Mucho he leído en redes sociales sobre Liberación Nacional, unos dicen que el partido tiene esperanza y otros que ya el partido está muerto, que no hay nada que hacer. Lo cierto es que, para bien o para mal los ojos están puestos en Liberación Nacional y ahí es donde como liberacionista considero que el partido tiene una oportunidad de oro para aprovechar esas miradas y hacer los cambios profundos necesarios para transformarse.
Pero, ¿cuáles son esos cambios? Bueno, en la última Asamblea Nacional se hicieron algunos avances relacionados al nepotismo, clientelismo o bien, la deuda histórica que el partido ha tenido con las juventudes respecto a las cuotas de inscripción para los procesos internos. Aunque claro, nada de esto es suficiente.
Dentro de Liberación Nacional lamentablemente se han normalizado prácticas que han dañado al partido y que han dado la impresión de que son irreversibles.
Las más conocidas son el nepotismo y el clientelismo, sin embargo, hay otras como la llamada “seguir la línea”, que implica que personas tienen que decir o votar como X persona les diga, porque de lo contrario podría existir algún tipo se represalias. Está practica va ligada a la falencia que también tiene el partido de generar ambientes seguros, de autocrítica y de promoción y fortalecimiento de liderazgos con criterio propio.
La llamada “mesa gallega” es otra práctica que se da desde los liderazgos de arriba hasta los de los territorios. Implica que un grupo cerrado de personas con cierta cuota de poder son quiénes toman las decisiones del curso del partido y ponen a dedo las personas candidatas, limitando así la participación de personas que estén fuera de ese círculo.
Por otra parte, los costos de la inscripción de candidaturas es otro cambio que debe darse. Históricamente en Liberación Nacional la mayoría de personas que han podido ser candidatas a una diputación o a una presidencia, son personas de un status económico alto, porque son las únicas que tienen la capacidad económica de pagar una candidatura dentro del partido, volviéndose un proceso clasista y discriminatorio, ya que limita la participación de nuevos y buenos liderazgos, que no tienen la capacidad económica.
Si bien existe la percepción de que el partido está fregado -y lo está-, también retomando lo que dije al inicio, es una oportunidad para aprovechar las miradas y transformarnos definitivamente como partido.
Todas y todos conocemos lo que tenemos que cambiar, por qué entonces no dejar los temores, los egos y la zona de confort a un lado y aprovechar la atención que tenemos encima para darle al país esos cambios que merecen y de paso, le truncamos el deseo a algunos de ver a Liberación Nacional muerto.
La próxima Asamblea Nacional es la oportunidad, no la desaprovechemos en seguir replicando esas prácticas que nos tiene en crisis.
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