La República de Costa Rica e Israel han mantenido una relación cercana desde 1948, año en que Israel declaró su independencia tras la partición de Palestina Británica y Costa Rica dio origen a la Segunda República. Este periodo marcó un cambio significativo en el rumbo del país, incluyendo transformaciones en política exterior y comercio.
Una de las estrategias de Costa Rica ha sido la firma de tratados de libre comercio (TLC), herramienta que no ha estado exenta de polémica y polarización social. En 2007, el país enfrentó un intenso debate sobre la adhesión al TLC con Estados Unidos, que también incluía a Centroamérica y República Dominicana. Los detractores argumentaban riesgos como pérdida de soberanía, privatización de servicios públicos, amenazas a la biodiversidad y mayor dependencia económica de Estados Unidos.
Al final, el acuerdo fue aprobado mediante referendo, dejando una huella de división en la sociedad entre los defensores del "sí" y del "no". Sin embargo, los temidos escenarios catastróficos no se han materializado hasta hoy, ni tampoco los beneficios paradisíacos prometidos por algunos. Esto se debe a que un TLC es solo un instrumento comercial cuyo impacto depende de los términos negociados. Los mitos que lo rodean no reflejan su verdadera naturaleza.
Costa Rica ha firmado acuerdos comerciales con diversas potencias sin generar niveles de polarización similares a los del TLC con Estados Unidos. Ejemplos de ello son el acuerdo con China en 2011 y el pacto con la Unión Europea en 2013. Hasta la fecha, el país ha ratificado catorce acuerdos comerciales y está en proceso de formalizar su ingreso al Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), mientras evalúa la ratificación de un acuerdo con Emiratos Árabes Unidos.
Actualmente, se negocia un tratado comercial con Israel, una oportunidad estratégica tanto en términos comerciales como políticos y logísticos. Este acuerdo podría diversificar las relaciones económicas de Costa Rica, fortalecer las exportaciones y aprovechar la posición de Israel como un nodo estratégico en el Medio Oriente. Aunque algunos sectores critican el vínculo con Israel por razones geopolíticas, estas críticas requieren un análisis objetivo.
El acuerdo abriría un mercado con alto poder adquisitivo para productos agrícolas, industriales y tecnológicos costarricenses, como frutas tropicales, café y dispositivos médicos. Para Israel, representaría una vía para exportar tecnologías avanzadas en agricultura, ciberseguridad y energías renovables. Además, este intercambio promovería la transferencia tecnológica, impulsando el desarrollo sostenible en Costa Rica y fortaleciendo su competitividad global.
Proyección entre mercados
El TLC posicionaría a Costa Rica como un socio estratégico en el marco de una red global de comercio. Israel tiene acuerdos comerciales con economías clave, como la Unión Europea, Estados Unidos y varios países asiáticos. Así pues, esto podría facilitar el acceso de productos costarricenses a esos mercados, aprovechando las cadenas de suministro ya establecidas, y convirtiendo en dos vías a ambos países como plataformas de exportación hacia otros mercados.
También, la ubicación geopolítica de Israel en el cruce de Europa, Asia y África convierte a este país en un punto de conexión invaluable. Aprovechando también que hay mercados en la cercanía que pueden estar en la línea de exportación y de importación, como Emiratos Árabes, Turquía y otros países que puedan quedar en la ruta.
Costa Rica puede fomentar asociaciones en áreas como investigación y desarrollo, ciberseguridad y biotecnología con Israel, país líder en innovación. Esta cooperación puede extenderse a sectores como educación, salud y energía, áreas prioritarias para el desarrollo sostenible del país. El acuerdo también puede estimular la inversión extranjera directa. Empresas israelíes que busquen expandirse en América Latina podrían establecerse en Costa Rica, aprovechando su posición estratégica y estabilidad política.
¿Espacios para el corazón del no?
A pesar de estas ventajas, hay oposición en algunos sectores que argumentan que establecer relaciones comerciales con Israel equivale a respaldar un "genocidio" en Gaza contra los palestinos. El argumento debe ser contextualizado. En primer lugar, la política exterior costarricense se fundamenta en principios como la paz y los derechos humanos, valores que guían todas sus decisiones diplomáticas.
Esto no implica que la relación comercial deba subordinarse a narrativas que, en muchos casos, simplifican conflictos complejos. La situación en Gaza es el resultado de décadas de tensiones políticas, religiosas y territoriales que involucran a múltiples actores, y su resolución requiere un enfoque multilateral y constructivo.
Segundo, condenar un TLC basado en una interpretación unilateral de un conflicto global, haciéndolo solo con este en particular es una actitud hipócrita y hasta inmoral, de los países con los que Costa Rica tiene acuerdos de este tipo hay por lo menos otros siete donde la situación política es criticable, incluyendo acusaciones de limpieza étnica contra China, derechos laborales de migrantes en EAU, Estados Unidos, situaciones de desaparecidos y de impunidad en México, entre otros. Aparte de desconocer el potencial del comercio como herramienta de diálogo y cooperación. Al establecer lazos económicos, se crean puentes que pueden facilitar entendimientos mutuos y promover la estabilidad en regiones tensas.
Es fundamental entender que el comercio no es solo una transacción económica; sino también un mecanismo para construir relaciones más estrechas entre los pueblos. El TLC con Israel no debería ser visto como un apoyo ciego a las políticas internas de ese país, sino como una oportunidad para fomentar el desarrollo, el entendimiento mutuo y la prosperidad compartida, que incluso puede alcanzar a las poblaciones palestinas.
Así pues, Costa Rica tiene la oportunidad de liderar con el ejemplo, mostrando cómo el comercio y la diplomacia pueden coexistir en armonía, promoviendo el desarrollo económico sin comprometer sus valores fundamentales.
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