En cuestión de 24 horas Costa Rica registró tres muertes violentas de mujeres, lo que eleva a cinco el total de asesinatos de mujeres por femicidio en lo que va del año.
Esta realidad pone de manifiesto que las mujeres vivimos inmersas en un sistema de relaciones sociales que perpetúa y exacerba el patriarcado y el machismo. Ni siquiera estamos seguras de quiénes, en teoría, deberían brindarnos apoyo y protección.
Nos enfrentamos a un contexto alarmante, marcado por un discurso misógino y una violencia estructural y coyuntural profundamente arraigada en nuestra sociedad. Un contexto que, además, continúa culpabilizando a las mujeres, incluso frente a las decisiones de los agresores de arrebatarles la vida.
La ausencia de políticas contundentes para abordar esta grave problemática, la falta de voluntad política para asignar recursos a la prevención de la violencia, la promoción de masculinidades igualitarias y sanciones inefectivas de los agresores, así como la inacción desde el ámbito político e institucional, agravan aún más esta situación. Estos factores perpetúan diversas formas de violencia, incluido el femicidio.
No hablamos de simples estadísticas, sino de vidas truncadas, familias dolientes y un futuro marcado por el temor para las mujeres de este país. Cada año, decenas de niñas, niños y adolescentes quedan huérfanos por esta violencia; tan solo en 2024, fueron 45. Incluso, los discursos de odio contribuyen a legitimar y normalizar la idea de que los cuerpos y vidas de las mujeres son desechables.
Rechazamos categóricamente cualquier explicación que reduzca este fenómeno a una supuesta "falta de valores" o lo limite a casos aislados. Los femicidios no tienen justificación; son, más bien, el reflejo de la reproducción de las relaciones sociales patriarcales, expresadas también en la falta de acción del Estado y sus instituciones.
Asimismo, hacemos un llamado a los medios de comunicación para que aborden estas situaciones con la seriedad que merecen, sensibilizándose y capacitándose en formas responsables de informar sobre la violencia contra las mujeres, sin caer en discursos culpabilizadores.
La muerte de mujeres por su condición de género, es un ejemplo indignante de una problemática que se reproduce en los ámbitos social, político, económico y cultural.
Desde el Colegio de profesionales en Trabajo Social, repudiamos enérgicamente todos los actos de violencia contra las mujeres, y exigimos al Estado una intervención urgente y efectiva para detener esta alarmante ola de feminicidios.
Nos ponemos a disposición de las organizaciones feministas, otros colegios profesionales e instituciones comprometidas con esta causa, para unir esfuerzos y exigir colectivamente la seguridad y protección de todas las mujeres. Contamos con una comisión de género que puede atender consultas sobre el tema.
¡No más femicidios! ¡Exigimos una vida segura para todas las mujeres!
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