Este miércoles el director de La Nación, Armando González Rodicio, presentó su renuncia. Detrás suyo renunció el jefe de Redacción, Armando Mayorga Aurtenechea. Las salidas se dan en un contexto claramente complejo, pues el 27 de noviembre pasado trascendió la renuncia de la junta directiva de Grupo Nación. Este lunes 9 de diciembre se convocó a una asamblea general ordinaria para nombrar a los nuevos directivos.

Ante semejante orden de hechos es de esperar que en la opinión pública se desate la especulación. Yo no me voy a entregar a ese ejercicio. A ver, es público y notorio que Grupo Nación enfrenta muchos desafíos. Está claro que esta nueva junta directiva pretende abordarlos y es evidente que don Armando prefirió hacerse a un lado en este momento. Eso es lo que se sabe. Lo demás es bateo.

Como saben, yo mismo trabajé en Grupo Nación entre 2008 y 2014. Recuerdo con aprecio esos años de formación durante los cuales aprendí muchísimo y siempre he expresado mi agradecimiento con la empresa porque me ofrecieron continuar a bordo cuando decidí aprovechar una coyuntura para salir.

Hacia el final de mi experiencia en Llorente el grupo atravesaba una serie de cambios a los cuales yo me oponía. Sin embargo, entendí que era la dirección por la que se quería apostar y que la realidad los imponía. Eso incluyó, por supuesto, la famosa redacción integrada, que yo evidentemente detestaba y que hoy, en un giro inesperado del destino que nadie jamás pudo imaginar, ocupa Grupo Extra.

Para aquel entonces, además, yo había llegado a un punto de mi carrera en el que me sentía preparado para liderar mi propio medio, gozando de absoluta libertad editorial para encaminar la visión en la que creía. Tal vez fue algo inocente (o imprudente) de mi parte dar ese paso y arrancar haciendo “TikToks” con muñecos de He-Man pero bueno... afortunadamente fue la decisión correcta y hoy agradezco el inmenso privilegio de estar al frente de Delfino.CR.

A ver, en Grupo Nación había todas las facilidades que ustedes puedan imaginar, incluyendo un departamento de transportes con no sé cuántos choferes disponibles para cualquier eventualidad. Aquello tenía dimensiones enormes, mercadeo, publicidad, imprenta, recursos humanos, médico de empresa, asociación de empleados, soda corporativa, estudio fotográfico, departamento de diseño, de multimedia, etc.

Pasar de eso a un emprendimiento en el que mis periodistas y yo asumimos hasta el servicio al cliente ha sido un reto significativo pero claramente gratificante. Hemos avanzamos despacio y con buena letra, consolidando y fortaleciendo el medio poco a poco. El futuro es muy prometedor y estamos listos para todo lo que viene: ya habrá tiempo de abordar eso.

El estado actual del periodismo en Costa Rica

Primero, no soy de llorar la leche derramada, así que obviemos toda la parte saturada de obviedades en torno a la crisis de los medios dentro y fuera del país. En todo caso ya hablé suficiente de eso a lo largo de la década pasada, advertí de cualquier cantidad de patrones globales y locales y bue... aquí estamos, con la Corte Constitucional de Rumania anulando el proceso de elecciones presidenciales por una cuestionable influencia de TikTok. El mundo es otro, las reglas del juego han cambiado, o nos adaptamos y sobrevivimos o dejamos que nos termine de llevar el tren.

Segundo, quiero establecer algo con toda claridad: yo nunca he percibido a los demás medios como competencia; Delfino.CR se enfoca en lo suyo y más bien celebra, promueve y agradece un ecosistema de medios diverso, nutrido y plural. Ese, para mí, es el mejor escenario: medios de izquierda, de centro, de derecha, alternativos, tradicionales, corporativos, independientes, públicos, privados, etc, etc, etc.

Cuando digo diverso es diverso. A mí no me molesta que existan medios con posiciones editoriales claramente plegadas a poderes económicos y políticos porque lo considero parte de una realidad ineludible desde el inicio de los tiempos. Cuando fundé Delfino.CR me motivó una frase del cantante Jello Biafra: "Don't hate the media, become the media”. Si no le gusta lo que ve, presente su propuesta y apueste por ella, punto.

