de cortísimo alcance, porque el populismo vive del presente y poco le importa el mediano o el largo plazo.
Con el panorama que perfila el IVM y los otros regímenes básicos institucionales, es una absoluta irresponsabilidad proponer proyectos como los que constan en los expedientes legislativos de marras, porque no tienen la más mínima perspectiva de lo que puede ser a futuro la realidad de nuestros adultos mayores, población que va en crecimiento y que si no tiene un sistema de pensiones sólido lo que tendremos será un montón de personas mayores sumidas en la pobreza, lo cual siempre es el resultado de cualquier medida “social” populista, carente de fundamento y cortoplacista.
Para agregar, ahora otra diputada, está hablando de proponer otro proyecto para devolver un porcentaje al momento de jubilarse la persona, y el resto a 10 años, “tras de que éramos tantos parió la abuela”.
Yo soy una persona jubilada y la unidad de ingresos que constituye el monto que otorga el IVM y el ROP me asegura un ingreso mensual suficiente para hacer frente a mis gastos y mis proyectos. No privemos a nuestros futuros pensionados y pensionadas de esa posibilidad de tener un ingreso mejor que el que puede asegurarles la Caja, ya que, si bien será absolutamente voluntario llevarse el ROP en un solo tracto o en tractos a través del tiempo, sabemos que la posibilidad de tener un monto cualquiera adicional a la liquidación que se recibe cuando la persona se retira, es muy fácil gastarlo y después tratar de pasarle la factura de una mala decisión al estado, cuando cada vez tenemos menos trabajadores y menos cotizantes a los regímenes vigentes y no existe ninguna voluntad política para tomar las decisiones que deben tomarse a fin de buscar nuevas fuentes de financiamiento a estos regímenes y limitar algunos beneficios que exacerban la capacidad de atender todas sus obligaciones de los regímenes existentes.
Si realmente a un político o política de verdad le interesa el bienestar de los adultos mayores actuales y futuros, arróllense las mangas y busquen, aunque sea con ayuda de la inteligencia artificial, opciones novedosas para fortalecer el IVM y reformar los regímenes institucionales, eso no es populista, no genera simpatías, pero ese el reto que políticos de verdad deben asumir y empujar desde su posición de poder, en este caso en la Asamblea Legislativa. Destruir es muy fácil, construir es una tarea de héroes. No será héroe o heroína quien destruya al ROP pero sí quien reconfigure para otros 100 años, con ideas frescas y puestas en marcha, el sistema de pensiones costarricense.
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