Hace casi 30 años, en la televisión nacional, transmitían un anuncio enternecedor: unos pollitos bajaban de un autobús y los vehículos se detenían en un cruce peatonal para darles paso. El narrador nos recordaba que más de 600 mil estudiantes iniciaban el ciclo escolar en 1996. El anuncio trascendió el tiempo y muchos lo recordamos aún con nostalgia, tal vez porque aludía a dos de los valores que, como sociedad, nos representan mejor: la educación y el cuidado de la niñez.
Este 5 de febrero iniciará un nuevo curso escolar, pero lastimosamente las condiciones no serán las mejores para asegurar esos valores. Según una nota del 13 de enero en crhoy.com, el curso lectivo iniciará con 849 órdenes sanitarias; la misma cantidad de órdenes sanitarias del 2024. Esta situación era esperable ya que en febrero del 2024 la directora de Infraestructura Educativa del Ministerio de Educación Pública (MEP) indicó que era imposible atender las órdenes sanitarias vigentes.
Órdenes sanitarias
En febrero del año pasado la caída de un cielo raso en la escuela Isabel La Católica en Rio Oro de Santa Ana provocó que varios estudiantes resultaran heridos mientras recibían clases. Unos días antes de ese accidente, los padres de familia habían redactado una carta señalando las malas condiciones en la infraestructura educativa. Otra situación lamentable ocurrió en noviembre, cuando una niña falleció en Siquirres, tras caerle el marco de la cancha de fútbol en la escuela Santa Marta. Según la noticia publicada por crhoy.com, los papás de la niña fallecida demandarían a la institución por descuido, debido a que años antes el marco había caído y provocado una quebradura en la pierna de otro niño.
Situaciones como estas son las que se intentan evitar si se atienden de forma pronta las órdenes sanitarias. Las órdenes sanitarias son un acto administrativo mediante el cual el Ministerio de Salud informa de una resolución o disposición particular para evitar un daño a la salud, un accidente de los ocupantes de un sitio o el deterioro del ambiente. Pueden ser emitidas por razones múltiples, desde un daño en la infraestructura que pueda provocar un accidente, la falta de acceso a agua potable o la inaccesibilidad para personas con movilidad reducida. Las órdenes sanitarias son de acatamiento obligatorio.
Cuando comunicar no es suficiente
El MEP lanzó en marzo del 2024 un sistema informático para que la ciudadanía pudiera revisar el progreso de los proyectos de infraestructura. En el sistema se pueden identificar los centros educativos que cuentan con órdenes sanitarias, su clasificación por prioridad y el estado de los proyectos que pretenden atender mejoras de infraestructura. Sin duda se trata de un excelente mecanismo de control ciudadano, pero, como dice el acertado refrán popular, “sin cacao no hay chocolate”.
En la nota en que el MEP anunciaba el lanzamiento del sistema informático, se mencionaba que durante muchos años no se había invertido en mantenimiento, lo que había ocasionado un notable deterioro en la infraestructura de los centros educativos. Sin embargo, la intención del gobierno de invertir en infraestructura no se mantuvo durante mucho tiempo, ya que diez meses después se decidió reducir el presupuesto de infraestructura y equipamiento en 7.596 millones de colones. Como se indica en una nota publicada en el Semanario Universidad, el ajuste en el presupuesto implica una reducción del 25,6% con respecto del presupuesto del 2024. Es decir, tendremos menos presupuesto para atender la misma cantidad de órdenes sanitarias.
Todo indica que resolver las faltas en infraestructura vigentes al inicio de este ciclo lectivo será prácticamente imposible. Esto sin considerar las posibles nuevas afectaciones que se presenten. Enviar a niños y jóvenes a estudiar en 849 centros educativos en el 2025 implicará permitir que permanezcan en sitios donde estarán expuestos a peligros que pueden afectar su salud. Lo que es todavía peor: estamos aceptando esta situación. Evidentemente, olvidamos la frase que cerraba el popular anuncio del año 96: “Cuidémoslos mucho, ellos todavía están muy pollitos”.
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