Cuando hablamos de organizaciones creativas y culturales, la sostenibilidad no solo depende de tener buenas ideas, sino también, de cómo las gestionamos. Ya sea para crear, producir o compartir arte y sus expresiones, la manera en que se implementan los modelos de gestión y se adaptan a su entorno puede marcar la diferencia entre su éxito o irrelevancia, sin importar si son públicas o privadas.
En un mundo donde la estandarización se presenta como solución para mejorar la eficiencia y la eficacia, en las artes este camino puede desdibujar el impacto y la relevancia de las expresiones artísticas. Las organizaciones creativas y culturales son como organismos vivos, interactuando constantemente con su entorno. Lo que hacen, cómo lo hacen y con quién lo hacen, está siempre entrelazado. Por eso, un modelo de gestión flexible y dinámico logra grandes resultados, esto de la mano de equipos que trabajen de manera autónoma, y fomentando el intercambio entre diferentes disciplinas y habilidades.
Este tipo de modelo viene tomando fuerza en el sector, en la teoría administrativa se le denomina adhocracia, y está siendo adoptada y adaptada tanto en el sector público como el privado. Por ejemplo, en empresas como Pixar, Cirque du Solei, Valve. Esta última empresa es de videojuegos, su caso ha sido ampliamente documentado, el éxito se ha centrado en la atracción de sus colaboradores y su compromiso colectivo, pero sobre todo con la gestión de derechos de propiedad intelectual.
En el sector público, también hay ejemplos inspiradores, más allá del financiamiento público se han logrado ejecutar programas con estructuras más flexibles que han alcanzado resultados escalables. El programa Creative Partnerships del Reino Unido, dio paso a la creación de enfoques educativos adaptados a la necesidad local, gracias a la interacción de artistas y profesionales creativos. Y en Medellín, el Distrito Cultural, ha revitalizado espacios urbanos a través de intervenciones artísticas, integrando a la comunidad, colectivos y el gobierno. Como estos hay muchos más.
En este sentido, vemos que los modelos de gestión son los puntos de partida de cómo las organizaciones se van a relacionar con su entorno, después se estructuran los procesos y definiciones operativas administrativas, pero, en definitiva, no puede ser al revés, eso opaca la capacidad de expansión y por ende sostenibilidad de la organización. Ahora bien, sin el afán de idealizar un único modelo de gestión, pero tomando en consideración los retos existentes y las buenas prácticas, se recomiendan los siguientes puntos como un abanico de elementos básicos a considerar para el sector:
- Gobernanza y democracia en la toma de decisiones. La toma decisiones es esencial porque no solo fomenta la creatividad, sino que también permite una mayor adaptabilidad y respuesta a los cambios del entorno.
- Identificación de roles y enlace con el entorno. El rol de quien conecta la organización con el entorno externo es vital, ya que se encarga de conseguir nuevos espacios, captar recursos y atender las demandas de las distintas entidades vinculadas.
- Libertad para innovar. Aunque la especialización es valiosa, tener una visión amplia del sector cultural otorga una versatilidad creativa que permite a las organizaciones destacarse y responder a los desafíos y oportunidades de manera más eficaz.
- Conexión con el público. La conexión con la audiencia no solo valida el trabajo artístico, sino que también proporciona retroalimentación esencial para la evolución y adaptación de la organización. Un público comprometido y activo puede convertirse en un aliado estratégico, apoyando tanto en la difusión como en la legitimación de las iniciativas artísticas.
En resumen, la búsqueda de modelos de gestión que permitan que las organizaciones alcancen su sostenibilidad se plantea como un esfuerzo colectivo que se puede instrumentalizar, con un enfoque en que las organizaciones creativas y culturales no solo sobrevivan, sino que también se sostengan y procuren un entorno que valora y celebra la diversidad y el patrimonio cultural.
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