Carreras universitarias disponibles discrepan con lo que buscan las empresas.
Un desacople entre la educación superior que se ofrece a los limonenses y la realidad laboral de la provincia obliga a los habitantes del Caribe a conformarse con opciones de trabajo limitadas o a tener que emigrar a otras zonas de Costa Rica para cumplir con sus anhelos académicos y profesionales.
Cada mañana, Madheline Zúñiga, de 27 años y oriunda de Pococí, revisaba LinkedIn o su correo con la esperanza de conseguir empleo. Aunque había avanzado en su carrera de Enseñanza de la Matemática, pasó mucho tiempo sin encontrar trabajo.
Sí me vi bastante perjudicada por el tema de la experiencia, pero también estaba buscando en diferentes áreas. Traté de enfocarme en lo que yo tenía experiencia […], pero sí se me dificultó un montón […]. Me vi en la obligación de buscar cómo emplearme, tuviera o no tuviera que ver con la enseñanza de la matemática”.
Lo que experimentó Zúñiga es una muestra de lo que viven los 17.962 limonenses desempleados durante 2024, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC). El Caribe es la segunda región de Costa Rica con más desempleados, sólo superada por la región Central, donde hubo más de 80.000 personas sin trabajo.
De las 362.643 limonenses en edad laboral, sólo 187.166 —cerca de la mitad— tienen empleo. Además, uno de cada 19 caribeños capacitados para trabajar está fuera de la fuerza laboral.
Zúñiga consiguió empleo en San José. Considera que esto fue porque las posibilidades de trabajar en la capital son mayores que en Limón, dado que los empleadores se concentran más en el Valle Central, centro tradicional del desarrollo costarricense desde la Colonia. Zúñiga añadió:
Las empresas grandes que uno siempre opta por ingresar o por formar parte de, siempre están por aquí cerca (en San José) […], la oferta a la que uno aspira a llegar no se encuentra en zona rural”.
¿Cuál es el mercado laboral de Limón?
Entender la generación de empleo en Limón requiere analizar su economía. Según el INEC, en 2024 el sector agropecuario fue el principal motor económico y generador de empleo al sostener la actividad en los seis cantones de la región.
El siguiente es el porcentaje de empleos generados por el sector agropecuario en la provincia de Limón:
- 55.8% en Matina
- 47.3% en Talamanca
- 42.6% en Guácimo
- 38.3% en Siquirres
- 30.5% en Pococí
- 14.4% en Limón
La gerente de Inversión de la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer), Mónica Umaña, concuerda con que este tipo de trabajos proliferan con facilidad en Limón; mientras tanto, sectores como la manufacturación liviana —producción de plásticos, maderas, cartones y materiales de empaque— y la logística se consolidan como alternativas.
Umaña explicó:
Los sectores que nosotros vemos con potencial en la zona están por supuesto agroindustria […]. Logística sin duda es un sector que tiene mucho potencial […] y sin duda que manufactura liviana”.
¿Cuáles son las causas de la alta tasa de desempleo en Limón?
Según el Índice de Competitividad Cantonal (ICN) elaborado por la Universidad de Costa Rica (UCR), la escolaridad media de los seis cantones limonenses es de 6.5 años. Para ponerlo en perspectiva, en San José la tasa de escolaridad media es de 8.3 años. Los peores cantones josefinos de la lista fueron León Cortés y Turrubares, con medias de 7.4, lo cual incluso supera el nivel educativo promedio de todo Limón.
Pese a que el fuerte económico de Limón es el agropecuario, la zona sufre una carencia de profesionales especializados en ciencias agrícolas. El ICN expone que en territorios como Matina y Talamanca la tasa de graduados en ciencias agrícolas alcanza apenas un profesional por cada 100.000 habitantes.
En contraste, la capital mantiene un promedio de cinco graduados en ciencias agrícolas por cada 100.000 habitantes, pese a que el sector económico más destacado de este lugar es el comercial.
Por ejemplo, Escazú, sin una fuerte vocación agrícola en la actualidad, registra seis graduados por cada 100.000 habitantes, cifras que se sobreponen a los índices del Atlántico. La diferencia destaca más en los cantones josefinos con orientación agrícola, como Dota, que tiene diez graduados por cada 100.000 habitantes.
Además, si se analiza el desarrollo del área de Ingeniería y Tecnología en Limón, existe poca mano de obra capacitada académicamente. Matina contabiliza apenas seis graduados por cada 100.000 habitantes en estas disciplinas, mientras Talamanca presenta una situación alcanza sólo cuatro graduados en Ingeniería y Tecnología por cada 100.000 habitantes.
San José presenta una realidad distinta en la formación técnico-profesional. El cantón de Montes de Oca contabiliza un promedio de 80 graduados en Ingeniería y Tecnología por cada 100.000 habitantes, lo que empequeñece el total de graduados en toda la provincia de Limón.
Incluso el inglés resalta como otra las áreas más problemáticas en Limón, pues sólo hay un promedio de 24 personas por cada 100.000 con conocimiento técnico en toda la provincia. En San José hay 38 por cada 100.000 individuos con las bases suficientes del idioma.
