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Algunas investigaciones estiman que el 25% de los niños infectados con el virus SARS-CoV-2 podría desarrollar COVID prolongado.


La pandemia de COVID-19 ha dejado muchas secuelas, entre ellas el COVID prolongado, una afección persistente que afecta a pacientes meses o incluso años después de la infección. Aunque las investigaciones iniciales se enfocaron en los adultos, nuevos estudios muestran que los niños también están en riesgo. Se estima que el 25% de los niños que contraen el virus SARS-CoV-2 podrían desarrollar COVID prolongado, lo que resalta la necesidad urgente de incrementar la cobertura de vacunación en esta población vulnerable.

El COVID prolongado puede manifestarse en los niños de dos formas: como el síndrome inflamatorio multisistémico o como el COVID de larga duración. En ambos casos, los síntomas pueden afectar la calidad de vida de los menores, tanto en el aspecto físico como en su rendimiento académico, ya que pueden sufrir fatiga, problemas de sueño y alteraciones cognitivas que les dificultan concentrarse.

Síndrome inflamatorio multisistémico y COVID prolongado en niños

En el caso del síndrome inflamatorio multisistémico, los síntomas incluyen fiebre, vómitos, diarrea, dolor abdominal y erupciones en la piel, mientras que el COVID prolongado puede causar fatiga, dificultad para respirar y problemas de memoria. Estos efectos no solo afectan a niños que presentaron síntomas durante la infección, sino también a aquellos que tuvieron una enfermedad asintomática.

Según la doctora Yamile Sandoval, gerente médico de vacunas de Asofarma, “el COVID prolongado tiene un impacto significativo en la vida cotidiana de los niños y adolescentes, con efectos que pueden manifestarse en su rendimiento escolar y bienestar general”.

La importancia de la vacunación infantil

A medida que los científicos continúan investigando los efectos del COVID prolongado, se ha observado que la vacunación juega un papel clave en la prevención de esta afección. Recientes estudios en Estados Unidos destacan la importancia de la vacunación en la reducción del riesgo de COVID prolongado en niños, un tema particularmente relevante en un momento en que la cobertura de inmunización infantil se ha estancado a nivel mundial.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2023 más de 2,7 millones de niños en todo el mundo no recibieron las vacunas necesarias, lo que aumenta el riesgo de contagios no solo de COVID-19, sino también de otras enfermedades como la influenza y el sarampión. Por ello, es esencial que la población se vacune anualmente contra el COVID-19, especialmente para protegerse de las nuevas variantes del virus.