Entre diálogos pausados y partes que parecían no llegar a un acuerdo, se desarrollaron las negociaciones del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) 2025, que suponen una parte muy importante del presupuesto otorgado para la educación superior pública del país, llegando a una resolución de aumentarlo en un 2%. Como estudiante de la Universidad Nacional de Costa Rica, la negociación para el FEES ha sido de los temas más desconcertantes en los últimos meses, no solo para los universitarios de la UNA, sino la población estudiantil del TEC, UNED, UTN y UCR que también forman parte en la preocupación por las implicaciones que esta decisión puede generar.
El FEES no es únicamente un tema de interés para aquellos universitarios que cuentan con alguna categoría de beca para poder cubrir los costos que implican su permanecia en estos centros de estudio. Este tipo de presupuestos subsidian la educación de calidad para miles de estudiantes, reduciendo sus costos considerablemente y permite que personas que no tienen las posibilidades de optar por una educación en las universidades privadas adquieran este derecho.
La importancia de la inversión realizada para la educación superior radica en la posibilidad para muchos costarricenses de culminar su trayecto académico. Las universidades públicas desde su fundación contribuyeron a que miles de sus graduados modificaran su realidad mediante la profesionalización en las distintas áreas del conocimiento. La oportunidad de contar con una carrera universitaria es algo que muchos ni siquiera llegarían a imaginar de no ser por las universidades públicas. Las cuales han realizado importantes esfuerzos por brindar acceso a la educación mediante la regionalización, contando con sedes en las provincias de Puntarenas, Guanacaste y Limón, llevando la educación a las zonas más alejadas del país.
Muchos enemigos de la educación pública han argumentado que las personas que ingresan a las universidades públicas son personas de los quintiles más altos, esto solo refleja el poco conocimiento de la sociedad que poseen y cómo utilizan argumentos que carecen de sentido para demeritar el esfuerzo que durante años se hizo para fortalecer la educación superior del país. Siendo una persona que pasó toda su educación desde la escuela, colegio y ahora universidad en el sistema de educación pública, y sin esta posibilidad no me hubiese resultado posible, como muchas otras personas. Es sumamente falso que la población de universidades públicas es privilegiada. Esto es un argumento basado en utilizar el desconocimiento de la población para crear una idea errónea.
Respecto a la UNA se puede constatar la incidencia que tiene esta universidad en las poblaciones con menos acceso a la educación superior del país gracias a los datos suministrados por (EEUNA, 2023), donde por ejemplo para el año 2023 el 49,27% de los estudiantes regulares de grado provienen de zonas fuera de la gran área metropolitana, que son las zonas más desfavorecidas del país, este número ha aumentado significativamente durante los años en el 2014 dicha cifra de solo el 37,63%, como antecedente, evidenciado es esfuerzo por incluir de esta población a la educación superior pública.
La inversión en educación superior pública no es ningún capricho, como algunos han querido tachar. Mi realidad es un ejemplo de cómo una persona que, de no ser por la universidad pública de este país, no hubiese podido acceder a la educación superior y a la esperanza de poder profesionalizarse. Esto debe verse siempre como una inversión social por lo que debemos procurar la accesibilidad y fortalecimiento del fondo que da pie a estas acciones.
Aún estamos lejos de que la población en su totalidad pueda acceder a una carrera universitaria; En mi vivo ejemplo, muchos de mis amigos y amigas no tuvieron otra opción que después de finalizar el colegio buscar un empleo siendo estudiantes comprometidos, pero debido a pertenecer a una zona rural tendrían que dejar su hogar para poder estudiar y esto se torna sumamente complicado. Las universidades públicas dan soluciones a este tipo de condiciones y que se califique como un capricho la posibilidad de que muchas de estas personas tengan un mejor futuro es completamente irresponsable.
Gracias a la lucha de muchos por consolidar estos espacios y otorgar las herramientas de lo que fue solo un sueño para nuestras abuelas y abuelos, hoy tenemos la posibilidad de cursar una carrera, por eso se debe llamar a conservar y fortalecer la educación superior pública, por nuestro futuro y el de las generaciones venideras.
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