Hace unos días escuché al actor norteamericano Jesse Eisenberg relatar cómo su familia celebra el ThanksLiving: comparten una comida vegana; rescatan varios pavos y a la cena llevan sus fotografías y cuentan las historias del Pavo Todd o la Pava Mabel, cuyas vidas no terminaron en una bandeja, con el trasero relleno de una mezcla de pan y pasas.
Según los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en 2022, se criaron más de 210 millones de pavos en alrededor de 2,500 granjas y cerca de 46 millones de animales fueron asesinados para ser la comida el Día de Acción de Gracias.
Esto hace que en un solo país, en un solo día del año, en un solo tiempo de comida, se incremente la huella de carbono en 2,369,000 toneladas, sin incluir elementos adicionales que contribuyen a un aumento de emisiones durante esta festividad (otros ingredientes, viajes, residuos por el desperdicio de alimentos, etc.), y como celebrar Acción de Gracias se ha extendido por todo el mundo occidental, estamos hablando de muchas, muchas emisiones más.
Se dice que los colonos del siglo XVII comieron pavo porque estaba disponible y porque su tamaño alcanzaba para alimentar a muchas personas; con el tiempo el pavo se convirtió en un símbolo de la identidad estadounidense, representando la gratitud por la cosecha abundante.
Hoy día estas aves cuya apariencia no concuerda exactamente con los estándares de belleza, pasaron de ser recursos simbólicos de abundancia a ser ellas mismas recursos productivos, y fuente de abundantes ingresos para la industria cárnica. Las aves criadas en granjas e instalaciones industriales (pavos, pollos, etc.) representan actualmente el 70% de las aves presentes en el planeta, dejando solamente el 30% a las aves silvestres, con el evidente impacto que este desequilibrio produce en los ecosistemas.
A diferencia de la Navidad cuyo eje principal son los regalos, el día de Acción de Gracias es una fiesta alrededor de la comida. Entonces, si usted es de los que se apunta a la celebración de la gratitud, permito sugerir algunas ideas para reducir los impactos negativos:
- Planifique el menú y haga las compras con tiempo: Explore alternativas a base de plantas para sustituir platos tradicionales que implicaron crueldad y sacrificio de animales, y elija ingredientes naturales y orgánicos de origen local. Prefiera comprar en comercios de emprendedores o pequeños negocios. Lea las etiquetas para que compre productos cuya huella de carbono sea menor debido al transporte o al empaque.
- Vigile el tamaño de las porciones: Especialmente si el plato principal es de origen animal, puede disminuir el tamaño de esas porciones y completar con más acompañamientos vegetales y de temporada, como ensaladas, purés, sopas o postres de fruta, ojalá reduciendo el azúcar y los ingredientes lácteos durante la preparación. Esta medida, además, será buena para la salud de toda la familia, especialmente si entre sus parientes hay personas obesas, hipertensas, diabéticas o con alguna enfermedad coronaria.
- Reduzca los desperdicios: El desperdicio de alimentos es uno de los mayores problemas éticos, sociales y climáticos de la humanidad. Invite a su gente a servirse porciones que de verdad vayan a comer. El resto de la comida puede congelarse, o compartirse para ser aprovechada al día siguiente, evitando una nueva preparación.
- Gestione correctamente los residuos: Evite utilizar vajillas desechables de plástico de un solo uso, pues aún las que se presentan como biodegradables, compostables o amigables con el ambiente, por lo general solo lo son en instalaciones de compostaje industriales o bajo ciertas condiciones controladas. Separe los plásticos, aluminios y vidrios y aceites, y repórtelos en e coins. Los residuos de alimentos crudos pueden ir a la compostera casera y huesos o alimentos cocinados deben disponerse por separado para no contaminar los demás residuos.
- Decore con decoro: Para poner hermosa la mesa y la casa, elija decoración sencilla y ojalá reutilizable, puede usar hojas naturales, frutas o vegetales coloridos.
- Aproveche la cena para las conversaciones importantes: Ya que tenemos a la familia reunida, aprovechemos para conversar también de la crisis climática, y cómo podemos ser más conscientes y coherentes con nuestros actos; de cómo el planeta se impacta negativamente con nuestras acciones y cómo reducir nuestra huella.
- Enfóquese en la gratitud: La gratitud es la frecuencia de más alta vibración energética. Según los estudiosos, la gratitud vibra a 540 MHz. Estar agradecido está al mismo nivel que el amor, lo cual es bueno para nuestra salud, aumentará nuestra energía, felicidad y satisfacción. Cuando practicamos el agradecimiento, nuestro cuerpo libera la hormona oxitocina, que dilata los vasos sanguíneos, reduce la presión arterial y protege el corazón, profundiza nuestras relaciones y nos ayuda a sentirnos más conectados con los demás.
Convirtamos la semana completa, el mes y el año en una verdadera Acción de Gracias, un ThanksLiving, con una actitud permanente de gratitud y reverencia por la vida, respetando el derecho a la existencia a cada uno de los seres sintientes.
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