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Consecuencias pueden ser infecciones graves, reacciones alérgicas, inflamación crónica, muerte de tejidos, cicatrices o incluso deformidades permanentes.

El mercado ilegal de productos para procedimientos terapéuticos y estéticos crece de manera preocupante. Según los médicos especialistas en estética, ya no solo los ofrecen en Facebook, sino que les llegan mensajes privados al WhatsApp. Pero se trata de productos adulterados o falsificados que, por supuesto, se dan a precio mucho menor que los medicamentos originales. 

Los productos médico-estéticos de calidad como los rellenos dérmicos, las toxinas botulínicas, los estimuladores de colágeno, peeling químicos, suelen tener un costo elevado, debido a que tienen rigurosos controles de calidad, están respaldados por múltiples investigaciones científicas y las regulaciones sanitarias de cada país, pues garantizan su seguridad y la eficacia. 

“Estos altos costos sin duda alguna incentivan la existencia de un mercado negro donde se ofrecen productos más baratos, pero que no tienen garantías de seguridad, son de procedencia desconocida, falsificados o incluso no cumplen con los estándares mínimos, pueden hasta estar contaminados”, dijo el Dr. Pablo Thames, especialista en Medicina Clínica, Estética y Antiaging.

Para citar un ejemplo, el médico mencionó un producto premium que se utiliza para rellenar labios, el ácido hialurónico cuya caja de 2 jeringas ronda los $800 aproximadamente y en plataformas como WhatsApp constantemente recibe ofertas de hasta $20 por jeringa.

“El mayor problema es que si este mercado ilegal está en crecimiento, quiere decir, que es porque ha encontrado un nicho.  Desgraciadamente, algunos pacientes para tratarse solo basan su búsqueda en el costo, en lugar de asegurarse de que el lugar donde van a realizarse el procedimiento esté en regla y que realmente vayan a ser tratados por un médico certificado, especialista en realizar estos procedimientos”, agregó. 

La falta de control en la fabricación, almacenamiento o en la distribución de estos productos hace que sea imposible garantizar la calidad o la seguridad. Las complicaciones más comunes incluyen infecciones graves, reacciones alérgicas, parálisis faciales, inflamación crónica, necrosis o muerte de tejidos, cicatrices o incluso deformidades permanentes. Además, el tratamiento de estos efectos adversos puede ser muy complejo y costoso y no siempre se logra una recuperación completa.

En procedimientos estéticos los productos más utilizados son el ácido hialurónico para rellenar labios y la toxina botulínica para las arrugas, aunque este último también tiene uso terapéutico para tratar la migraña y el bruxismo. Lamentablemente, encontrarlos en el mercado negro es muy fácil, y al no estar regulados, se escapan a la supervisión de las autoridades sanitarias, lo que aumenta el riesgo para quienes los utilizan.  

Tratar a personas que llegan al consultorio porque han tenido experiencias fallidas y necesitan correcciones o tratamientos para resolver complicaciones, es más común de lo que se cree. En Costa Rica no hay estadísticas, pero en países como España, se registra que 15 de cada 100 visitas que atienden los médicos estéticos son para corregir intervenciones practicadas por no profesionales. Por eso, el Dr. Thames insiste en que es fundamental acudir a profesionales médicos certificados que utilicen productos aprobados por las autoridades respectivas.

El Ministerio de Salud trabaja para regular y controlar los productos de uso médico en general, emite alertas sanitarias cuando detecta un producto no aprobado y trata de hacer controles para evitar importación y distribución de productos ilegales. Ha promovido campañas de concientización a la población sobre riesgos de utilizar productos no regulados o acudir a personas no certificados, a veces impone sanciones como cierre de negocios que no cumplen con los requisitos legales o el decomiso de productos, pero en el ámbito médico estético, el especialista desconoce si hay acciones concretas.

Hace tres años el Ministerio de Salud y el Colegio de Médicos se unieron en una campaña para advertir a la población sobre la necesidad de asegurarse de que el establecimiento donde se va a realizar el procedimiento, cuente con el permiso del Ministerio de Salud, y que denunciara las anomalías según el caso, ante el Ministerio de Salud, la Fiscalía del Colegio de Médicos, el Ministerio Público, los Tribunales de Justicia o incluso, la Comisión Nacional del Consumidor.

“Desafortunadamente, la facilidad con la que comercializan estos productos en redes sociales o canales no regulados ha contribuido a que este fenómeno se perpetúe y sea cada día más frecuente, y si la ciudadanía no colabora denunciando, no terminará y, por el contrario, seguirán muchas personas cayendo en la trampa y sufriendo las consecuencias”, concluyó el médico.