La adopción de tecnología en las firmas de abogados ha ganado relevancia en los últimos años. El entusiasmo que rodea a tecnologías emergentes como la inteligencia artificial parece prometer soluciones rápidas y eficaces para problemas complejos. Sin embargo, la realidad es que la implementación de estas herramientas conlleva un proceso mucho más intrincado de lo que a primera vista puede parecer.

Hace unos meses, tuve la oportunidad de asistir a una conferencia sobre operaciones legales, en la que Andrew Perlman, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Suffolk, compartió una carta enviada por Steven Croley, gerente legal de Ford, a todas las firmas legales externas que prestan servicios a la compañía. En ella, Croley preguntaba a sus abogados cómo estaban usando la inteligencia artificial para mejorar sus procesos y reducir costos, y solicitaba información sobre las herramientas específicas de IA que estaban utilizando. Lo interesante es que Croley no cuestionaba si las firmas debían usar IA; asumía que ya lo hacían. Esta carta es prueba de que la tecnología, para los abogados, ya no es opcional: es una necesidad.

Las firmas de abogados pueden clasificarse en tres grupos en relación con la adopción de tecnología. En primer lugar, están las firmas que ya han avanzado considerablemente y han integrado tecnología en sus procesos. Estas firmas, obviamente, no tendrían ningún problema para responder a preguntas como las planteadas por el Gerente Legal de Ford, ya que cuentan con la infraestructura y las políticas adecuadas para respaldar el uso de herramientas como la inteligencia artificial.

En segundo lugar, están las firmas que no han implementado tecnología en absoluto. Estas firmas, que aún dependen de métodos más tradicionales, corren el riesgo de quedarse rezagadas frente a sus competidores más tecnológicamente avanzados. Finalmente, existe un grupo intermedio: aquellas firmas que han comenzado a explorar el uso de tecnología, pero que aún están en un proceso de adaptación y prueba. Este “escenario intermedio” puede ser un proceso largo y complejo si no se lleva a cabo de manera ordenada, con procesos y políticas bien definidos. De lo contrario, las firmas podrían enfrentarse a desafíos como gastar en tecnología que no saben o no pueden implementar de manera efectiva.

La importancia de la preparación

Uno de los errores que pueden cometer las firmas es asumir que, simplemente con adquirir nuevas herramientas, estarán preparadas para competir en este entorno más tecnológico. Sin embargo, la realidad es que la implementación exitosa de tecnología como la IA requiere una preparación mucho más profunda.

Antes de adoptar nuevas plataformas, las firmas deben asegurarse de que sus procesos internos estén bien definidos y optimizados. La calidad de los datos que se manejan es esencial, ya que gran parte de la efectividad de herramientas como la inteligencia artificial depende de la precisión y la estructura de la información que se les proporciona. Sin una adecuada organización de datos, la inversión en tecnología puede resultar en gastos elevados sin un retorno claro de beneficios.

Asimismo, es necesario que las políticas internas, especialmente aquellas relacionadas con el uso de plataformas abiertas como ChatGPT, estén bien definidas antes de promover su uso dentro de la organización. Si bien estas tecnologías ofrecen grandes ventajas, también plantean riesgos en cuanto a la seguridad y la privacidad de los datos. Ningún cliente quiere que la información sensible sobre un litigio o transacción en la que participa sea compartida por sus asesores en plataformas que no cuentan con ningún tipo de control.

¿Desarrollar o comprar?

Una vez que la firma ha organizado sus procesos y datos, surge una pregunta clave: ¿es mejor desarrollar su propia tecnología o adquirir plataformas ya existentes? La respuesta a esta pregunta varía dependiendo de factores como el tamaño de la firma, el área de especialización, y, sobre todo, el lugar en la que opera. En mercados más consolidados de LegalTech, como Estados Unidos o el Reino Unido, puede tener más sentido comprar soluciones preexistentes debido a la amplia oferta disponible. Sin embargo, en Latinoamérica, esta decisión no es tan simple. Muchas de las soluciones de LegalTech que existen podrían no ser tan útiles en la región, ya que han sido entrenadas utilizando como base la ley de otras jurisdicciones, como Estados Unidos, o solo funcionan en inglés, lo que puede dificultar su adopción. Además, los costos de estas herramientas pueden ser prohibitivos para muchas firmas locales, especialmente si el objetivo es escalarlas a toda la organización. En algunos casos, desarrollar soluciones internas adaptadas al contexto local podría ser una opción más viable y rentable.

Capacitación y cultura tecnológica

Por último, está el factor humano. Adoptar tecnología no solo implica adquirir nuevas herramientas; implica también un cambio cultural dentro de la firma. Es fundamental capacitar a los abogados y al personal en el uso de estas tecnologías, especialmente cuando se trata de herramientas avanzadas como la inteligencia artificial.

Muchas veces se asume erróneamente que todos en la firma saben cómo interactuar con estas plataformas, pero la realidad es que la mayoría requiere una formación específica. El uso correcto de tecnologías como ChatGPT va mucho más allá de realizar traducciones o simples consultas como si fueran un motor de búsqueda tipo Google; requiere una comprensión de cómo estructurar preguntas (“prompts”) y cómo interpretar las respuestas generadas.

En este sentido, es crucial designar líderes dentro de la firma que promuevan la adopción de tecnología y sirvan como referencia para los demás. Estos "campeones tecnológicos" deben estar comprometidos con la innovación y dispuestos a guiar a sus colegas en el uso efectivo de estas herramientas.

La transformación tecnológica en las firmas de abogados no es un proceso que se logre de la noche a la mañana. Es un recorrido que exige compromiso, planificación estratégica, inversión en capacitación y un enfoque metódico hacia la implementación de tecnología. Sin embargo, para aquellas firmas que tomen la decisión de avanzar de manera estructurada y con visión de largo plazo, los beneficios son claros: la capacidad de ofrecer servicios más eficientes, competitivos y adaptados a las necesidades de un mercado legal cada vez más exigente y digitalizado. En definitiva, abrazar la tecnología no solo mejorará la eficiencia operativa, sino que también permitirá a las firmas estar mejor posicionadas para enfrentar los retos del futuro y satisfacer las expectativas de sus clientes.

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