Por defecto, el ser humano es un animal orgulloso. Comete errores casi por deporte, pero admitirlo es un acto casi imposible. Es una especie de tendencia reacia. Personalmente se lo atribuyo a una desbalanceada dosis de egolatría. De esta manera, se podría decir que es una conducta adherida a la condición humana.

Con miras a evitar tan penosa situación, lo reconozco. Sí señor, le debemos una disculpa. Reconocemos que la situación de la valla publicitaria es un ejemplo de libertad de expresión. Nuestra Constitución Política permite a todo costarricense expresar libremente sus pensamientos, sin censura previa, esta deberá venir posteriormente. Tiene absoluta y clara razón.

Al escuchar su compromiso contundente sobre la libertad de expresión, supondría que existirá un cambio. Las conferencias de prensa serán más fluidas, no existirán ataques a la prensa. Los comentarios malintencionados, las burlas y sarcasmo serán eliminados. Me parece que ya establecimos la importancia de la libertad de expresión.

Sin embargo, aprovechando el espacio, debería exigirle las disculpas que adeuda. Posiblemente se pregunta cuáles concretamente. La primera disculpa es por todas las personas que ha ofendido siempre que es cuestionado por ejercer arbitrariamente sus funciones. Me parece que son bastantes personas, entonces le tomará algún tiempo.

En segunda instancia, debería remitir una disculpa a las personas que, ejerciendo sus funciones con completa legalidad, han sido víctimas de sus comentarios mordaces. Especialmente aquellas que han sido expuestas públicamente, su integridad física podría ser violada por sus opiniones tan polémicas y nulamente fundamentadas.

En tercer lugar, lo exhorto a extender una justificación a todas las personas que han sufrido por las problemáticas que no ha querido abordar. Por favor, sea lo suficientemente amplio. Recuerde que los problemas de salud, pensiones, seguridad, educación e infraestructura recaen sobre sus hombros.

En ese envío masivo de cartas, no olvide a las víctimas de violencia política, inclúyase en esta lista cuantiosa las diputaciones, la contralora, la defensora, el fiscal, los presidentes de otros poderes. Si no fuera molestia, agregue también a las personas que trabajan en Casa Presidencial, posiblemente sufren más que nadie.

Supongo que con esas disculpas tiene suficiente trabajo, entonces le adeudaré la lista con las otras cartas que debería enviar. Ya no tiene excusas para no realizar trabajos. Es más, podría colocar una valla con esta información. Gracias a usted, ahora reconocemos la importancia de la libertad de expresión.

Usted lo dijo sabiamente, la libertad de expresión de un ciudadano es importante. Entonces, esperamos atentos las disculpas que nos adeuda. Hemos cometido un error, lo reconocemos y esperamos no volver a incurrir en una acción así. Sin embargo, usted también debe una disculpa, que esperaremos atentamente. Recuerde, el orgullo es cuestión de ignorantes.

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