Siendo que el mundo y el país están tan mal, siento que escribir sobre películas es un ridículo, pero nada, acá estamos. Al final del día, el buen cine es un derecho humano.

La premiación de los Oscar es un circo (pero cómo me gusta verlo), siempre ha sido así. Rara vez gana la mejor película, es más, frecuentemente la mejor película del año ni siquiera está nominada. Por eso, ver la premiación es un cable a tierra muy útil: nos recuerda que la vida es lo que es y no lo que quisiéramos, que los premios son ingratos, que hay gente brillante y éticamente incorruptible que tiene dificultades para tener los tres tiempos de comida y otra gente que, con un evidente superávit calórico, se gana el sueldo gritando desde su curul que le gustan mucho las mujeres. La vida es cruel e injusta.

Taxi Driver (Netflix. Ese año el Oscar lo ganó Rocky. Ajá…)

Narrada en un Nueva York decadente, Robert De Niro interpreta a un veterano de Vietnam ansioso, depresivo y delirante que conduce un taxi por las noches mientras va loqueando cada día más y peor. Scorsese nos muestra la caída de la salud mental de este tipo que se inventa una muy distorsionada visión del mundo en la que él es un justiciero. A partir de esto, se desata la ultraviolencia (el mejor tipo de violencia, en el cine, aclaro, en el cine). Si no la ha visto, shame on you, vaya a verla cuanto antes.

Raging Bull (AppleTV. En 1980 el Oscar lo ganó Ordinary People, película que evidentemente pasó al olvido y que no me podría importar menos).

Pareciera que es una película de boxeo, pero no, Raging Bull es una historia de autodestrucción (de mi top de temas favoritos en el cine, siendo mi preferida Requiem for a Dream). Jake LaMotta, interpretado impecablemente por Robert De Niro, se la pasa peleando durante toda la película contra sus propios demonios y su infinita capacidad para destruir a todo y todos los que se le acerquen. Scorsese hizo una tragedia sobre el descenso a los infiernos del alma. PE LI CU LÓN.

Vean, semejante es el hazmerreír de los Oscar que ni Magnolia (mejor película de todos los tiempos según yo) ni Eternal Sunshine of the Spotless Mind fueron tan siquiera nominadas a mejor película. Una vergüenza, crimen de lesa cinema.

Fargo (Prime Video y Apple TV. En 1996 perdió con el aburrimiento insufrible de El paciente inglés)

Un secuestro que sale mal en un lugar rural con mucha nieve de EE. UU. desata una espiral de ultraviolencia, donde la estupidez y la codicia chocan con la implacable moralidad de la agente Marge Gunderson (Frances McDormand, inserte sticker de corazones). Los hermanos Coen se lucen con una peli llena de humor negro. ¿No la ha visto? Cambie.

A Clockwork Orange (Max. En 1971 el Oscar a mejor película fue para The French Connection)

Más que una película, La Naranja Mecánica es un milagro de la historia del cine. Además, es la película que uno ve terminando el cole o empezando la U y hace que uno, a ratos, se disocie y se crea Alex, y eventualmente lo termina convirtiendo a uno en un cinéfilo. La naranja mecánica es una experiencia vital, y la única explicación por la que no ganó el Oscar a mejor película es porque la vida es cruel e injusta. Alex es ORO: carismático, sádico y víctima de un sistema que quiere “curarlo” a cualquier costo. El tipo es un anti modelo y un gran basura, pero que nivel de personaje.

¿De qué trata la peli? En simple y corto, son las historias de ultraviolencia (mi palabra del día) de un grupo de jóvenes mal amansados. Lecturas más profundas puede tener muchas. Ahora bien, hacer esas lecturas es algo que le toca a usted, mi estimado lector.

2001: A Space Odyssey (Max. En 1968 ganó un musical que se llama Oliver!, nunca lo he visto y el tráiler se ve espantoso)

Esta película es de esas obras de arte que, mientras uno las ve, piensa y siente: esto es una experiencia nueva. HAL 9000, la inteligencia artificial villana de la historia, es solo comparable a la maldad y frialdad de Elon Musk, y el famoso monolito del inicio de la película sigue siendo un signo de pregunta para cada nuevo espectador.

Como sucede con las grandes cosas de la vida, Odisea no se explica, solo se vive. Nos habla del principio y el fin, de lo material y lo trascendental. Su puesta en escena es imposible, pues nos muestra lo inenarrable.

La vida con frecuencia no da los premios a quien más los merece, eso es un hecho, pero al menos estas joyas del cine están al alcance de un clic, que no es poco.

Este domingo 2 de marzo no dejen de ver la premiación de los Oscar, que nadie les quite el gusto de ponerse a pelear contra el tele cuando anuncien que su película favorita no se llevó ni un premio. Hasta el próximo capítulo.