Estoy muy cerca, casi que podría asegurar que va a suceder este mes, de terminar el manuscrito de mi siguiente novela. Cuando escribo tengo todo un ritual mental que me ayuda a establecerme en el ambiente adecuado para escribir. Por lo general, me siento en mi terraza, o en mi oficina, y escribo. Me encierro mentalmente y me desconecto del mundo, con la esperanza de que esas líneas que estoy escribiendo tengan sentido artístico cuando alguien las lea hasta que…una notificación llega a mi celular. Esa noche específica, olvidé poner el “No Molestar” que siempre pongo. En ese momento me cuestioné, ¿cómo se puede escribir en un mundo que está diseñado para dispersarnos con flujos interminables de información?
La tecnología ha hecho más fácil el proceso de escritura y publicación en esta época, pero también ha traido mucho retos que se deben manejar a nivel artístico. El escribir es un proceso que requiere atención sostenida, en el que se involucran la corteza prefrontal, el hipocampo y el sistema límbico. Las distracciones digitales interrumpen ese proceso de creatividad.
Cada vez que revisamos el celular o hacemos ese interminable scroll en las redes sociales el cerebo experimenta lo que se conoce como “cambio de contexto”. Creemos, como artistas, que estamos haciendo el famoso multitasking, pero en realidad estamos fragmentando nuestra atención. Este tipo de situaciones drenan la energía creativa.
Lo cual es irónico, porque la tecnología le da al escritor acceso a información, fuentes de inspiración y comunidades de escritores a nivel global. Sin embargo, sin el cuidado adecuado, esas mismas herramientas son fuente de procrastinación. Como cuando estamos en modo “research” para nuestra novela y terminamos viendo videos de gatos en YouTube.
Algunas cosas que empezaré a poner en práctica para ayudarme en mi proceso creativo de ahora en adelante, y que de repente les puede servir, es tener espacios para escribir sin conexión a internet, aplicaciones que bloquean redes sociales o notificaciones y usar técnicas como la Pomodoro para escribir enfocados. Además, se pueden leer libros físicos y si usamos e-readers, usarlos sin internet.
Escribir en estos tiempos es un acto de resistencia, es una declaración de intenciones. El mundo ha evolucionado pero el arte se mantiene. Es lo que perdura a través del tiempo y nos trae fragmentos del pasado. Así que, a pesar de la cantidad de distracciones que tenemos actualmente, sigamos creativos. Si nos comienzan a decir que estamos demasiado enfocados en crear, podemos, como siempre, echarla la culpa al arte.