Después de una larga espera llegó el día de escuchar el trabajo del nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) el maestro Andrés Salado, español de sólo 42 años. El viernes pasado en la noche se inauguró el primer concierto de temporada de la OSN, con un éxito desbordante. La aparición en el escenario del nuevo director titular, explicando detalladamente el repertorio que se escucharía, rompió el hielo con el público. Fui al concierto de repetición del domingo 2 de Marzo, por lo tanto no pude ver el acto inaugural del viernes anterior, presidido por el ministro de Cultura Jorge Rodríguez y Guillermo Madriz , director del Teatro Nacional. Entre ambos le dieron la bienvenida y le obsequiaron un cuadro con el Teatro Nacional pintado con plumilla y una camiseta de la Selección Nacional de fútbol.  Hace muchos años no sucedía lo que pasó con estos dos  conciertos de la OSN: ambas funciones con taquilla agotada. Esto nos confirma lo tan esperado que fue para el público ver el resultado del director titular recién nombrado.

El domingo, se veía al público inquieto, todos estábamos cargados de pensamientos y no esperamos tener la dicha de escuchar lo que escuchamos: obras del repertorio clásico romántico, ejecutadas magistralmente.

El programa inició con la Obertura de la ópera “La Novia Vendida” de Smetana. Seguidamente el pianista español Juan Pérez Floristán nos regaló una versión del Concierto #2 de Rachmaninoff cargada de cambios de dinámica raramente escuchados. Para explicar qué es la dinámica en una obra musical, es lo fuerte (f) o suave (p) que suena una obra. Difícilmente se escuchan largos pianissimos en una orquesta sinfónica, ya que dada la cantidad de instrumentos es muy difícil de lograr. La orquesta siguió a la perfección las indicaciones del maestro Salado. Nos regalaron una obertura cargada de emociones y de contrastes de la dinámica muy notorios. La ejecución del  pianista Floristán, fue la de un virtuoso, absolutamente vertido a una interpretación con pianissimos extremos. Para Salado fue el gran trabajo de que la orquesta tocara en triple piano para no tapar al pianista. Así tuvimos una versión como pocas veces he escuchado de esta mágica obra.

Juan Pérez tiene un dominio técnico absoluto, pero lo que más impresiona son sus largos pianissimos y súbitamente una subida al forte (fuerte) más elevado. Salado lo siguió a la perfección en todo momento. Al final de la obra casi todo el público se levantó a aplaudirle y aplaudirle hasta que le sacamos un bis (pieza regalada al público fuera de programa). Ejecutó un Preludio de Rachmaninoff. Este maravilloso pianista, ganador de  dos importantes competencias (Concurso Internacional de Piano Paloma O'Shea en el 2015 y Concurso Internacional de Piano Arthur Rubistein en el 2021) va a sobresalir muy pronto a nivel mundial. Solo tiene 31 años y toca como “uno de los grandes”. Fue un regalo a nuestro público que el director Andrés Salado lo conociera personalmente y le pidiera venir a tocar a nuestro país. 

La Sinfonía #8 de Dvorák fue una fiesta musical. Se caracterizó por esos cambios de dinámica extremos los cuales sorprendieron al público. Al finalizar los “bravo” fueron gritados muchísimas veces. Todos estábamos felices de saber que nuestra OSN cuenta ya con un director titular el cual va a ayudarles a elevar su nivel de interpretación. Se nota las ganas que tiene el maestro Salado de trabajar cada detalle con la OSN, la cual reaccionó profesionalmente. En solo 5 días de ensayo prepararon este magnífico programa. Imagínense cuando regrese Salado en julio para dirigir 5 conciertos más, el magnífico resultado que tendremos. Él se desempeña actualmente como director titular de una orquesta española y debe terminar sus compromisos adquiridos desde hace tiempo. Me queda por felicitar a las autoridades que hicieron la escogencia del director titular nuevo para la OSN. ¡Excelente escogencia!