Tras la caída de Bashar Al Assad en diciembre de 2024 ha surgido en el liderazgo del país la figura de Ahmed Al Sharaa (Abu Muhammad Al Jolani según su nombre de guerra), un conocido yihadista que se ha transformado en la figura más importante de la rebelión anti–Assad y que debido a su astucia, pragmatismo y habilidad de adaptación a los entornos ha logrado llegar a posicionarse en lo alto del poder. Sin embargo, su imagen se encuentra en lo alto del poder del gobierno de Damasco donde fue nombrado presidente interino del país hasta realizar elecciones nacionales y su gestión ha sido validada en los últimos días por miembros de la comunidad internacional.
Al Sharaa inició como reclutador en las filas de grupos yihadistas que luchaban contra las tropas occidentales mientras ocupaban Irak, posteriormente se transformó en un experto en bombas y un líder respetable entre las esferas islamistas, aún así, su enfoque siempre ha estado en obtener poder y por esto no se casaba con una sola idea dentro de los grupos en los que militó, llevándolo a generar desconfianza entre los líderes de organizaciones más grandes y vivir en un entorno volátil.
Con la caída de Mosul en el año 2014 y la aparición del Estado Islámico (ISIS), Al Sharaa se alejó de los ideales de Abu Bkr Al Bagdadi y prefirió formar parte de las células vinculadas con Al Qaeda, siendo uno de los promotores del brazo sirio de esta organización, Jabhat Al Nusra, el cual en el 2016 dejaba de estar vinculado con la organización de la que fue parte en su momento Osama Bin Laden y que fue fundado por Abu Musab Al Zarqawi, a partir de la separación se le dio el nombre de Hayat Tahrir Al Sham (Organización para la Liberación del Levante) en un intento por mostrarse como una opción islamista menos radical que ISIS y que Al Qaeda, convirtiendo inclusive la provincia siria de Idlib en su feudo de poder.
El líder islamista por medio de su facilidad de palabra y convencimiento logró gestar un enorme liderazgo en esta región, atrayendo incluso a refugiados sirios de otras partes del país quienes le brindaron confianza y le ayudaron a consolidar su poder y aunque fue considerado un enemigo para occidente, incluso tener precio su cabeza por $10 millones, logró mantener relaciones importantes con potencias occidentales y regionales como Turquía, esto permitió que Idlib siguiera recibiendo ayuda humanitaria, lo que a su vez le dio mayor fama al líder en la zona.
La llegada de Al Sharaa aprovechando el levantamiento contra el régimen de los Assad fue visto por unos como un elemento de esperanza, pero para otros como un elemento de estrés y desazón como pasa con las minorías política como drusos, kurdos, cristianos, chiitas y alauitas (quienes gobernaban hasta entonces) entre otros, porque si el gobierno anterior no respetaba esta heterogeneidad social, un islamista cuya visión es tajante en cuanto a la religión y el poder traería un caos mayor.
Sin embargo, las primeras apariciones de este líder han sido con un tono moderado, frente a las cámaras y la opinión pública no se mostraba con su “nom de guerre”, decidió dejar atrás frente a los medios su perfil como Al Jolani y ha vendido que es tolerante y respetuoso, incluso en una ciudad cosmopolita, secular y diversa como Damasco.
Se ha vestido de traje, con corbatas, ha hecho un llamado a la unidad nacional, firmando compromisos de proteger a las minorías, aunque sus seguidores han declarado que será un país dirigido por la ley islámica (la sharía) pese lo que pese. Siria ha sido devastado por más de una década de guerras tiene un altísimo porcentaje de su población viviendo en condiciones de pobreza, con infraestructura esencial dañada y grupos que temen por la llegada de los yihadistas motivados por la sed de venganza.
El gobierno anterior de los Assad pertenece a una minoría religiosa llamada alauita que concentra entre el 11% y el 12% de la población, de hecho, en los últimos días ya han sufrido ataques por parte de grupos islamistas con la idea de defenderse de tropas leales a Assad, cobrando la vida de al menos mil personas de dicho grupo.
Incluso, circulan vídeos de las atrocidades hechas por los islamistas contra los alauitas y se han visto incluso de vídeos de niños diciendo cosas tales como “Oh alauitas sean pacientes, hemos venido a masacrarlos”, en una clara cultura de odio que se está propagando cada vez más y que hace temer un baño de sangre en el que las vidas de minorías se vean más expuestas.
La disolución de las fuerzas de seguridad del régimen de Assad ha dejado un vacío de poder en las comunidades locales y se están llenando con guerrillas de autodefensa y de islamistas haciendo este llamado a la venganza contra los alauitas a quienes llaman cerdos e infieles.
Al Sharaa busca proyectar una imagen moderada para ganar legitimidad internacional, como se pudo ver en la reunión del Cairo donde la Liga Árabe conversaba de la situación en Gaza, por otra parte, depende de los yihadistas más radicales para mantener el control del país en su totalidad.
El nuevo régimen da guiños de convertirse eventualmente en una nueva dinastía autoritaria, solo que ahora controlada por el radicalismo islámico. La situación siria no es algo que pueda ser tomada con la ligereza y seguirá siendo un escenario de competencia entre fuerzas hegemónicas tanto locales como globales que seguirán utilizando este punto crucial del Medio Oriente para sus competencias por el poder total de la región y sus aliados, quienes también tienen una agenda propia y sobre los cuales merecen que se haga una mención especial en una próxima oportunidad.
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