Hablando de mujeres excepcionales, la doctora Daisy Fallas Bolaños se destacó como una pionera en la medicina costarricense, recordada por su dedicación y compromiso en un contexto histórico desafiante. Nacida en 1911 en Aserrí, Costa Rica, mostró desde joven su pasión por la ciencia y la medicina. Estudió en el Colegio Superior de Señoritas y, junto a su hermana Alicia, se trasladó a la Universidad Libre de Bruselas en 1929, donde se graduó con un doctorado en medicina en 1939. Daisy fue una de las primeras mujeres en ingresar al Colegio de Médicos Cirujanos de Costa Rica, obteniendo reconocimiento en un campo dominado por hombres, y se especializó en enfermedades de mujeres y niños.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Daisy se encontraba en Bélgica, donde el conflicto la mantuvo retenida. En lugar de quedarse inactiva, dedicó su tiempo a atender a enfermos en hospitales de emergencia de la Cruz Roja en Bruselas. Su compromiso la llevó a actuar como voluntaria en el Hospital Universitario San Pedro y el Hospital Reina Astrid, demostrando valentía al brindar atención en condiciones extremadamente adversas, bajo el constante peligro de bombardeos y controles militares. A pesar de los riesgos, continuó sirviendo con honor y ética, reflejando el juramento hipocrático que guiaba su vocación.

Atrapada en Europa por la guerra, Daisy enfrentó un difícil y arriesgado retorno a Costa Rica. Tras varios intentos fallidos de cruzar las fronteras ocupadas por las fuerzas del Eje, logró viajar a través de Francia, España y Portugal, superando peligros y penurias. Finalmente, llegó a Lisboa con su salud notablemente deteriorada. Con el apoyo del gobierno costarricense, pudo viajar a Estados Unidos, donde continuó ampliando sus conocimientos en medicina pediátrica.

Pese a que su salud se debilitó, Daisy nunca abandonó su vocación. Obtuvo una beca para estudiar micología tropical en Puerto Rico, con la esperanza de seguir contribuyendo al desarrollo médico en Centroamérica. Sin embargo, su batalla contra el cáncer limitó sus proyectos, y en 1949, a los 37 años, falleció en San José, Costa Rica. El legado de la doctora Daisy Fallas Bolaños perdura como un ejemplo de coraje y compromiso humanitario, inspirando a futuras generaciones de médicos en Costa Rica y América Latina.

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