Entender el desarrollo es una tarea compleja y no exenta de errores. Visión Mundial es una organización sin fines de lucro que busca mejorar la calidad de vida de niñas, niños y adolescentes. Como parte de esa meta, contribuyen a implementar una serie de acciones para promover el desarrollo económico de estas personas y sus familias en las comunidades en las que habitan. El programa de desarrollo económico parte de esa premisa.
La problemática de los pequeños productores es bastante conocida, pero a pesar de ello, las soluciones no llegan por parte del estado, de forma que son los pequeños productores quienes son los que sacan la tarea, algunas veces acompañados de iniciativas como las de VMCR.
De un lado tenemos a los productores cuyos ingresos son muy bajos, entre otras cosas porque no cuentan con los medios de transporte para llevar a vender sus productos en zonas económicamente más prósperas. Dada su insuficiencia de ingresos, buscan resolver su delicada situación económica, vendiendo pronto a quien le compre (y muchas veces al precio que le señalen), para lograr obtener efectivo que les sirve de sustento y para hacer frente a diversas situaciones que enfrentan las personas en las comunidades. Ello claramente los perjudica y favorece a la intermediación que, a costos muy bajos, consigue productos que luego revende a precios sustantivamente más altos.
Del otro lado tenemos a niños, niñas y adolescentes que faltan con frecuencia a clases, o directamente abandonan las aulas por las necesidades económicas de las familias que buscan incorporarlos al mercado laboral de forma temprana.
Así, las intervenciones buscan mejorar ambas condiciones iniciales. De un lado, las personas en la zona rural producen con un nivel de eficiencia y productividad asociado tanto a sus conocimientos, experiencia, como a las herramientas y tecnología disponibles. Y con todas esas restricciones, ha mostrado una apreciable capacidad de diversificación, mejora en la productividad e inocuidad en la producción; por lo que su poca integración a los mercados es parte de una problemática estructural que es indispensable atacar.
La evidencia muestra que a lo largo del tiempo estas personas han aprendido a mejorar sus procesos productivos, a generar nuevos productos y procesos que, de una forma u otra, contribuyen a mejorar sus ingresos monetarios. De la mano de los operadores de Visión Mundial, y otras personas e instituciones que trabajan en alianza con los primeros, los han capacitado, por lo que estos productores han aprendido sobre diferentes aspectos, tanto productivos como administrativos.
Sin embargo, el reto sigue siendo grande. Su producción se vende a precios bajos y les es difícil negociar mejores precios debido a su debilidad financiera que los obliga a aceptar precios bajos para mantener viva su operación. También es posible que su poca fuerza como proceso asociativo les impida tener el brazo suficiente para poder negociar precios, calidades y volúmenes de producción.
Del otro lado, Visión Mundial contribuye a mejorar el nivel de alimentación de las personas en las escuelas por medio de huertas productivas que complementan la alimentación de los niños, niñas y adolescentes.
Este ha sido un proceso de aprendizaje permanente, con avances y retrocesos. Avances en términos productivos, pero también de empoderamiento. Retrocesos asociados a la propia volatilidad del mercado, a aliados que dejan de serlo, y otras situaciones de mercado (o de no mercado), que son conocidas en la economía, pero no necesariamente lo son para productores que esperan tener contrapartes que jueguen en igualdad de condiciones.
Todo lo anterior ha permitido contar con productores mejor preparados y más empoderados. Pero aún se necesitan cambios. Lo importante es, cómo fortalecer los procesos asociativos, empezar a incorporar nuevos productos (de carácter experimental), que tienen mas mercado y mejores precios, como mejorar la eficiencia productiva y de comercialización, etc. Esas son las preguntas que es necesario empezar a resolver para darle sostenibilidad a un proceso que tienen avances, pero que es posible que no continúen si no se dan los pasos en las líneas antes mencionadas.
Finalmente, aunque el modelo económico prevaleciente de promoción de la inversión extranjera directa ha sido exitoso en la generación de empleo y atracción de inversiones, es necesario re-evaluar la importancia del pequeño productor rural, no solo en términos de ingresos y desarrollo local, sino de empoderamiento, arraigo y posibilidades de generar cambios en los patrones migratorios del campo a la ciudad, invirtiendo el patrón hacia la migración de retorno, en escenarios con más y mejores oportunidades para las personas jóvenes que hoy huyen de un futuro incierto en el campo.
Nota: Agradezco los comentarios y aportes de Adrián Gonzales de Visión Mundial CR.
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