Entonces... no me preocupa la existencia de la “prensa canalla” ni de la “prensa vasalla”. Me parece un escenario normal, parte de. También me parece de esperar que surjan comunicadores independientes que utilicen herramientas como el propio TikTok para difundir su mensaje y no me resulta inusual que el BCIE los contrate. ¿Que este Gobierno aprovecha palancas en el banco para hacerle llegar recursos a quienes gozan de sus afectos? Normal, nada que no hicieran las administraciones anteriores. ¿Deseable? Por supuesto que no pero no actuemos como si fuera novedoso. Lo que es bueno para el ganso lo es para la gansa y si queremos cambiarlo lo cambiamos pero tampoco nos hagamos los indignados cuando pase si no lo hemos cambiado.

Tercero, no tengo tiempo ni interés para entrar en polémicas: no tengo enemigos ni me los invento, ni fuera ni dentro de la prensa. Soy un costarricense que trabaja con el afán de contribuir al beneficio y el bienestar del país, ni más ni menos. No me llegan chismes de lo que pasan en otros medios ni ocupo mi tiempo en buscarlos. Sigo las noticias como cualquiera de ustedes y, por supuesto, espero siempre el mejor de los escenarios para el país. Una prensa robusta es sinónimo de una democracia robusta, así que yo quiero que a todo el mundo le vaya bien.

Esto quiere decir que a pesar de cualquier diferencia editorial que pudiera tener con La Extra o La Nación recibí con tristeza la noticia del quiebre de la primera y sigo con preocupación la situación financiera de la segunda. Del mismo modo me alegré cuando se anunció el rescate y posterior relanzamiento de Extra y me complace saber que un grupo de personas piensa entrarle a la bronca de GN para sacarla adelante.

Soy por definición optimista y espero que ambos proyectos lleguen a buen puerto, amén del claro desafío que eso implica. Pero así como quiero que estén bien los grandes quiero que estén bien los pequeños. A menudo les hablo de el trabajo de La Voz de Guanacaste, bueno, en mi Costa Rica ideal tendríamos una “Voz” en cada provincia.

Creo a ciegas en el trabajo que todos, como colectivo, podemos hacer, desde distintos frentes. Hay medios con los cuales no me identifica nada en términos de línea editorial pero cuyo trabajo de todos modos respeto porque representa el sentir de un grupo de la población y encuentro absolutamente necesario que estas personas no se sientan desplazadas de la conversación país.

La solución a nuestros problemas, que no son pocos, no pasa por la polarización. Ejemplos de larga data y de reciente factura más allá de nuestras fronteras sobran. Tenemos que conversar y sobre todo tenemos que escuchar. Estoy convencido de que la prensa está llamada a jugar un papel fundamental en esa búsqueda de consenso para enderezar el rumbo de Costa Rica sin apostar por soluciones mágicas, improvisadas y temerarias. Sigo pensando que como nación somos absolutamente privilegiados y que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.

El 2025 será un año determinante, durante el cual la clase política (¡toda! ¡Gobierno y oposición!) tendrá que poner las barbas en remojo para sacudirse del discurso temerario en el que han caído durante estos años. Mientras tanto, el trabajo de la prensa seguirá siendo siempre el mismo, cuestionar, no aplaudir. Pero muy por sobre todo: ayudar a construir esa Costa Rica que todos queremos. 

Por ese motivo lo mejor que nos puede pasar es que la prensa, como un todo, se fortalezca y que cada quien, desde su frente, se siga concentrando en hacer su trabajo lo mejor que pueda, con lo que sea que tenga a su disposición para sacar adelante la tarea. “Hacé lo que podás con lo que tengás”, me dijo un amigo cuando echamos esto a andar. Eso hemos hecho y eso seguiremos haciendo porque estoy convencido de que este país no merece nada menos que el mejor de nuestros esfuerzos. Confío en que todos nuestros colegas de medios grandes, medianos y pequeños piensan exactamente lo mismo.

Dicho todo esto no puedo cerrar esta reflexión sin agradecer a cada uno de ustedes. Su respaldo a medios independientes es esencial para construir esa Costa Rica que todos soñamos. Desde Delfino.CR, seguiremos haciendo nuestra parte.