Remontémonos al 2016, cuando comencé a trabajar como asesora de las comisiones del Concejo Municipal del Distrito de Cóbano. Fue entonces cuando mi amor por la política cobró fuerza, motivada por una presentación de Carolina Delgado sobre una ley que ella acababa de liderar. La Ley 9221 (Ley Marco para la Declaratoria de Zona Urbana Litoral y su régimen de uso y aprovechamiento territorial) fue el catalizador que me impulsó a adentrarme en el mundo político. Posteriormente, me integré a la Comisión de Planes Reguladores en 2018, comisión en la cual continúo trabajando hasta la fecha. Sin embargo, este trabajo en las comisiones, en ocasiones invisible para los jerarcas de turno, fue el que me llevó a involucrarme en un movimiento político en 2019. Para mi sorpresa, ganamos las elecciones y asumimos la dirección del Consejo Municipal de Cóbano en medio de la pandemia. Esta explicación sirve como contexto para entender por qué soy una fiel defensora del proyecto del cantonato.
Al comenzar nuestras labores, nos encontramos con uno de los mayores obstáculos de ser un Concejo Municipal de Distrito que, a pesar de la ley, seguimos en una situación ambigua. Nos encontramos atrapados en una definición legal, establecida por la Ley 8173 de 2001, que nos otorga una autonomía limitada, similar o casi idéntica a la de una municipalidad. Para mí, esta es la figura ideal para dar autonomía a los territorios, y una vez que estos se fortalecen, proceder con la creación del cantón. Esto es algo que, por ejemplo, el cantón de Río Cuarto debió haber experimentado en su momento.
Sin embargo, una de las falencias más evidentes de ser Concejo Municipal de Distrito es que dependemos de ciertos trámites burocráticos de nuestra municipalidad madre: la Municipalidad de Puntarenas, a la que estamos ligados desde 1986, hace 39 años. Uno de estos trámites es la aprobación del presupuesto municipal. Para quienes no lo saben (e incluyo a algunos diputados, en la Asamblea Legislativa, que ignoran este hecho), el Concejo Municipal del Distrito de Cóbano recauda sus propios ingresos y genera su presupuesto de manera autónoma, derivado de los diferentes servicios y tributos pagados por los habitantes de nuestro distrito. No somos parte del presupuesto de Puntarenas, recaudamos y elaboramos nuestros presupuestos, que luego enviamos a Puntarenas para que los incluyan en su presentación ante la Contraloría. En muchos casos, para nuestro detrimento, esto se traduce en que, si Puntarenas no aprueba o no envía los documentos a tiempo, nos quedamos sin presupuesto. Y este es solo uno de los muchos ejemplos de cómo dependemos absurdamente de una municipalidad sobrecargada de funciones, que no está en posición de cumplir con las necesidades del territorio peninsular.
El territorio peninsular... otro tema que es necesario aclarar, especialmente para los diputados de Guanacaste que se han erigido como defensores de lo que consideran las "verdades y necesidades" de los territorios peninsulares. A este respecto, el diputado Daniel Vargas Quirós nos incluye a todos en un saco de "errores", con la creación de cantones nuevos sin un verdadero análisis detallado de la viabilidad de los mismos. En su discurso, no menciona que Cóbano cumple con los requisitos establecidos para ser un cantón y funciona como un cantón dentro de la figura de distrito. Tampoco parece haber leído el documento que respalda la creación del cantón de Cóbano, el cual establece que cumplimos con todos los requisitos necesarios. Más allá de esto, retoma un debate ya trillado sobre cómo fue la división territorial en los años de Alfredo González Flores, en 1914.
No somos un "pedacito", diputado Vargas. Cóbano es un territorio de más de 317 km², con dos destinos turísticos internacionales, más de 10 planes reguladores y una municipalidad con más de 50 funcionarios. Sí, es cierto que la ruta a Puntarenas es un dolor de cabeza, y gracias a decisiones político-administrativas, tenemos el monopolio de una empresa que nos da el servicio de cabotaje entre Paquera y Cóbano. A pesar de todo esto, nuestros concejales siguen viajando a Puntarenas, a veces durante 6 horas por tierra, para asistir a sesiones nocturnas del Concejo Municipal de Puntarenas, donde debemos implorar para que aprueben el presupuesto a tiempo y de forma correcta. Sin embargo, en la sesión ordinaria 105 de la Asamblea Legislativa, usted habla de la península como si fuera una sola entidad, sin entender que somos tres concejos municipales con autonomías diferenciadas. Estos tres distritos tienen realidades y economías diversas, tanto así que el territorio de Cóbano es el doble de grande que el del cantón de Mora (retomando el tema de dimensión). A pesar de esto, usted pretende, sin respeto por la ley, insinuar que Cóbano pierda su autonomía, la cual ha disfrutado durante los últimos 24 años. Esto no tiene sentido y ya ha sido desestimado por el Tribunal Contencioso Administrativo.
