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La fundación educativa UWC Costa Rica desarrolló una semana de Acción Comunitaria en distintas zonas del país.
Esta semana 12 comunidades de diversas zonas del país como: Santa Cruz, Liberia, Monteverde, Puntarenas, Acosta, San Isidro de Heredia, Oreamuno, Quepos, Osa, Puerto Jiménez, Buenos Aires, Guatuso y Talamanca, fueron impactadas positivamente en temas sociales y ambientales, gracias al trabajo realizado por más de 200 jóvenes estudiantes, quienes realizaron su programa de Acción Comunitaria.
Estos jóvenes son estudiantes internacionales, provenientes de 66 distintos países del mundo, quienes realizan sus estudios en la fundación educativa internacional UWC Costa Rica. También, estudiantes nacionales, que forman parte de la misma institución.
María José Fernández, coordinadora de comunicación de UWC Costa Rica afirma que, para la fundación educativa, la acción comunitaria es parte integral de su programa co-curricular, con el objetivo de formar líderes comprometidos con el desarrollo social y ambiental.
Fernández agregó:
La acción comunitaria es crucial en la formación de estudiantes integrales y ciudadanos comprometidos. Inculcar este valor en ellos tiene múltiples beneficios entre ellos compresión de realidades diversas, sentido de responsabilidad, desarrollo de habilidades blandas, aprendizaje experiencial, compromiso con la sociedad y otros”, agregó Fernández.
Adicionalmente, con estas iniciativas se busca que las comunidades locales se fortalezcan, se involucren en buenas prácticas sociales y ambientales, que sigan beneficiando y generando desarrollo.
¿En qué proyectos trabajaron estos estudiantes?
Los proyectos fueron diseñados bajo los cinco principios de la acción comunitaria y el principio de Comunidad y Diversidad de la Sostenibilidad UWC Costa Rica. Los proyectos se dividieron en cuatro grandes categorías.En el caso de la categoría llamada Fomentar la conservación del ambiente trabajaron en tres proyectos.
El primero de ellos Posada Nacientes Palmichal, en Acosta, en la que participaron 22 estudiantes y tres educadores. En este voluntariado, los estudiantes aprendieron sobre las zonas rurales y preservación. Trabajaron en la limpieza de senderos comunitarios y áreas públicas y otros.
Otro proyecto fue Biodiversidad y Paz, en Monteverde, donde 20 estudiantes y tres educadores aprendieron acerca del mundo científico, centrarse en la ecología, conservación, y sostenibilidad. Se buscó que generaran una línea base de biodiversidad.
Sea Turtles (LAST) o Tortugas Marinas Latinoamericana, en este trabajo participaron 22 estudiantes y tres educadores y se desarrolló en Puerto Jiménez, Puntarenas. La idea con este proyecto es que los estudiantes estudiaran sobre el monitoreo de tortugas, su ambiente y desafíos. Se enfocaron en la reforestación del manglar, patrullaje, limpieza de playa e iniciativas de reciclaje. Se buscó que adquirieran una conexión con la fauna marina y tomarán conciencia del impacto del ser humano en la naturaleza.
En el caso de la categoría Aprendiendo del conocimiento local se enfocaron en comunidades indígenas del país. Casa Aiko, Bribrí, albergó 22 estudiantes y dos profesores. Su objetivo era conocer los orígenes del pueblo Bribrí, sus creencias, visión del mundo y tradiciones. Así como, crear una huerta, producir fertilizantes orgánicos y sembrar árboles nativos. De esta manera pudieran adquirir una visión más profunda hacia la protección de la naturaleza mientras exploraban las tradiciones indígenas.
Un proyecto bajo esta misma categoría fue Diwo Ambiental (Térrabas/ Brörán) acá estuvieron 18 estudiantes y dos profesores. Este está ubicado en Buenos Aires de Puntarenas. Los estudiantes debían educarse acerca de las visiones del mundo y tradiciones de los indígenas, su profunda relación con la naturaleza y trabajaron en construir una guardería.
Un tercer voluntariado fue en Rancho Tojijifuru y Finco Don Juan, en Guatuso de Alajuela. Los 15 estudiantes y los dos educadores apoyaron a la población indígena Maleku en la regeneración del bosque por medio de la plantación de árboles nativos.
En la categoría denominada Explorando sistemas alimentarios regenerativos 15 estudiantes acompañados por dos profesores fueron a la Fundación Corcovado, en Osa, Puntarenas. En este proyecto ahondaron sobre prácticas sustentabilidad, negocios locales, agricultura regenerativa y reforestación. Efectuaron trabajos de limpieza de playas, construcción de senderos y otros.
En la Finca Agroecológica Campos Alegre, en Oreamuno de Cartago, estuvieron 12 estudiantes y dos educadores. La idea era que en este lugar experimentaran prácticas sustentables, agricultura regenerativa, y también acerca de cómo crear sustratos y compostaje.
Además, 14 estudiantes y dos educadores fueron a Mariposas del Golfo Puntarenas, en Puntarenas. En este espacio los colegiales conocieron sobre la reforestación de manglares, tareas de jardinería, negocios rurales y otros.
Finalmente, en la categoría Construyendo comunidades equitativas los colegiales fueron a la Cooperativa Los Campesinos, en Quepos. Acá participaron 14 estudiantes y dos educadores, donde su objetivo era conocer el estilo de vida comunitario y trabajar en la construcción del piso del pasillo del salón comunal y realizar actividades con locales niños.
Otro grupo de 13 colegiales y tres profesores se desplazaron hasta Liberia y Santa Cruz, en Guanacaste para ser impartir el curso de Agentes de Cambio Guanacaste o Agents of Change Guanacaste a colegios públicos y privados de la zona. En este lugar, se buscaba que los muchachos aprendieran a organizar y transformar ideas en proyectos realizables y trabajar en el desarrollo liderazgo, la escucha activa y habilidades de comunicación verbal.
Por último, 18 estudiantes con tres profesores fueron a San Isidro de Heredia para trabajar en la Escuela Santa Cecilia y en la Residencia Geriátrica Nuestra Señora de los Ángeles. En la residencia realizaron labores como compartiendo con los adultos mayores haciendo diferentes actividades y trabajando en adelantar un camino en el jardín, para que los adultos mayores puedan ir a caminar. En la escuela se apoyó a las maestras con los estudiantes de la escuela (preescolar-6to grado) con clases de inglés, matemáticas, ciencias y español. También realizaron un proyecto de “paca digestora”, una forma de procesar residuos orgánicos y para sembrar encima.
Fernández concluyó:
Nos satisface ver como estos jóvenes provenientes de otros países están dejando una huella en Costa Rica y que los estudiantes nacionales están contribuyendo en el desarrollo de su país. Sin duda, la Acción Comunitaria es un beneficio integral que genera valores muy positivos en todos los involucrados”.