La violencia intrafamiliar ha tenido un gran aumento en el país durante el presente año. Muestra de ello es que, a pesar de que el 2024 aún no termina, según el Boletín Epidemiológico Nº 45 emitido por el Ministerio de Salud, ya superamos los casos de todo el 2023.
Esto es aún más preocupante, considerando que nos aproximamos a las fiestas de fin y principio de año, donde los casos suelen tener un repunte aún mayor.
La violencia intrafamiliar es un fenómeno sistémico, lo que quiere decir que se genera a partir de la relación de todos los contextos: social, cultural, económico, político, laboral, educativo, comunitario, individual y por supuesto, el contexto familiar, que es donde se manifiesta.
Si la causa es tan compleja, la solución también lo es, lo que significa que, para revertir la situación, se requieren acciones en cada uno de estos ámbitos. Entonces, en este punto vale la pena preguntarnos: ¿Qué puedo hacer yo, que puede hacer mi familia?
Un buen punto de partida, es la aplicación de las “cinco libertades”, llamadas así hace varias décadas por la destacada terapeuta familiar estadounidense Virginia Satir.
Estas cinco libertades, pueden llevarse a la práctica tanto en la relación de cada persona consigo misma como en la comunicación en las familias, especialmente durante esta época:
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- La libertad de ser y escuchar lo que está aquí en lugar de lo que debería ser, fue o será. Gran parte de la presión que nos ponemos y le ponemos a las otras personas en estas fiestas, proviene de no ser o tener lo que la sociedad o nuestra historia de vida indica que deberíamos ser o tener. Es transcendental vivir y disfrutar el aquí y el ahora.
- La libertad de sentir lo que uno siente, en lugar de lo que uno debería sentir. Socialmente, hemos construido que esta debe ser una época llena de alegría. Sin embargo, tristeza, nostalgia, enojo y otras emociones también se hacen presentes. Así que es adecuado permitirnos y permitir a las demás personas que las experimenten.
- La libertad de decir lo que uno siente y piensa, en lugar de lo que uno debería sentir y pensar. Siempre en un marco de respeto y con una comunicación asertiva, es esencial permitirnos expresar nuestras necesidades y escuchar las de las demás personas.
- La libertad de pedir lo que uno quiere, en lugar de esperar el permiso para hacerlo. Es probable que no todas las personas se sientan bien en una reunión familiar y haciendo las mismas actividades que el resto, quizá alguien necesite estar con otras personas o un espacio en soledad.
- La libertad de correr riesgos por tu propia cuenta. Esta libertad, refiere al hecho de darnos el permiso de tomar el riesgo de expresar nuestras necesidades o probar otras experiencias. Pero la vida y la integridad de ninguna persona debe correr riesgo en estas fechas.
Estas son solo algunas pautas que pueden orientarnos en las relaciones intrapersonales e interpersonales durante estas fechas. No olvidemos que, la violencia intrafamiliar afecta de manera particular a las mujeres, niñas, niños y personas vulnerables, por lo que debemos prestar especial atención para que sus “cinco libertades” sean realmente respetadas y validadas.
Definitivamente, la ausencia de violencia intrafamiliar, es apenas el mínimo al que debemos aspirar como sociedad. Pero, es tiempo de darnos un regalo más grande, no solo con la ausencia de golpes, gritos e insultos, sino con la construcción de familias donde todas las personas tengamos la libertad de expresar nuestras emociones, pensamientos y necesidades y saber que siempre habrá personas allí para validarlas.
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