La democracia debe prevalecer en cada rincón de la vida nacional, y el PLN no debe ser la excepción, especialmente en momentos en que Costa Rica se encuentra acechada por corrientes autoritarias y demagogas en el Gobierno.
Así las cosas, vemos con preocupación la posibilidad de un proceso interno que coarte la participación de las y los costarricenses o que inclusive cobre cuotas de participación, volviéndolo una regresión censitaria.
La Juventud Liberacionista aspira a un liberacionismo que sea verdaderamente democrático y abierto en la conformación de un nuevo proyecto político participativo, amplio e inclusivo, sin dueños ni capataces, que nos permita recobrar la confianza de la ciudadanía.
Consideramos que un proceso de elección a padrón abierto es el camino correcto para dar paso a la renovación y a la elección de la fórmula presidencial que se presentará al electorado en el 2026.
No es momento de encapsularnos como agrupación. Todo lo contrario: hoy más que nunca es necesario que la voz ciudadana retumbe libremente, mediante urnas abiertas, en todas nuestras estructuras.
Seguimos en pie de lucha por verdaderos espacios de participación autónomos en la toma de decisiones. Asimismo, trabajamos [pese a poco apoyo y resistencia] porque nuestro partido sea un semillero de cuadros políticos, con puertas grandes al involucramiento y formación de liderazgos e idearios frescos.
El partido histórico más grande de Costa Rica no puede pretender seguir siéndolo si se encierra y ancla en las concepciones añejas que nos han llevado a rotundos fracasos en los últimos comicios.
La próxima Asamblea Nacional, sin importar su fecha, será una oportunidad valiosa para refrendar la voluntad de las bases liberacionistas de seguir siendo una agrupación política abierta a representar con vigorosidad las aspiraciones de las grandes mayorías —sin perjuicio de las minorías—, cuestión clave para crecer en democracia y enfrentar con renovada personalidad a cualquier grupúsculo en el poder que aceche nuestro Estado social, de derecho y de bienestar.
Liberacionistas, pregonemos con el ejemplo y vayamos sin temor a procesos internos abiertos, pensando en que podemos seguir siendo una alternativa democrática realista, capaz de reinventarse de la mano de las nuevas generaciones que pujan por atender la demanda ciudadana de un Partido Liberación Nacional sin dueños, sin clubes y, sobre todo, sin más de lo mismo.
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