Este panorama provoca que en lugar de Limón, otros sitios resulten más atractivos para invertir, según Umaña. La funcionaria de Procomer añadió:
Cuando la empresa te dice que necesita contratar 200 personas con C1 o C2 en inglés […], ya nosotros sabemos dónde está esa mano de obra y no necesariamente esa empresa va a encontrar a 200 personas disponibles C1 y C2 […]. ¿A dónde vamos a encontrar 200 C1 o C2 (en Limón)?”.
¿Cuál es el papel de las universidades?
La educación superior caribeña está en manos de centros públicos y privados. En Limón hay once universidades que operan en modalidad presencial, nueve de ellas son privadas y dos públicas. Todas suman 85 carreras de bachillerato —grado mínimo para profesionalizarse— y solamente la Universidad Earth obliga a cursar hasta licenciatura.
Esas once universidades suman 15 carreras del ámbito Steam (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas), consideradas por especialistas en educación como clave para el desarrollo. La variedad es menor que en el Valle Central: sólo la sede Rodrigo Facio de la UCR, en San José, iguala las 15 carreras Steam que hay en todo el Caribe.
Para Zúñiga, hay una falta de variedad en las opciones para estudiar en Limón. Ella resalta que tuvo que migrar por esta razón, pero también acotó que cuando estudiaba, notó cómo la escasez de variedad en los programas generaba desinterés.
“Me vi en la necesidad de trasladarme y pasarme a vivir a San José porque en la zona no había mucha rama por la cual yo pudiera guiarme […]. En Limón, la escasez de opciones para estudiar tal vez ha contribuido —de cierta forma— a la deserción escolar porque por la necesidad hay que buscar trabajo en lo que ofrezca la zona, tal vez no en la vocación ni en la formación”, comentó.
Oferta academica en Limón
Según la investigadora del Estado de la Educación Marcela Román, una buena oferta académica debe fundamentarse en las opciones que ofrece una región para explotar y la preparación de los pobladores.
Para hablar de la pertinencia de la oferta académica a nivel superior, uno debe considerar […] las condiciones y características socioproductivas y ambientales como el capital natural, la trayectoria productiva, el parque empresarial que está instalado como para entender”.
Sin embargo, el desacople de las universidades se aprecia en la oferta de carreras relacionadas con el sector agropecuario, líder de empleabilidad en la región. Únicamente la Earth y la UCR forman a profesionales en esta área.
El ámbito comercial es el que está medianamente cubierto, aunque hay un tema a considerar: parten desde enfoques similares porque más de 20 carreras son variaciones de Administración de Empresas.
Aunado a esto, la oferta académica universitaria no responde a las necesidades específicas de este sector en Limón, dado que los programas existentes se limitan a unas pocas opciones en control de calidad, procesos industriales especializados y tecnologías de producción, según los planes de estudio consultados.
El sector tecnológico muestra otro rezago. Aunque existen ocho programas en sistemas de información, ninguno se especializa en áreas como desarrollo de software para logística, aplicaciones portuarias o sistemas agrícolas inteligentes.
En contraste, existen 25 carreras diferentes relacionadas con educación, una profesión con baja demanda alrededor de la provincia caribeña, de acuerdo con el INEC.
“Si uno piensa en una oferta académica o en un rediseño en la oferta, yo pienso que sí que podríamos bajarle un poco a algunas carreras tradicionales. Tal vez la educación (el sector) ya no necesita, sobre todo a los mismos educadores”, dijo Román, quien además justificó la situación actual bajo el argumento de que la necesidad de profesionales en Limón es baja, por lo que no es rentable para las universidades invertir en crear nuevos programas.
¿Qué pasaría si Limón fueran 100 personas?
“La capacidad que el mercado tiene para absorber a los profesionales es corta […], hay un ‘problema de escala’: el mercado es chiquito o angosto y no necesita tantos profesionales. Y eso significa unas cosas muy importantes cuando uno desde el mundo universitario programa qué ofrecer, cuántas carreras, por cuántos años una carrera en el territorio”, explicó la especialista.
Esta situación priva a los caribeños en su desarrollo universitario en otras áreas, pese a que en otros lugares de Costa Rica se implementaron medidas que marcaron un cambio. Por ejemplo, en San Carlos de Alajuela se creó en 1994 la carrera de Ingeniería en Computación como primer programa descentralizado del TEC y dio resultados positivos: la zona es actualmente sede de empresas de software.
Román añadió:
San Carlos se convirtió en el primer lugar del país donde se creó una cámara de tecnologías de productores de software, […]. Fuiste generando una masa crítica de profesionales en un área y abriste una nueva oportunidad productiva en un territorio, eso se puede hacer”.
Por su parte, la directora de Innovación y Proyectos en Procomer, Ivannia Arguedas, dijo que Limón sufre de un sistema universitario que no responde a su realidad económica:
Tratamos de resolver ese problema (la falta de preparación de las universidades). Normalmente, los centros de formación, las universidades, su objetivo es nada más formar, no se preocupan porque lo que estén formando vaya en línea con lo que se necesita”.
