En esta fecha tan significativa, 18 de diciembre, Día Internacional del Migrante, quisiera destacar dos temas fundamentales: el aporte sustantivo y positivo que representan los flujos migratorios a lo largo de la historia y la similitud de visión que compartimos Costa Rica y la Unión Europea en este tema de permanente actualidad histórica.

El ser humano es, por naturaleza, nómada. Su impulso por desplazarse, explorar nuevos paisajes y encontrar lugares que ofrezcan mejores condiciones de vida es innato. Todos, en algún momento, hemos estado de paso en otros territorios o hemos soñado con mudarnos, aunque solo sea a otro barrio o provincia. Siempre hay un deseo de conocer más, de ver más. Sin embargo, en ocasiones, ese impulso de trasladarse no está guiado solo por la curiosidad o la búsqueda de nuevas experiencias, sino que es forzado por circunstancias mucho más duras: la violencia, la persecución ideológica o las limitaciones para el progreso humano en los lugares de origen. Cuando los seres humanos se ven obligados a dejar atrás sus hogares, no siempre es por voluntad propia, sino por la necesidad de escapar de situaciones que amenazan su bienestar y su libertad.

Es fundamental desmitificar los sensacionalismos que a menudo rodean los problemas migratorios y reconocer que la migración es una tendencia intrínseca al ser humano, especialmente en un mundo globalizado como el de hoy. La migración no solo impulsa el desarrollo económico, sino que también enriquece las sociedades receptoras, aportando diversidad, innovación y nuevas perspectivas. A lo largo de la historia, las grandes civilizaciones han crecido y se han fortalecido gracias a los flujos migratorios, que han permitido el intercambio de culturas, conocimientos y habilidades.

La migración, lejos de ser una amenaza, ha sido un motor vital para el desarrollo humano y el crecimiento económico. Según el Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2024 de la OIM, las remesas internacionales han aumentado en un 650% desde 2000, pasando de 128.000 millones de dólares a 831.000 millones en 2022. Estas remesas superan a las inversiones extranjeras directas y constituyen una parte significativa del producto interno bruto (PBI) de muchos países en desarrollo. Además, la migración ha contribuido a la diversidad cultural, el intercambio de conocimientos y la innovación en diversas industrias.

Visión y valores compartidos con Costa Rica: un llamado a la solidaridad

Esta visión progresista, positiva y humanista hacia el migrante, ha sido parte de los valores que compartimos la Unión Europea y Costa Rica, permitiéndonos tejer relaciones cada vez más fuertes.

La migración y el desplazamiento forzado son, sin duda, uno de los mayores retos de nuestros tiempos. Reconocemos el creciente desafío que representa la migración para Costa Rica y aplaudimos su tenacidad para gestionar estos flujos de manera ordenada y segura, pero, sobre todo, con humanidad y en absoluto respeto a los derechos humanos. Es un llamado sensato que queremos aplaudir y destacar, pues no se han dejado seducir por los instigadores del miedo.

Por este motivo, Costa Rica es más que un socio para la Unión Europea; nos unen valores, visiones y futuros comunes. Estos valores han dado forma a una agenda de cooperación en Derechos Humanos y migración con enfoque de género, en la que hemos invertido más de 6,5 millones de euros en los últimos años. Esta inversión refleja nuestro compromiso con una integración efectiva y digna de todas las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de refugio, promoviendo así la cohesión social y el desarrollo sostenible en toda la región Centroamericana.

Por eso escuchamos el llamado de Costa Rica para la atención de los flujos migratorios, y desde el 2021, la Unión Europea decide impulsar el proyecto de Cobertura Sanitaria y Acceso a la Empleabilidad digna de la persona Migrante, Refugiada y solicitante de Refugio (CSAEM), con una inversión de 2,5 millones de euros. Este proyecto, realizado en conjunto con la institucionalidad costarricense y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), ha demostrado resultados concretos y de alto impacto, especialmente en términos de empleabilidad y acceso a la seguridad social.

Estamos convencidos que el trabajo en equipo y las sinergias nos están ayudando a obtener los grandes retos planteados al inicio de este Proyecto que terminará en febrero 2025. Es por eso por lo que agradezco y resalto el esfuerzo de articulación que el proyecto ha realizado con un actor crucial: las empresas privadas. Gracias a una estrategia de abordaje empresarial, estamos logrando sensibilizar y proporcionar la información necesaria para favorecer la contratación de personas migrantes y refugiadas, a través de la plataforma Brete.cr.

En esta fecha quisiera expresar mi más sincero agradecimiento a nuestras contrapartes institucionales por su liderazgo, compromiso y trabajo en equipo. La amplia apertura que se ha mostrado hacia la contratación de personas migrantes, refugiadas y solicitantes de refugio en Costa Rica, no serían posibles sin el apoyo fundamental del Ministro de Trabajo y Seguridad Social, el Sistema Nacional de Empleo, el Ministerio de Planificación, la Dirección General de Migración y Extranjería y la Caja Costarricense del Seguro Social, que difunden cotidianamente en sus redes, los mensajes de apertura al trabajo a este segmento del a población.

El alto grado de apropiación por parte del Ministerio de Trabajo y la inclusión de más de 11 instituciones que conforman el Sistema BRETE nos permite augurar los impactos de este proyecto en el largo plazo. Desde la Unión Europea, seguimos comprometidos con ustedes en la lucha por un empleo digno y de calidad para todas las personas. En este Día Internacional del Migrante, reiteramos nuestro compromiso con los derechos humanos, la solidaridad y el desarrollo sostenible, trabajando de la mano para un futuro más justo y equitativo para todos.

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