Recibimos la visita del presidente electo de Venezuela, Edmundo González.

Don Edmundo vino con su esposa, Mercedes López; con el exsenador, exdiputado y exalcalde, Antonio Ledezma, y su esposa, Mitzy Capriles; y con la embajadora, Isadora Zubillaga. Es una muy distinguida comitiva que da apoyo al presidente González que con energía y denuedo recorre Europa y América fortaleciendo la causa de la democracia que Venezuela demanda y requiere.

La recepción que le dio el país demuestra la fortaleza de nuestras instituciones democráticas.

Lo invitó y lo recibió el presidente Rodrigo Chaves con su canciller Arnoldo André en una emotiva ceremonia en Casa Presidencial. Se reunió con la Asamblea Legislativa que lo había también invitado con motivo de aprobar, con todos los votos salvo uno, su repulsa a la farsa del dictador Maduro cuando contra los resultados electorales continuó en ejercicio de su tiranía. Por supuesto que compartió con sus compatriotas que viven en nuestro país. Visitó la Corte Interamericana de Derechos Humanos y se reunió con su presidenta la jueza Nancy Hernández. Y nos reunimos con don Edmundo y su delegación los expresidentes de tres partidos políticos diferentes y diferentes al del presidente de la República, don Oscar Arias, don Rafael Angel Calderón, don José María Figueres, don Luis Guillermo Solís y este articulista, contando además con la representación de doña Laura Chinchilla y de don Carlos Alvarado, que están fuera del país. Al presidente Pacheco no pude compartirle la invitación a esa reunión pues no participa en nuestro chat.

Don Edmundo ganó la elección del pasado 28 de junio apabullantemente. Obtuvo el 67,04% de los votos (7.443.584) en el 85,2% de las mesas que son de las que la oposición logró obtener las actas originales de los resultados. El dictador Maduro solo obtuvo el 30,49% de los votos (3.385.155) o sea que el presidente Edmundo González ganó por un 36,35% de los votos, con una diferencia a su favor en esas mesas de 4.058.429 votos. Otros candidatos tuvieron un 2,47% de los votos.

Gracias a la gran organización para dar seguimiento a los procesos electorales que la gran lideresa de América, María Corina Machado, viene estableciendo desde el año 2001 se obtuvo esas actas de votación cuya información ha quedado a buen resguardo en Panamá. Esas actas representan mesas en las que está inscrito un 86,8% de los votantes. En las mesas con cuyos resultados no se cuenta votan en total 2.816.808 electores. Aún en el absurdo caso de que todos esos electores hubiesen votado y que todos lo hicieran por el dictador Maduro, don Edmundo habría ganado con una ventaja de 1.241.621 votos.

La comitiva de don Edmundo es muy relevante.

Con don Antonio Ledezma he tenido repetidas ocasiones de compartir, y también con su señora esposa. Su carrera como abogado y político es muy distinguida. Es un verdadero defensor de la libertad y la democracia que ha sufrido la cruel persecución del régimen. Logró escaparse y huir de Venezuela después de 1002 días de detención.

A Mitzi la conocí en diciembre de 2015 cuando Antonio estaba con arresto domiciliar por persecución política y fui a Venezuela, como observador de IDEA, para acompañar a la oposición en las elecciones de la Asamblea Nacional. Con la Expresidenta Laura Chinchilla y otros expresidentes de América Latina tratamos de poder visitarlo, lo que la policía nos impidió.

Desde aquella ocasión quedé impresionado por el valor, la inteligencia y la entrega política a la causa de la democracia de extraordinarias mujeres venezolanas. Sobre esa impresionante vivencia escribí “Valientes defensoras de la vida y la libertad”.

Mitzy representaba a Antonio su esposo, luchaba por su libertad, por la libertad de todos los venezolanos, y por su posibilidad de vivir en paz y de progresar.

Tuve el privilegio de compartir con María Corina Machado y aquilatar su capacidad, su devoción a su gente, su valioso uso de la tecnología para prever y evitar fraudes electorales y su valentía para representar a los venezolanos en la lucha contra la tiranía.

Pude compartir con Lilian Tintori y Antonieta Mendoza quienes con coraje y sabiduría luchaban en favor de la libertad de Leopoldo López, su esposo y su hijo respectivamente, quien entonces sufría cruel prisión ya por más de un año en la Cárcel de Ramo Verde, donde a pesar de la oferta que nos había hecho Maduro también se nos impidió el ingreso.

Con esta visita tuve la oportunidad de volver a aquilatar esa ejemplar y valiente actitud de la mujer venezolana en Mitzy, en doña Mercedes de González y en la Embajadora Isadora Zubillaga.

La visita del Presidente Electo Edmundo González demostró la solidaridad de nuestra nación y sus más diversas expresiones políticas con la causa de la democracia, el estado de derecho y la libertad de Venezuela.

Esa visita también nos sirve para poner las barbas en remojo.

La democracia es frágil. El estado de derecho es vulnerable por quienes desde el ejercicio del poder lo quieren incrementar y concentrar en sus personas. La libertad exige lucha permanente en su defensa.

Proteger y perfeccionar la democracia liberal para que garantice la libertad y la justicia es demandante y exige esfuerzo y sabiduría.

Tradicionalmente fueron golpes militares los mecanismos usados para derrocar la democracia. A fines del siglo pasado se hizo evidente que gobiernos democráticamente electos podían gradualmente ir minando el estado de derecho y el sistema electoral, y llevar al traste la democracia. Nuestro país fue actor privilegiado para establecer la cláusula democrática en las Cumbres de las Américas y para promover y llevar al acuerdo de la OEA la Carta Democrática Interamericana, de lo que me siento orgulloso.

Pero con los populismos autoritarios y el apoyo que les han dado gobiernos que debieron haber defendido la democracia y no lo hicieron, esos instrumentos se han debilitado en América.

Recuperar la democracia y el estado de derecho cuando por ceguera, por ambición, o por inmediatismo los dejamos perder es mucho más difícil, doloroso y toma mucho tiempo.

Veamos el dolor de las y los venezolanos y colaboremos para que recuperen su democracia.

Pero también actuemos siempre para defender y perfeccionar nuestra democracia y el estado de derecho para poder vivir con la dignidad que corresponde a todos y a cada costarricense.

No permitamos su gradual deterioro ni la concentración de poder que limita las garantías constitucionales.

Lo que se pone en juego es nuestra libertad, la paz y la justicia, y se abren las puertas al empobrecimiento y la perdida de la patria.

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