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Especialistas hacen un llamado a la prevención, diagnóstico temprano y estilos de vida saludables, en especial ante el aumento de casos de hígado graso y cáncer hepático.

En el marco del Día Mundial del Hígado, se hace un llamado urgente a la conciencia sobre la importancia de cuidar de este órgano vital. Conocido como el gran laboratorio del cuerpo, el hígado cumple más de cinco mil funciones esenciales, incluyendo la desintoxicación, la producción de bilis, la síntesis de proteínas, el almacenamiento de nutrientes y el metabolismo de medicamentos y sustancias externas. A pesar de su relevancia, muchas enfermedades hepáticas se desarrollan silenciosamente, mostrando síntomas solo en fases avanzadas.

Uno de los principales problemas de salud hepática a nivel global es el hígado graso por disfunción metabólica, una condición que afecta a más de un tercio de la población adulta mundial y al 10% de los niños, según datos de la Organización Mundial de la Salud. En Costa Rica, esta es ya la causa más común de enfermedad hepática terminal.

La doctora Carolina Gutiérrez, Gastroenteróloga de Clínica Equilibrium, explicó:

El 20% de las mujeres mayores de 18 años y el 30% de los hombres padecen algún grado de hígado graso. Además, el 90% de los casos de cáncer de hígado se originan en hígados cirróticos. Es fundamental entender que el hígado tiene una capacidad impresionante de regeneración, pero si el daño se mantiene en el tiempo, puede volverse irreversible

Contrario a lo que se pensaba en el pasado, la cirrosis no es exclusiva del consumo excesivo de alcohol. Esta enfermedad representa el estadio final de cualquier daño crónico al hígado y puede desarrollarse por múltiples factores, incluidos la obesidad, el síndrome metabólico o infecciones virales como la hepatitis B y C. El problema es que muchas veces no hay síntomas hasta que el daño es severo.

Entre los signos de un hígado enfermo se encuentran:

  • Dolor o hinchazón abdominal
  • Náuseas, vómitos o pérdida de apetito
  • Ictericia (coloración amarilla de piel y ojos)
  • Fatiga persistente
  • Sangrado digestivo
  • Desorientación, hipersomnolencia o cambios de personalidad

El diagnóstico temprano es clave. Exámenes como pruebas de coagulación, albúmina o hemogramas permiten evaluar la función hepática. Además, tecnologías como la elastografía transitoria (Fibroscan) han revolucionado el diagnóstico de fibrosis hepática al ser indoloras, rápidas y seguras.

La especialista añadió:

El hígado tiene una capacidad enorme para recuperarse si se detecta el problema a tiempo. Por eso, es fundamental realizar controles regulares, sobre todo si hay factores de riesgo como obesidad, consumo habitual de alcohol, antecedentes familiares o presencia de enfermedades metabólicas”.

Consejos para mantener un hígado saludable

Los especialistas recomiendan:

  • Dieta balanceada: rica en frutas, vegetales, fibras y baja en grasas saturadas y azúcares.
  • Hidratación adecuada: tomar suficiente agua para facilitar la eliminación de toxinas.
  • Ejercicio físico regular: ayuda a mantener un peso saludable y mejora la función hepática.
  • Evitar el exceso de alcohol y el tabaquismo: incluso el consumo moderado debe ser consciente.
  • Evitar suplementos sin supervisión médica: algunos productos “naturales” pueden ser tóxicos para el hígado.
  • Conocer el estado de vacunación y hacerse chequeos regulares, especialmente en grupos de riesgo.

El exceso de comidas grasosas y alcohol puede generar sobrecargas al hígado, exacerbando condiciones como la esteatosis hepática (hígado graso). Aunque este órgano puede regenerarse con solo un 25% de su masa, las agresiones constantes pueden superar su capacidad de recuperación y derivar en enfermedades crónicas.

La doctora Gutiérrez concluyó:

Es fundamental cambiar el paradigma y comenzar a ver al hígado como el centro de operaciones del organismo. La prevención es nuestra mejor herramienta para evitar que una enfermedad silenciosa termine comprometiendo seriamente la calidad de vida”.

La especialista recalca tomar conciencia, informarse y adoptar hábitos de vida que protejan este órgano clave para nuestra salud y bienestar.