Este mes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) emitió su Estudio Económico sobre Costa Rica 2025. Es un análisis muy importante de nuestra realidad económica, que contiene valiosas recomendaciones de política que bien pueden orientar un debate serio y constructivo sobre cambios convenientes para mejorar el bienestar de nuestros habitantes.

De nuestra situación actual se destacan varios elementos positivos importantes.

A mi modo de ver uno de los principales es el crecimiento de la producción que muestra una recuperación muy considerable y beneficiosa después de la pandemia. De 2019 a 2024, la tasa promedio de crecimiento del producto interno bruto (PIB) ha sido de un 3,5%. Esto es bueno si se compara con los países de OCDE, con Estados Unidos o con América Latina en este período que incluye la grave disminución de la producción que produjo la pandemia. Ya en 2024 se recuperó el nivel de empleo anterior a la pandemia.

La OCDE estima que en este año y el próximo el crecimiento del PIB será del 3,8%, lo que considera robusto.

La inflación ha sido controlada mejor que en la mayor parte de los países.

La situación fiscal ha seguido mejorando después de las reformas de 2018, sobre todo por la aplicación de la regla fiscal que fue parte de esas reformas. A finales de 2024, la relación de deuda pública a PIB bajó del 60% y la OCDE considera que con la política actual continuará decreciendo.

Las exportaciones han sido robustas, las del régimen de comercio preferente han crecido muy rápidamente incluidas las de servicios, y la inversión directa extranjera ha sido más que suficiente para financiar el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

Es adecuado darnos un golpecito en la espalda y estar satisfechos con lo logrado.

Pero la OCDE también señala la necesidad de efectuar importantes cambios debido a la situación de pobreza de la quinta parte de la población del país; el atraso en la satisfacción de sus necesidades de la población de las zonas costeras y fronterizas en relación con los habitantes de la Meseta Central; la poca calidad de la infraestructura vial y portuaria; las necesidades de inversión en agua, manejo de aguas negras y generación eléctrica y las deficiencias en educación, salud y servicios sociales.

Ni el crecimiento proyectado ni los datos fiscales proyectados con la estructura económica actual son capaces de lograr avances significativos en esos campos. Tampoco las políticas sociales en curso, ni la infraestructura existente.

No se ha logrado ni siquiera volver a la tasa de ocupación anterior a la pandemia, y la tasa de ocupación femenina es la más baja de todas las naciones de OCDE con excepción de Turquía. Es un 28% menor al promedio de la participación femenina en el mercado laboral de OCDE.

OCDE sugiere importantes transformaciones. Las reformas sugeridas permitirían aumentar la tasa de crecimiento del PIB en un punto porcentual anual.

No es posible hacer justicia ni siquiera enumerando todas las áreas en las que la OCDE sugiere transformaciones, mucho menos señalar las transformaciones requeridas. Por eso simplemente hago una breve enunciación de algunas de las áreas que este informe indica.

En cuanto al sector fiscal se propone variaciones en la administración del gasto, de los impuestos y del endeudamiento, lo mismo que transformación de algunos impuestos, eliminación de exenciones y redireccionamiento de los gastos. Además de permitir un incremento neto en los ingresos y en los gastos y disminuir mucho más aceleradamente la relación deuda pública a PIB, las reformas propuestas facilitarían bajar la proporción de trabajo informal, aumentar la eficiencia de la producción y generar mayor preparación a los trabajadores para que puedan acceder a las oportunidades laborales más calificadas que se están generando y que no se puede actualmente satisfacer. Se hace especial referencia al desajuste entre la educación actual y la requerida para crecer más y generar mayor justicia y oportunidad de progreso social.

Entre las reformas sugeridas están varias para mejorar la administración de la inversión en infraestructura y para volver a utilizar intensamente, como hicimos durante mi administración, las alianzas público-privadas para dotar al país de una adecuada estructura de transportes, de electricidad y de suministro de agua y disposición de aguas negras y desechos sólidos.

La evolución hacia una economía carbono neutral para 2050 requiere una transformación en el sector eléctrico, en la línea de la reforma para apertura de ese sector que se tramita actualmente por iniciativa del gobierno y con gran liderazgo de la diputada Daniela Rojas.

Parte fundamental de las transformaciones para aumentar la capacidad productiva del país y así poder atender mejor sus insatisfechas necesidades son las necesarias para aumentar sustancialmente la participación femenina en la fuerza laboral.

En esta misma línea se incluyen sugerencias para cambios concretos a fin de incrementar la innovación, la competencia y para mejor aprovechar las oportunidades del comercio internacional.

Se hace referencia a una anterior recomendación de OCDE para desarrollar una pensión básica universal como parte de nuestro sistema de seguridad social, pero no se desarrolla este concepto ni se integra analíticamente con el resto de las transformaciones fiscales y de acción social recomendadas.

En mi concepto esta es una debilidad de este informe por la drasticidad de la transformación de la composición etaria de la población que ahora enfrentamos, y que debe ser parte de todo análisis sobre la evolución de la producción y el sistema fiscal costarricense, aunque sí se toman en cuenta los cambios demográficos para proyectar los escenarios fiscales con y sin las reformas propuestas.

En mi concepto otras debilidades de este valioso aporte de OCDE son la no consideración detallada del impacto en el desarrollo económico futuro de Costa Rica del aumento del crimen organizado y los delitos, así como de las políticas de la Administración Trump que aumentan el deterioro del comercio internacional reglado.

No tengo duda de que toda propuesta seria de política económica deberá considerar cuidadosamente este Estudio Económico de la OCDE: Costa Rica 2025.

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