Si considera que Lepanto y Paquera requieren atención, defienda sus cantonatos. Nadie está dividiendo el territorio en pedacitos. Los únicos cantones pequeños que, simbólicamente, podrían considerarse "pedacitos" son San José (44 km²), Escazú (34 km²) y Goicoechea (31 km²). ¿Por qué no defiende lo que es justo para los territorios peninsulares? Paquera y Lepanto son territorios vecinos que se respetan, pero no compartimos la misma casa ni debemos ser tratados como si lo hiciéramos. A lo que me refiero es que no nos niegue el derecho a superarnos, a prosperar, simplemente porque usted no quiere reconocer nuestra autonomía.
En cuanto a la Ruta 160, lamentablemente, su administración ha descuidado su mantenimiento. Aunque se repararon 27 kilómetros, eso no soluciona el problema global. La ruta sigue siendo peligrosa e intransitable, especialmente cuando llueve. Esta situación nos obliga a tomar botes en medio de tormentas para poder acceder a Puntarenas. La infraestructura vial sigue siendo un desafío, y lo que en su momento pudo haber sido un modelo de infraestructura y movilidad responsable, como la ciclovía entre Paquera y Playa Naranjo, desapareció sin dejar rastro. Es doloroso, especialmente cuando sabemos que tenemos la capacidad técnica para resolver estos problemas.
En el ámbito de la salud, la situación es igualmente preocupante. Aunque algunos lucharon por mejorar la atención y ser recibidos en el hospital de La Anexión, la realidad es que seguimos siendo enviados a Puntarenas, y cuando el clima es inclemente, la situación empeora. El traslado en bote durante una tormenta para acceder a atención médica no debería ser una opción viable. Por eso, le pido, si realmente se preocupa por la salud de los cabaneños, luchemos por mejorar la clínica de Cóbano, en lugar de hablar de lo que no sabe.
La diputada Melina Ajoy Palma y su falta de comprensión sobre Cóbano
Lo más sorprendente de todo esto es que algunos de nuestros representantes en la Asamblea Legislativa, como la diputada Melina Ajoy Palma, no solo han ignorado nuestras necesidades, sino que han tenido el descaro de mentir con autoridad. La diputada Ajoy Palma, en su discurso, ha insistido en que el tema no se trata de "pertenencia", pero al mismo tiempo contradice este argumento al plantear que la juventud del distrito de Cóbano debe ser consultada sobre si prefiere pertenecer a Puntarenas o Guanacaste. Si la diputada Ajoy Palma realmente conociera la realidad de Cóbano, sabría que tenemos un manual de puestos de trabajo entre muchas otras cosas que parece ignorar. Sin embargo, lo que más nos molesta es la falta de interés por parte de los diputados de Guanacaste en escuchar nuestras voces y necesidades, lo que genera un ambiente de incomprensión y egocentrismo político.
A pesar de la postura contradictoria de la diputada Ajoy Palma, seguimos luchando por nuestra autonomía y el reconocimiento de nuestro derecho a decidir nuestro futuro. Cóbano no está peleando por pertenecer a ninguna provincia, sino por su derecho a crecer y desarrollarse como una entidad independiente, con los recursos y la gestión que nos corresponden.
Finalmente, no entiendo cómo algunos diputados se aferran a una idea de "pertenencia", como si ese fuera el tema principal. Cóbano no está peleando por pertenecer a Guanacaste ni a Puntarenas. La provincia de Guanacaste, en los últimos dos períodos, solo ha peleado por recuperar un territorio sin escuchar las verdaderas necesidades de los habitantes de la península. Nosotros no necesitamos ser "rescatados". Lo que necesitamos es la oportunidad de decidir por nosotros mismos, de crecer y de prosperar con nuestras propias fuerzas.
Este es el momento para la aprobación del cantonato, no para seguir enredados en disputas políticas y geopolíticas. Negarnos esta oportunidad es condenarnos a seguir atrapados en un sistema que ya no responde a nuestras necesidades. Si realmente quieren hacer su trabajo como diputados, escúchenos, y ayúdennos a resolver los problemas reales de la población. Aprueben el cantonato y déjenos trabajar.
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