Para Román, a pesar de que hay una incongruencia en las profesiones disponibles en el Atlántico, los limonenses pueden colocarse en empleos porque el título universitario funciona como una especie de garantía general.
“Podés tener circunstancialmente un problema de colocación, pero difícilmente vas a encontrar gente con título universitario que sea pobre y eso es porque muy difícilmente un profesional universitario no tiene empleo”, acotó.
No obstante, en Costa Rica hay 28.842 personas con un título universitario que están desempleadas, según datos del INEC. De ese número, 24.169 residen en zonas urbanas y 4.673 en rurales, esas cifras equiparables a las de aquellos que tienen sólo la primaria completa.
¿Qué otros problemas presenta la educación superior limonense?
Dada la oferta académica local limitada, muchos caribeños se ven obligados a migrar. Datos del Consejo Nacional de Rectores (Conare) demuestran que, sólo en 2023, uno de cada tres limonenses que se matricularon en universidades públicas optaron por hacerlo en sedes en el GAM.
Otro aspecto a considerar sobre las universidades presenciales en el Caribe es la ubicación, ya que la cobertura provincial es baja. Pococí tiene seis sedes y Limón cuatro, hay una sede en Siquirres, una en Guácimo pero Matina y Talamanca no tienen ninguna. Para Román, esto sucede porque pocas personas se interesan en profesionalizarse en el Caribe.
Usted tiene que tener suficiente cantidad de matrícula potencial o de demanda para las carreras para poder abrir una carrera, sea pública o privada […]. Necesita acumular suficiente gente con esperanza o potencialidad para entrar a la universidad en un territorio como para que las carreras se llenen, sino usted luego abre sedes que luego no tienen gente”.
Aunado a esto, Román explica que la problemática por la falta de aspirantes a estudiar en universidades es tanta que es necesario promover la migración desde el GAM a Limón sólo para no desperdiciar los recursos:
Tenés carreras en las que las universidades estamos llevando gente del centro (Valle Central) a estudiar en las sedes regionales, porque abrís la carrera y no se pueden llenar los cupos con la demanda que la región tiene. Y por supuesto, tenés mucha gente de las regiones que se vienen al área central a estudiar porque la carrera que quiere estudiar no está allá”.
A raíz de esto, pueden surgir como opciones la matrícula en la Universidad Estatal a Distancia (UNED) o la Universidad San Marcos porque imparten clases en modalidad virtual; sin embargo, Limón enfrenta graves limitaciones en la conectividad digital.
De acuerdo con el ICN, el porcentaje de hogares con acceso a internet en Talamanca y Matina es del 23% y 20.7% respectivamente. Además, en cantones como Pococí sólo el 18% de las familias poseen una computadora. Esta realidad excluye a la mayoría de la población de la educación virtual modernizada.
De igual forma, la calidad de las carreras entra a discusión. Uno de los parámetros más importantes para la medición de esa calidad es el sello del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes), estipulado de interés público, ya que evalúa la calidad, planes y programas que tienen las universidades.
Siete de las 88 carreras que hay en Limón están acreditadas. Únicamente la Earth, Universidad Internacional San Isidro Labrador (Uisil), UCR y TEC figuran entre las universidades con carreras acreditadas.
Según Román, esto sucede porque las universidades tienen que hacer gastos importantes para lograr las acreditaciones y porque no es una prioridad a nivel de mercado laboral tener el sello Sinaes. La investigadora explicó:
El mercado no está pagando diferenciación entre carreras acreditadas y no acreditadas […]. Hay que hacer una inversión importante de recursos (para acreditarse), entonces eso limita, no tanto para el proceso propio de acreditación, sino para el comprometerse con el plan de mejoras”.
Sin embargo, universidades como la Latina, la Florencio del Castillo y la Universidad Autónoma de Centroamérica sí acreditan sus carreras en San José, pero no en el Caribe.
Por otro lado, Román destacó que se debe considerar la crisis en la educación secundaria consecuencia del apagón educativo porque las bajas tasas de aprobación en colegios públicos denota que en secundaria no se adaptan a las necesidades del país y sus estudiantes:
El problema más importante — me parece a mí — está en el nivel preuniversitario, nosotros deberíamos de aspirar a mejorar –¡muchisísimo!–- el nivel con que los chicos y las chicas salen graduados en bachillerato en todos los colegios del país”
Zúñiga actualmente está embarazada y, pese a ser limonense, planea que su hijo crezca en la capital. Hoy trabaja en una entidad de cobros y finanzas con lo que le apasionan: los números. Confesó que volvería a su tierra natal sólo si mejoran las opciones laborales, lo que garantizaría un futuro más prometedor para ella y su familia.
“Con que hubiera más opción de trabajo […] es suficiente para mí para saber que yo podría trabajar ahí tranquila y que tendría siempre a disposición diferentes opciones laborales”, compartió.