
Todas la personas merecemos vivir dignamente y ser respetados en el amplio significado de la palabra y en todos los ámbitos de la vida.
La discriminación es el trato desigual o injusto hacia una persona o grupo de personas por motivos como su origen étnico, género, edad, religión, identidad de género, expresión de género, orientación sexual, condición de discapacidad, condición social, opiniones políticas u otras características personales.
“Se manifiesta de muchas formas, como la exclusión, la negación de oportunidades, el maltrato, los comentarios ofensivos, o la limitación de derechos. Puede ser directa, cuando se trata abiertamente de manera diferente a alguien, o indirecta, cuando una norma o práctica aparentemente neutral perjudica a ciertos grupos”, comentó Álvaro Solano, director de la Escuela de Psicología.
No es un secreto que la discriminación tiene efectos devastadores en la población, afectando la salud mental, el bienestar emocional y limitando las oportunidades de desarrollo personal y profesional. En el ámbito educativo, las prácticas discriminatorias pueden conducir al abandono escolar, bajo rendimiento académico y una menor participación en actividades extracurriculares. En el entorno laboral, la discriminación se traduce en desigualdades salariales, obstáculos en el acceso a puestos de liderazgo y un ambiente de trabajo hostil, lo que disminuye la productividad y la satisfacción laboral.
Este 1 de marzo, en conmemoración del Día Internacional de la Cero Discriminación, reafirmamos como institución de educación superior nuestro compromiso de ser un espacio libre de violencia y de cualquier forma de discriminación. Asimismo, reiteramos nuestra determinación de seguir construyendo un entorno académico y laboral inclusivo y respetuoso, donde todas las personas puedan desarrollarse plenamente, sin temor a ser víctimas de discriminación o violencia.
Y es que según un estudio de mensajes y conversaciones en redes sociales, se detectaron más de 937 mil mensajes y conversaciones en redes sociales de Costa Rica relacionados con discursos de odio y discriminación.
Incluso, en Costa Rica, la discriminación laboral hacia las mujeres persiste. Según la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la tasa neta de participación laboral de las mujeres es del 48.6%, mientras que la de los hombres alcanza el 74.9%
Para abordar esta problemática, es esencial implementar acciones afirmativas que apoyen ala poblaciones vulnerables o vulnerabilizadas hacia tratos discriminatorios, comentó Álvaro Solano.
Entre las recomendaciones se incluyen:
- Brindar apoyo emocional y terapéutico para ayudar a las víctimas a enfrentar y superar las secuelas de la discriminación.
- Ofrecer orientación sobre los recursos legales disponibles para denunciar y combatir actos discriminatorios.
- Fomentar la creación de grupos de apoyo y comunidades que promuevan la inclusión y el respeto.
- Participar en programas y talleres que aborden temas de diversidad, equidad e inclusión.
- No ser cómplice del silencio ante actos discriminatorios; reportar y condenar dichas acciones.
El director de Psicología de la Universidad Fidélitas enfatiza: "La discriminación no solo afecta a quienes la sufren directamente, sino que debilita el tejido social en su conjunto. Es responsabilidad de todos construir espacios donde prevalezcan la igualdad y el respeto mutuo".
Marco legal
La Convención Americana de Derechos Humanos, conocida como Pacto de San José (1969) y ratificada por Costa Rica mediante la Ley N.º 4534 del 23 de febrero de 1970, establece que los Estados partes se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidas, así como a garantizar el libre y pleno ejercicio de estos derechos sin discriminación alguna, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, orientación sexual, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Asimismo, la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 señala en su artículo 1 que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros". De igual manera, la Constitución Política de Costa Rica, en su artículo 33, establece que "toda persona es igual ante la ley y no podrá practicarse discriminación alguna contraria a la dignidad humana".
Además, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, adoptada en 2006 y ratificada por Costa Rica en 2008, refuerza el compromiso de los Estados en la eliminación de barreras que impiden la plena inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad. Esta convención subraya la necesidad de garantizar accesibilidad, igualdad de oportunidades y participación efectiva en todos los ámbitos de la vida.
Mas recientemente, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, mediante la Opinión Consultiva OC-24/17, solicitada por Costa Rica, estableció que la identidad de género, la expresión y la orientación sexual está protegida por la Convención Americana de Derechos Humanos y que los Estados deben garantizar el reconocimiento de los derechos de todas las personas Esta opinión representa un hito en la lucha por la igualdad y la inclusión.