Estudio se presentó en el marco de la Conferencia de Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (COP16).

Un nuevo estudio que examina el estado del financiamiento global para mujeres afrodescendientes, indígenas y de comunidades locales se lanzó este 22 de octubre en el marco de la Conferencia de Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (COP16) que se lleva a cabo en Cali, Colombia del 21 de octubre al 1 de noviembre.

El estudio, “¿Está llegando el financiamiento mundial a las mujeres indígenas, afrodescendientes y de comunidades locales?” afirma que entre 2019 y 2022, se registró una disminución del 2% en el financiamiento de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) para organizaciones centradas en los derechos de las mujeres y organizaciones no gubernamentales que trabajan en cuestiones de género, pasando de 891 millones de dólares en 2019-2020 a 631 millones de dólares en 2021-2022. Esta última cifra representa menos del 1% de la AOD total en ese período.

Dato D+: La Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) es el instrumento financiero principal de la política pública de desarrollo internacional enfocada a mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en países del Sur Global y a la consecución de las metas internacionales de desarrollo sostenible.

El estudio aborda una falta crucial de datos sobre la financiación centrada en la equidad de género y fue lanzado por la Iniciativa de Derechos y Recursos (RRI) y la Alianza de Mujeres en el Sur Global (WiGSA).

El documento también señala que, si bien la financiación internacional para apoyar los derechos de tenencia de la tierra y los bosques de los pueblos indígenas, los afrodescendientes y las comunidades locales aumentó entre 2011 y 2020, la inversión en movimientos y organizaciones centrados en cuestiones de igualdad de género disminuyó.

Las organizaciones de derechos de las mujeres indígenas y afrodescendientes están siendo especialmente marginadas en esta financiación, puntualizan desde RRI. Entre 2016 y 2020, de los 28.500 millones de dólares designados para apoyar a las mujeres y las niñas, solo el 1,4% se destinó a organizaciones que trabajan con mujeres indígenas , según informaron International Funders for Indigenous People (IFIP) y el Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI).

En el caso de las mujeres afrodescendientes, los datos sobre la asignación de recursos son muy limitados según Black Feminist Fund, que señala que los fondos recibidos en 2018-2019 para niñas, mujeres y personas trans negras fueron menos del 0,5% de la financiación global de las fundaciones.

Al respecto, Ketty Marcelo, lideresa asháninka de la selva central del Perú y presidenta de la Organización Nacional de Mujeres Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) e integrante de WiGSA, comentó:

Nos preocupa que se siga hablando de biodiversidad sin tomar en cuenta las voces de las mujeres indígenas, porque para nosotras la naturaleza, nuestra identidad y el territorio son uno solo. El resultado ideal con el lanzamiento de este estudio en la COP16 es que los mandatos que salgan de esta convención tomen en cuenta las voces de las mujeres que son las más afectadas por el extractivismo y el cambio climático”.

El estudio señala que la mayoría de los mecanismos de financiación actuales no responden lo suficiente a las necesidades de las comunidades, no tienen en cuenta las cuestiones de género, carecen de flexibilidad, transparencia y responsabilidad mutua entre donantes y receptores, carecen de una visión a largo plazo para abordar las diversas necesidades de las comunidades y no son oportunos ni accesibles para un gran número de organizaciones comunitarias.

El documento señala que las organizaciones de mujeres también enfrentan falta de financiamiento debido a barreras preexistentes para acceder a fondos, como la disponibilidad limitada de información pública sobre convocatorias de propuestas en plataformas solo en inglés, plazos cortos para completar formularios y documentos y la falta de conocimiento de los donantes sobre el contexto en el que operan las organizaciones, lo que restringe aún más sus posibilidades de acceder a estos fondos.

“Las mujeres han sido excluidas a menudo de la financiación debido a suposiciones sobre sus capacidades y dudas sobre su capacidad para gestionar proyectos. Sin embargo, incluso sin apoyo financiero, han estado protegiendo eficazmente sus bosques”, afirma Omaira Bolaños, directora de Género y Justicia de RRI.

Las mujeres indígenas, afrodescendientes y de las comunidades locales están pidiendo un cambio: quieren tener acceso directo a la financiación y no seguir siendo marginadas en la financiación climática”.

El informe también identifica estereotipos y prejuicios en la financiación y las relaciones con los donantes como parte de las principales barreras para el acceso equitativo al apoyo financiero. Las mujeres  enfrentan un mayor escrutinio y menores expectativas de resultados en comparación con las organizaciones dirigidas por hombres.

Bharati Pathak, presidenta de la Federación de Grupos de Usuarios de Bosques Comunitarios de Nepal (FECOFUN) y miembro de WiGSA, compartió:

Estamos protegiendo los ríos, los océanos, las tierras y los bosques, pero no estamos recibiendo el apoyo financiero para esa protección. Estamos protegiendo nuestro territorio, pero no tenemos acceso a los derechos colectivos sobre la tierra. Es por eso que WiGSA está tratando de construir una comunidad fuerte para discutir los problemas y oportunidades comunes de las mujeres del sur global”.

Por último también destacan la urgencia de que los donantes prioricen la financiación adecuada para las organizaciones de mujeres indígenas, afrodescendientes y de comunidades locales que históricamente han sido excluidas de los procesos de toma de decisiones, donde se pueden adoptar prácticas más inclusivas y efectivas para apoyarlas en su papel crucial como defensoras del medio ambiente y en sus procesos de liderazgo comunitario.