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Fundación Casa de los Niños destaca la importancia de la sanación emocional como clave para la equidad de género.

A pesar de los avances en derechos y oportunidades, las mujeres en Costa Rica siguen enfrentando una carga emocional que obstaculiza su desarrollo pleno. Culpa, miedo, expectativas sociales y la doble carga de trabajo siguen pesando sobre ellas, dificultando su bienestar y su acceso a la igualdad de condiciones.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, la Fundación Casa de los Niños subraya que los retos pendientes para la equidad no solo están en el ámbito laboral o educativo, sino también en la esfera personal y emocional.

La dimensión interna de la mujer, que involucra sus emociones, sentimientos, miedos y culpas, sigue estando profundamente influenciada por estructuras históricas y sociales. Es un aspecto que tarda más en cambiar, incluso cuando hay un progreso evidente a nivel externo”, explicó Catalina Chaves, psicóloga y directora ejecutiva de la fundación.

Entre el agotamiento y la autocrítica

El análisis de la organización apunta a que las mujeres han sido socializadas para priorizar el bienestar de los demás, lo que genera un desgaste emocional significativo. La presión de ser empáticas y comprensivas, sumada a la autocrítica y el temor al juicio social, puede derivar en ansiedad, depresión y baja autoestima.

Además, persisten los mandatos de ser madres, cuidadoras y trabajadoras ejemplares, lo que genera una doble carga que no ha sido completamente redistribuida en la sociedad. “Aunque hay mayor participación de los hombres en las tareas domésticas, la carga mental y emocional sigue recayendo en las mujeres, lo que afecta su bienestar y su desarrollo personal”, añadió Chaves.

Sanar para avanzar

Para la fundación, el trabajo en la equidad debe incluir espacios de sanación emocional para que las mujeres puedan cuestionar y desaprender los patrones que las limitan. “Es clave fomentar el empoderamiento psicológico y la construcción de una identidad propia, libre de la carga de la perfección y las expectativas externas”, concluyó Chaves.

A pesar de los avances en leyes y políticas públicas, los cambios estructurales deben ir acompañados de una transformación cultural que permita a las mujeres vivir sin la constante presión de cumplir con roles impuestos.