Desde que comenzó la actual crisis en Gaza y Cisjordania hace casi un año, he sido muy abierta y explícita sobre mi postura y criterio con respecto al actual genocidio cometido por el Estado de Israel hacia el pueblo palestino. Ante esto, he recibido una oleada de ataques personales y bruscos, así como insultos que no deben ser considerados de recibo. Entre ellos, se presentan cuestionamientos hacia mis creencias religiosas e identidad étnica y cultural, e incluso afirmaciones falsas. Una parte sustancial de estos ataques corresponden a personas de mí misma comunidad judía. Ante estos hechos, me veo en la necesidad de expresar una serie de puntos importantes sobre mis ideas y posición.

Soy una persona judía de la rama reformista. Entre los aprendizajes que he adquirido sobre la religión judía a lo largo de mi vida, destacan el hecho de que se ve a Dios como justo, así como de que se promueve el amor y la empatía en la mayor medida posible. En vista de mi fuerte amor por el judaísmo, del cual mis seres queridos y círculo cercano saben bien, siempre he procurado en la mayor medida posible ser consciente de la historia de mi pueblo. Por ello, sé bien que a lo largo de la historia hemos sido perseguidos, maltratados y masacrados. En este sentido, siendo consciente de la violencia que hemos recibido, he reivindicado con todas mis fuerzas el mensaje de “Nunca Más” no solo para nuestro pueblo, sino para todos los pueblos, incluido el pueblo palestino. Nuestro deber como pueblo judío es estar al lado y en solidaridad con aquellos pueblos oprimidos a lo largo del mundo, siempre buscando evitar que nuestra trágica historia se repita. Sin embargo, parece estarse repitiendo. Aunque es cierto que una parte de la comunidad no ha tomado acción, una gran cantidad de personas judías alrededor del mundo se han manifestado a favor de Palestina. Y eso no nos hace “personas judías falsas”, “traidoras” o demás calificativos. Por ello, me gustaría enfatizar seis ideas de manera puntual:

  1. Condeno fuertemente la violencia que durante 76 años el Estado de Israel ha perpetrado sobre el pueblo Asimismo, llamo a la actual campaña militar por lo que es: una campaña genocida.
  2. Soy una defensora de los derechos humanos y de la paz, además, siento muchísimo respeto por el Sistema de Naciones Unidas y el Derecho Internacional, por lo cual deseo expresar (aunque ya lo he hecho, y de forma clara), los siguientes puntos:
    1. Pido por un alto al fuego
    2. Pido por la liberación de los rehenes israelíes y palestinos
    3. Pido por el respeto a la Resolución 181 de las Naciones Unidas
    4. Pido por el respeto a las Convenciones de Ginebra, el Estatuto de Roma y la Convención sobre la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio
    5. Pido por la reivindicación de la memoria histórica, los derechos humanos y la justicia
    6. Pido fin al sistema de apartheid y la ocupación ilegal de los territorios palestinos
    7. Pido por la paz y la coexistencia sana entre todos los pueblos de la región y del mundo
    8. Pido por la prevalencia de la humanidad, la democracia y el diálogo diplomático como mecanismos de la resolución de conflictos en vez de la violencia y el militarismo de cualquier lado
  3. El judaísmo no es lo mismo que el Israel, aparte de no tener una religión oficial ni una constitución política escrita y concreta como tal (sino leyes fundamentales), no alberga exclusivamente a personas judías, o bien a todas las personas judías. Así como no podemos asociar a personas de otros credos con un país o Estado en particular, no podemos pretender que un Estado que se dice llamar judío, basándose en textos bíblicos que no son seguidos o predicados por toda su población, represente políticamente a toda una comunidad religiosa, que dicho sea de paso, dentro de sí misma posee una gran diversidad, tanto de ideología como de pensamiento. Así, no se nos puede exigir dar apoyo a un Estado que violenta el derecho internacional, los derechos humanos y los principios básicos de humanidad. Y esto ciertamente no implica y no sugiere de ninguna forma apoyar al grupo terrorista Hamás.
  4. Habemos personas judías en todo el mundo que no estamos a favor de Israel, y qué mejor ejemplo que las protestas estudiantiles que en muchas universidades son lideradas por personas estudiantes de origen judío. La comunidad judía y la comunidad sionista son dos grupos diferentes.
  5. Deseo dejar un mensaje, con todo el amor del mundo, a la comunidad judía de Costa Rica: somos un pueblo que ha sido fuertemente violentado, maltratado e irrespetado a lo largo de la historia. Hace varias décadas juramos que las mayores atrocidades que ha conocido la humanidad tales como el Holocausto no se repetirían. En este sentido, no debemos callar ante las injusticias que el pueblo palestino sufre por parte de un Estado que se aprovecha de nosotros y nos utiliza como coartada para encubrir su falta de empatía y compasión por la dignidad humana. Debemos, ahora más que nunca, unirnos, en vez de censurarnos. Debemos, siguiendo las enseñanzas de la Torá y el Talmud, abrazar el amor por la justicia, por la paz y por la humanidad. No seamos cómplices ante situaciones de injusticia. No defendamos a quienes optan por repetir la cruel historia de opresión que tanto nosotros como otros pueblos han sufrido. Y ciertamente, no hay que ejercer violencia contra quienes deciden alzar la voz por las causas justas y nobles.
  6. Solicito un cese a los comentarios de odio y de violencia contra las personas judías y en general a cualquier persona, por parte de personas sionistas, que condenamos los crímenes del Estado de Israel. Asimismo, invito a la reflexión sobre la importancia del diálogo.
  7. Viva Palestina libre, pacífica, y democrática.

Paremos de usar el nombre del judaísmo, algo que es hermoso y muy significativo, para cubrir a aquellos que nos emplean como una coartada y nos utilizan para justificar sus malas acciones. Reivindiquemos nuestra petición porque la justicia, la paz y el amor prevalezcan siempre sobre la injusticia, la violencia y el odio. Que los discursos de odio no se reproduzcan más, y en vez de ello, que sean los discursos de paz que se fomenten. ¡No en nuestro nombre!

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