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El espacio es una fusión de conocimientos de otras culturas, tropicalizado a la zona guanacasteca.

La vivencia de experiencias únicas. Esa es la propuesta de Punta Islita, lugar que brinda regeneración, relajación y un disfrute único de carácter autóctono, con actividades especiales, gastronomía exclusiva bajo el concepto kilómetro cero y una tarifa especial para nacionales.

El hotel invita a tener una estancia auténtica, en una de las cinco zonas azules del mundo. Su ubicación en Nandayure, Guanacaste, lo asegura, además de mostrar a cada visitante el concepto del Pura Vida.

Sus paradisiacas vistas al mar, en medio de bosque tropical, permite a sus huéspedes encontrarse inmersos en un escenario exclusivo, lleno también de biodiversidad y arte.

El destino es cien por ciento Wellness y eso también lo demuestra el spa Nanku, lugar inspirado en la cultura chorotega. En él, se garantizan tratamientos únicos, ancestrales, con rituales de bienestar holísticos, y personalizados según cada necesidad.

El espacio es una fusión de conocimientos de otras culturas, tropicalizado a la zona guanacasteca, por ejemplo, para ciertos masajes no utilizan cuarzo, sino jade, el cual ha sustituido otras piedras en los tratamientos que realizan.

De acuerdo con Tanya Bürgin, Spa Manager de Punta Islita, aquí se utilizan elementos propios como, por ejemplo, del jardín de permacultura del hotel, se hace uso de hierbas como juanilama o zacate de limón, tanto para los rituales de tina o para cada té que ofrecen. Cuando debe endulzarse, se hace con miel de las abejas de mariola que están en el hotel, mientras que, en cuanto a las sales, se utilizan de la zona de Nicoya. Bürgin añadió

En el spa no solo se trabaja el cuerpo, también la energía del alma”.

Nanku está cambiando sus protocolos y su menú, es un lugar holístico y energético para fluir energía, no el típico spa limitado a lo muscular. Actualmente se trabaja con influencia en fases lunares, donde cada semana se trabaja con cada fase, creando una experiencia completamente energética, con rituales de iniciación y despedida, como los chorotegas hacían.

“Somos experiencia, ofrecemos desde un viaje sensorial a identificar, por ejemplo, el aceite que va más con cada persona, y que va más allá de un masaje, donde lo físico se equilibre con lo emocional y energético”.