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Los precios de transferencia se refieren a los precios a los que las empresas transfieren bienes, servicios o intangibles entre las empresas del mismo grupo económico. Este tema es crucial en el contexto de las regulaciones fiscales, ya que las autoridades tributarias buscan asegurarse de que las transacciones entre partes relacionadas se realicen a precios de mercado y así evitar la erosión de la base imponible.

Sin embargo, los precios o contraprestaciones que se pactan entre partes relacionadas o los resultados operativos de las compañías producto de sus transacciones intercompañías y con terceros, pueden verse afectados por diversos factores externos, como las condiciones del mercado donde se desenvuelven y/o factores macroeconómicos.

Específicamente, en el caso de Costa Rica, durante los años 2022 y 2023 el tipo de cambio ha sido la variable macroeconómica que generó y sigue generando en el 2024, un mayor impacto en las empresas. Esto es debido a que el tipo de cambio del colón costarricense (CRC) respecto al dólar estadounidense (USD) ha mostrado una tendencia a la apreciación y devaluación, influenciado por factores como la política monetaria, la inflación, y la balanza comercial. Inclusive hemos visto cómo muchas compañías han registrado pérdidas generadas por el diferencial cambiario.

La apreciación del colón puede hacer que los productos costarricenses sean menos competitivos en el mercado internacional, ya que los exportadores reciben menos colones por cada dólar que ingresan. Por otro lado, una depreciación del colón incrementaría el costo de las importaciones, lo que impactaría a las industrias dependientes de insumos y maquinaria extranjera, como la manufactura y la construcción. Esto podría generar un aumento en los precios finales de sus productos.

Por otra parte, los factores políticos y sociales a nivel mundial que han surgido en el período anterior, como el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, han provocado desabastecimientos de materias primas, lo que ha incrementado tanto su precio como los tiempos de espera para obtenerlas. Este desabastecimiento afecta no solo los costos de producción, sino también la capacidad de cumplir con los plazos de entregas, impactando las relaciones comerciales y los niveles de servicio de estos proveedores afectados. Estas circunstancias pueden influir en los precios de transferencia, ya que las empresas buscan optimizar sus cadenas de suministro y reducir costos.

Adicionalmente, las administraciones tributarias pueden reaccionar con la implementación de regulaciones más estrictas, en respuesta a acontecimientos como la inflación y variaciones en el crecimiento económico, esto con el fin de asegurar la transparencia financiera y procurar una recaudación efectiva en momentos en los que se haya experimentado una baja.

Es importante mencionar que, ante entornos inflacionarios, las empresas pueden necesitar revisar sus precios de transferencia para reflejar los cambios en los costos de producción y en su poder adquisitivo. 

Además, es común que, en períodos de expansión económica, las organizaciones dispongan de mayor flexibilidad  para ajustar precios, mientras que, en períodos de recesión, puedan verse obligadas a reducirlos para mantener la demanda. Todas estas circunstancias pueden influir en cómo se fijan los precios de transferencia entre las compañías.

Por último, los factores climáticos, aunque comúnmente se asocian con las compañías agrícolas, también influyen en distintos sectores empresariales. Los eventos climáticos extremos pueden interrumpir cadenas de suministro, afectar infraestructuras y alterar los costos operativos. 

Dada esta diversidad de factores externos, resulta fundamental contemplarlos dentro de un análisis macroeconómico y de industria en la documentación de precios de transferencia solicitada por la Administración Tributaria. Lo anterior va en línea con lo desarrollado en la resolución DGT-R-49-2019 de la Dirección General de Tributación. Dicho análisis permitirá a las empresas tener un panorama más completo de las circunstancias económicas en las que operó la compañía y evaluar si éstas incidieron en sus resultados.

Es crucial que, si la empresa se ha enfrentado a alguno de estos factores u otros similares, esté en capacidad de documentar cuantitativamente dentro del estudio de precios de transferencia y reflejar correctamente el impacto en los precios fijados con sus partes vinculadas. Esta documentación servirá como respaldo ante una posible fiscalización, permitiendo justificar los resultados obtenidos por la compañía al enfrentar esa serie de factores externos. Asimismo, se podrá demostrar de manera objetiva cómo tales factores influyeron en las transacciones intercompañía y en su desempeño financiero general, desvinculando los resultados operativos de la empresa de un posible traslado de beneficios intercompañía y considerando las implicaciones que el mercado puede causar en estos.

Por todas estas razones, resulta fundamental que las organizaciones realicen cada año una revisión minuciosa de las circunstancias macroeconómicas que enfrentan y cómo impactan al establecer y ajustar sus políticas de precios de transferencia. Además, se deben considerar los cambios en las regulaciones fiscales del país donde operan, con el propósito de asegurar su cumplimiento y evitar posibles sanciones. 

Un enfoque proactivo en la gestión de precios de transferencia puede ayudar a las empresas que enfrentan estos factores externos a mitigar riesgos y maximizar su eficiencia fiscal.

Este artículo fue elaborado por Carla Paiva, Gerente Senior de Precios de Transferencia y Joscelyn Araya, Associate de Precios de Transferencia en PwC Costa Rica.