En el mundo binario del presidente Chaves, solo hay dos tipos de costarricenses: los que están con él y los que están contra Costa Rica.

La obsesión por dividir le ha hecho perder el norte. Salvo que el norte sea el conflicto y no la solución.

El discurso de odio cayó en tierra fértil. Él lo sabe y lo usa. Un pueblo harto de la ineficacia estatal, los privilegios, el despilfarro, la corrupción y la impunidad, es un pueblo sediento de cambio.

¡Y cambio tuvimos! 

Nunca tanta polarización. Nunca tanta violencia verbal (en vísperas de convertirse en otras formas de violencia). Nunca tanto irrespeto a los contrapesos y a quienes piensan diferente.

¿Es el camino hacia una Costa Rica más próspera, segura y equitativa? Por supuesto que no. De la semilla del odio no brota la esperanza. De la intolerancia y la fractura social no nacerá una visión compartida de nación.

El presidente parte de un diagnóstico correcto. El Estado está enfermo y capturado por grupos de interés (internos y externos). No responde con eficacia y eficiencia a las nuevas necesidades sociales. Urge cambiar, no cabe duda.

El problema es que equivocó la ruta de la sanación. En una democracia, la mejor medicina es la que formulamos entre todas y todos. Nace de la inteligencia colectiva, no de la iluminación del ungido. Se nutre del sano debate de ideas y de la diversidad de anhelos.

Es un error pensar que el amor por Costa Rica es monopolio de un partido. Es un error creer que la discrepancia es un ataque. Que el disenso debe extirparse para avanzar. Quien así piensa no entiende la democracia. Quien así actúa no es demócrata.

En todos los partidos hay personas capaces y honestas, dispuestas a servir con abnegación al país. También en la academia y en los sectores sociales. ¿Acaso su propio gabinete no está conformado por personas de otros partidos? Dialogar no es abdicar. Es la vía costarricense para llegar más alto y más lejos.

Ojalá el presidente corrija el rumbo. Ojalá la oposición, la academia, y los sectores sociales contribuyan a la reconstrucción de los necesarios puentes de diálogo que necesita Costa Rica.

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