Escritora nacional comparte una nueva obra de poesía publicada por Ediciones Perro Azul.
El próximo lunes 7 de octubre a las 7:00 p.m. en el Centro Cultural de España, Jonatan Lépiz y Paola Valverde presentarán El año de Chernóbil, una obra literaria de Angélica Murillo.
Angélica Murillo es una comunicadora social con énfasis en periodismo graduada de la Universidad de Costa Rica (UCR). Dirigió el Taller Literario Elipsis de la UCR (2006-2007) y fue cofundadora del grupo literario Estudio Poiesis (2002).
Entre sus obras se encuentran:
- Variaciones en torno a la trayectoria de una hormiga (Perro Azul, 2010).
- Sobre el amor filial y otras desviaciones (Espiral, 2011).
- Circomística (Espiral, 2013).
Asimismo, recibió una mención de honor en el III Concurso Internacional La Revelación (España, 2009) y el Premio al Mejor Videopoema en el VIII Concurso Internacional de Poesía Breve La Vanguardia (España, 2009). Sus poemas se encuentran antologados en diversas colecciones publicadas en Chile, México, Guatemala, Colombia, Italia y Costa Rica.
Obra El año de Chernóbil
Jonatan Lépiz comenta:
Supongamos que esto es el 26 de abril de 1986, es la madrugada, cerca de la 1:00 am, el viento sopla como no volverá a soplar en las afueras de la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, el núcleo del reactor 4 está a punto de fallar y el cielo, en unas horas, se llenará de una nube de material radiactivo extenderá su miedo por unos 150 mil kilómetros cuadrados. En ese mismo instante, aunque varias horas atrás, si se nos permite la licencia, hay una niña, en un pequeño país, mirando el cielo, buscando, quizá, letras o palabras o acaso los primeros símbolos de un lenguaje íntimo. Y justo en ese momento, estalla la tragedia, lejos, muy lejos. Y aunque esa niña de 10 años nunca conoció Chernóbil, algo de la explosión le alcanzó para siempre".
En esa línea, Lépiz agrega que la poesía de Angélica intenta adentrarse en la profundidad de la pérdida, en el origen de la herida primigenia. Y se sabe que una herida, no necesariamente se origina con algo punzante sobre la carne, una herida puede entrar por los ojos, por las imágenes transmitidas por el televisor en algún momento determinado de la infancia y eso eclosiona con todo lo demás y ya nada vuelve a ser lo mismo.
Los secretos familiares, el inicio del trauma, del amor, de la soledad, de la alegría, se expanden como un material radiactivo, pasando las nubes del pasado, la lluvia ácida del presente hacia el futuro, consumiendo todo a su paso, y entonces la vida se transforma en una raíz invertida. Y los sueños se convierten en una bruma infinita de plutonio, yodo, estroncio y cesio.
En estas páginas hay una niña escudriñando el mundo, es 1986, la poesía que hace eco de una ciudad envuelta en una pesadilla radiactiva, recupera el sentido de una infancia hasta entonces adormecida, finaliza Lépiz.
Por su parte, Selene Fallas, agrega:
Este texto detona la memoria, la inocencia, el paraíso perdido, el juego, la familia, la escuela y esta serie de acontecimientos globales que nos marcan como un programa de TV, un libro o una palabra a esa breve edad donde las cosas dejan huella, donde todo es radioactivo y, por tanto, peligroso".