El desarrollo económico y la competitividad de Costa Rica dependen en gran medida de la capacidad de sus empresas para innovar y adaptarse a un entorno global en constante evolución. En este contexto, las mujeres empresarias juegan un papel fundamental, no solo como impulsoras de la economía, sino también como agentes de cambio en la sostenibilidad y la inclusión social. Sin embargo, de acuerdo con el estudio del Global Entrepreneurship Monitor (GEM, 2025), el 49% de los países analizados reportan barreras significativas para que las mujeres accedan a recursos empresariales.

La necesidad de fortalecer el liderazgo empresarial femenino cobra aún más relevancia en el contexto de los desafíos estructurales que enfrenta Costa Rica. Según el Estudio Económico de la OCDE: Costa Rica 2025, la baja participación femenina en el mercado laboral es uno de los mayores desafíos para el desarrollo económico y la equidad en Costa Rica. Según la OCDE, la participación de las mujeres en la fuerza laboral del país es 27 puntos porcentuales menor que la de los hombres, quedando rezagada frente a otros países de la OCDE y pares regionales. Este fenómeno se debe, en gran parte, a la carga desproporcionada de responsabilidades de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, que limita especialmente la inserción laboral de las mujeres de menores ingresos, cuya tasa de participación es inferior al 40%. En el caso de mujeres empresarias que han participado en nuestros programas, este tiempo de trabajo no remunerado representa, en promedio, un 40% del tiempo total.

La OCDE advierte, además, que solo el 7% de los niños entre 0 y 2 años en Costa Rica están inscritos en instituciones de educación y cuidado de la primera infancia, lo que obstaculiza la participación laboral femenina. Actualmente, la red de educación temprana cubre solo al 40% de las familias en condición de pobreza, lo que resalta la urgencia de ampliar estos servicios para permitir que más mujeres puedan integrarse a la economía del país.

En este contexto, programas como los impulsados por la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR) en alianza con CENPROMYPE y la Agencia Luxemburguesa de Cooperación para el Desarrollo (Luxdevelopment) cobran una relevancia clave para fortalecer el liderazgo y la autonomía económica de las mujeres empresarias. A través de estas iniciativas, más de 150 empresarias han mejorado la gestión y competitividad de sus negocios en el mercado.

A nivel regional, el Programa Regional de Promoción de la Empresarialidad Femenina (PREFEM), del que formamos parte con la implementación de dos programas, ha logrado avances significativos en su autonomía económica, su acceso a tecnología y su capacidad para consolidar redes empresariales. Datos recientes indican que el 89% de las participantes alcanzó autonomía económica, el 80% mejoró su uso de tecnología en sus negocios y el 77% logró dedicarse exclusivamente a su empresa. Estos resultados evidencian que la inversión en mujeres empresarias no solo es necesaria, sino que genera un alto impacto económico y social. En efecto, estimaciones del FMI muestran que si se logra llevar la participación de las mujeres en la economía al 61%, el producto interno bruto (PIB) per cápita podría aumentar hasta un 10%.

Invertir en mujeres empresarias: una estrategia rentable y sostenible

Además, existen datos evidencian que invertir en empresas lideradas por mujeres no solo impulsa la equidad, sino que también es rentable. De acuerdo con el GEM, las mujeres emprendedoras están creando negocios más sostenibles que los hombres, con una tasa de deserción un 35% menor. En esta línea, en términos de sostenibilidad, el 78% de los emprendedores en etapa inicial priorizan la sostenibilidad social y ambiental sobre las ganancias, con las mujeres a la vanguardia de este enfoque. Estos datos refuerzan la idea de que las empresas lideradas por mujeres no solo son más resilientes y rentables, sino que también están contribuyendo a la construcción de modelos de negocio más sostenibles y socialmente responsables.

Por ello, impulsar políticas y programas que fomenten la participación de mujeres en el mundo empresarial no es solo un tema de equidad, sino una estrategia fundamental para el desarrollo económico sostenible del país. Desde la CICR, seguimos comprometidos con generar espacios y oportunidades para fortalecer el talento femenino, promoviendo iniciativas para reducir las brechas de género en el ámbito empresarial, promoviendo el acceso de las mujeres a financiamiento, redes de contacto y formación de alto nivel. Nuestra apuesta es clara: un sector productivo más inclusivo es también un sector más innovador, eficiente y competitivo.

Para ello, es clave que más actores se sumen a esta agenda. Gobiernos, academia, instituciones financieras y el sector privado deben comprometerse activamente con la promoción de la empresarialidad femenina, no solo como un tema de derechos o equidad, sino como una estrategia fundamental para el crecimiento y desarrollo sostenible de la región.

El futuro del tejido empresarial costarricense y regional no puede construirse sin el talento, liderazgo y creatividad de las mujeres. Impulsarlas es una inversión estratégica con retornos claros en innovación, productividad y bienestar económico. En la CICR, reafirmamos nuestro compromiso de seguir abriendo espacios y generando oportunidades para que las mujeres empresarias sigan transformando la industria y la sociedad.

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