Según Perspectiva Energética Mundial 2024 de McKinsey & Company.
La transición energética global sigue avanzando, pero enfrenta importantes retos tecnológicos, macroeconómicos y geopolíticos. Según el reporte Perspectiva Energética Global 2024 de McKinsey & Company, se espera que el uso de fuentes de energía con bajas emisiones de carbono aumente entre un 65% y 80% para el año 2050. Sin embargo, la transición no será rápida ni sencilla.
Entre las principales conclusiones del reporte, destaca la necesidad de diversificar soluciones más allá de una única tecnología para enfrentar los desafíos de la transición energética, tales como la asequibilidad y la seguridad del suministro energético en un contexto cada vez más incierto.
Siete conclusiones clave del reporte:
- Aumento de energías limpias: Las fuentes con bajas emisiones de carbono podrían crecer hasta un 80% para el 2050. Energías como la solar y la eólica seguirán creciendo, mientras que tecnologías más costosas, como el hidrógeno y la captura de carbono, enfrentan menor demanda.
- Emisiones en aumento: A pesar del compromiso global, las emisiones no están bajando al ritmo necesario y se espera que alcancen su punto máximo entre 2025 y 2035 antes de comenzar a disminuir.
- Crecimiento de la demanda energética: Se proyecta un incremento de hasta un 18% en la demanda de energía para 2050, impulsado principalmente por el crecimiento poblacional y el desarrollo económico de las economías emergentes.
- Continuación del uso de combustibles fósiles: Aunque su pico de demanda se alcanzó en 2020, los combustibles fósiles seguirán siendo necesarios para satisfacer la demanda energética global por al menos una década más.
- Precio del carbono insuficiente: El costo global del carbono sigue siendo demasiado bajo para impulsar una transición más rápida hacia energías limpias y descarbonización.
- Desafíos geopolíticos y cadenas de suministro: La transición energética requiere atención a las cadenas de suministro y la estabilidad geopolítica, ya que cualquier conflicto podría retrasar los avances.
- Escasez de materiales: Tecnologías de bajo carbono, como baterías y energías renovables, dependen de materiales escasos como el litio, níquel y tierras raras, lo que podría aumentar sus costos.
El estudio busca servir de base para que las partes interesadas a nivel global tomen decisiones informadas y logren los objetivos de descarbonización.