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Los Estados Unidos se acercan a las elecciones presidenciales de 2024 en medio de una profunda polarización, con encuestas que muestran una contienda extraordinariamente reñida. Sin embargo, más allá de la división política, los datos de ingresos familiares y el Índice de Progreso Social (IPS) para los 50 estados revelan una nación marcada por desigualdades estructurales significativas.

Así hay estados como Massachusetts que disfrutan de ingresos familiares de $107,000 y un IPS de 62.08, pero otros como Mississippi que tienen $55,000 y un IPS de 47.97. Esta brecha de más de $52,000 en ingresos y 14.11 puntos en progreso social no solo refleja diferentes realidades económicas, sino también distintas experiencias de vida, oportunidades y expectativas de futuro.

En un país tan diverso y extenso como los Estados Unidos, estas brechas no solo reflejan las realidades económicas locales, sino que también afectan la calidad de vida y las oportunidades de millones de ciudadanos. Para entender mejor este panorama, es fundamental analizar cómo los ingresos y el progreso social varían entre los estados y qué significa esto de cara a la construcción de una visión país común.

Esto resalta al contrastar estados de alto rendimiento como Connecticut ($92,000 de ingreso e IPS de 61.09) vive en un entorno donde la innovación y el desarrollo personal son viables; mientras que en estados con bajo rendimiento como Arkansas ($63,000, IPS 48.45), los empleos tradicionales están desapareciendo y las oportunidades educativas y de progreso son limitadas.

Los datos son un reflejo también de las estructuras económicas subyacentes que inciden incluso en las diferentes concepciones del “sueño americano”. Asi, para estados como California ($90,000 de ingreso e IPS 55.91), el futuro se visualiza en términos de innovación tecnológica y una economía de servicios vibrante. Sin embargo, en estados como Louisiana ($58,000 de ingreso e IPS 51.82), el sustento depende más de preservar industrias tradicionales y valores culturales arraigados. Estos contrastes llevan a distintas expectativas de vida y perspectivas sobre lo que significa tener éxito en Estados Unidos.

Figura 1. Índice de Progreso Social e Ingreso mediano familiar.

Las diferencias entre la “América de altos ingresos y alto progreso social” y la “América de bajos ingresos y bajo progreso social” subrayan una necesidad urgente de políticas integrales que reduzcan las disparidades y promuevan un desarrollo equitativo en todo el país. Sin embargo, construir una visión nacional unificada requiere más que medidas aisladas; demanda un esfuerzo concertado para alinear los intereses y prioridades de todos los estados, reconociendo sus realidades y aspiraciones particulares.

Lograrlo exige un enfoque multidimensional que combine políticas adaptadas a las condiciones locales con inversión estratégica en sectores clave. No se trata solo de implementar programas de transferencia de conocimiento o atraer inversiones estratégicas, sino también de fomentar la transición hacia modelos económicos sostenibles. Estas intervenciones deben respetar las culturas locales y, al mismo tiempo, promover la diversificación económica, especialmente en sectores de alto valor agregado y tecnología. Así, se puede trazar un camino hacia el desarrollo que sea inclusivo y sostenible, permitiendo a los estados con economías tradicionales modernizarse sin perder su identidad cultural.

Finalmente, para construir una visión común de nación, el éxito debe medirse por la capacidad de reducir las brechas sociales entre los estados, no solo por el crecimiento económico, el desempleo, o la inflación del país en su conjunto. Esto implica que el progreso social y la prosperidad económica sean accesibles para todos, sin importar en qué estado se resida. Redefinir el concepto de éxito y cohesión social significa acercarlo a una experiencia de vida donde existan las oportunidades necesarias para prosperar, un “sueño americano” renovado para el siglo XXI; ese es el verdadero desafío para Estados Unidos, independientemente de los resultados electorales. Como el principal socio comercial de muchos países latinoamericanos y hogar de millones de sus ciudadanos, el éxito de esta misión impactará directamente en la región. Por el bien de América Latina, esperamos que lo logren.

Este artículo fue escrito por Jaime García, director del Índice de Progreso Social CLACDS | INCAE Business School