Nos robaron el verano y la cosa va más allá de las vacaciones soleadas y los paisajes al atardecer. Diciembre se nos pasó en medio de emergencias debido a las fuertes lluvias, nada de playa, nada de paseos a la montaña o atardeceres en el potrero. Más bien nos tocó extender la temporada de gripes, paraguas y botas de hule.
En enero, el impacto de las fuertes lluvias del año anterior se materializó en una subida de precios enorme en productos de la canasta básica, cómo resonó esto en los medios nacionales cuando la afectación llegó a la GAM. Si bien es cierto, los altos márgenes de intermediación en la colocación de los alimentos es un aspecto que influye muchísimo en los precios, existe una amenaza para la producción agropecuaria mundial que camina con pasos de gigante: el cambio climático y su impacto en la variabilidad climática.
Por allá ya estábamos advertidos sobre el posible incremento de precio en los alimentos. En noviembre del año anterior la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA) había advertido del incremento en los precios de algunos productos como las hortalizas debido a las afectaciones presentadas a raíz del huracán Rafael y la tormenta tropical Sara. Como lo señaló la CNAA en su comunicado:
Este impacto generó pérdidas de cosecha y disminuciones de la productividad, en cultivos de la canasta básica como tomate, papa, cebolla, lechugas, papaya, entre otros, causando un incremento notable en sus precios, lo cual repercute con especial crudeza en los sectores de menores ingresos, quienes deben destinar un mayor porcentaje de su ingreso neto a comida”.
Algunas personas que aún muestran cierta resistencia para aceptar la realidad de la existencia del cambio climático prefieren el concepto de variabilidad climática y argumentan que esta es parte del proceso natural de las cosas. Por esta razón es conveniente explicar la diferencia entre un concepto y el otro. Según las definiciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación FAO y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) la diferencia está en el tiempo en que se mide, cuando se analizan las condiciones de la atmósfera durante períodos relativamente cortos y medianos de tiempo hablamos del clima, que tiene una variabilidad innata (variabilidad climática) mientras que cuando se estudia el comportamiento de las variables climáticas en un periodo de tiempo largo y se comparan estos promedios y extremos contra los datos de otros periodos largos de tiempo podemos evidenciar si ha habido un cambio climático.
Ahora bien, existe suficiente evidencia científica que apunta a que las actividades humanas ineficientes en el uso sostenible de los recursos naturales han introducido cambios acelerados en el clima del planeta modificando los ciclos ecológicos, hídricos y atmosféricos conllevando cambios en el mediano y corto plazo (variabilidad climática) y bueno, para nadie es un secreto que la variabilidad del clima, el cambio climático y los eventos climáticos extremos impactan directamente sobre la productividad agropecuaria alterando las cadenas de suministros, precios y disponibilidad de alimentos, exponiendo cada vez a más personas a las inclemencias de la inseguridad alimentaria y nutricional. El tema es, a pesar de la abundante evidencia científica y académica, muchos siguen considerando que la producción y desarrollo económico son incompatibles con la conservación ambiental, el aprovechamiento responsable de los recursos naturales y el desarrollo sostenible.
La realidad innegable es que las pérdidas de cultivos y producción pecuaria por catástrofes naturales tienen efectos directos sobre la seguridad alimentaria, la salud, el agua y el medio ambiente, afectando especialmente a las zonas rurales y poblaciones de menores niveles de ingreso. Estas personas tienen derechos que deben ser protegidos. Más allá de si el hambre cero (ODS 2) o la producción y consumo responsables (ODS 12) son objetivos promovidos desde organizaciones internacionales o no, el Estado, de manera sistemática, le ha fallado al sector agroalimentario nacional y el tiempo pasa mientras las personas agricultoras acumulan bajo sus pies promesas rotas y palabras vacías, discursos de campaña que se los lleva el viento.
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