Un pequeño fruto. La oliva o aceituna es el fruto del olivo que proviene de Asia Menor, probablemente de lo que hoy es Turquía, data de entre hace 20 y 40 millones de años. Se empezó a cultivar en la zona del Mediterráneo hace aproximadamente siete mil años, fue llevada a la península ibérica por los fenicios, comerciantes y hábiles navegantes originarios del actual Líbano. Se estima que, en julio de 2024, la producción de aceite de oliva en España representaba el 45% de la producción mundial. Anualmente, se producen alrededor de 1,4 millones de toneladas. De estas, el 65% se exporta.
Filosofía y aceitunas. Tales de Mileto (624 a.C. – 546 a.C.), fue uno de los primeros grandes filósofos presocráticos que creía que el origen o arjé de todas las cosas era el agua, nació en Mileto, ciudad que se ubicaba en la costa de Jonia, actual Turquía. De carácter distraído y despreocupado por lo material, era objeto de habladurías por parte de sus contemporáneos que no entendían la profundidad de su conocimiento con relación a su estilo de vida. De la filosofía se originaron todos los saberes contemporáneos, pero hasta el día de hoy es vista con un cierto menosprecio por quienes no la practican ni conocen. Volviendo a la anécdota, Tales había observado fenómenos astronómicos en la época invernal que preveía una primavera bastante lluviosa. Los productores el año anterior habían tenido una gran cosecha por lo que suponían, con base en su experiencia, que la próxima iba a ser mala. Entonces Tales, alquiló todas las prensas de Mileto y Quíos por muy poco dinero ya que nadie más se había presentado a la subasta. Se cumplieron sus predicciones y la cosecha fue muy buena, los productores de aceite acudieron a él para realquilarle las prensas. Al no haber competidor alguno las rentó a un precio más elevado y con las condiciones que él consideró, lo que le llevó a juntar una pequeña fortuna. Sus conciudadanos reconocieron la sabiduría de Tales y lo felicitaron por ello, pero éste, recibiendo sus congratulaciones con una sonrisa, regresó a su habitual y sencilla forma de vida, él no cambió por la fortuna, la aceituna siguió siendo la misma, Tales igual, solamente evidenció que la gente mira lo que mora en su ambición.
La democracia es un fruto valioso. A través de la historia, en nombre del pueblo, de la libertad e incluso de Dios, se han vertido caudales de sangre en todas partes; tiranos y autócratas llenan tribunas con discursos que aluden a nobles ideales, pero siempre hay que poner atención a las acciones más que a las palabras, estas son las que realmente significan lo que habita en la mente del emisor. Existen países que tienden a cooptar los poderes del Estado para que nada se interponga en los planes o agenda del ejecutivo, incluso lo han conseguido a través del voto popular con la implementación de programas sociales populistas que reditan votos, pero que se sabe no son sostenibles a menos que se sacrifiquen áreas esenciales como la infraestructura, la salud pública y la productividad del país.
La no permanencia. Nada puede permanecer igual, todo está sujeto a ciclos, el cambio incluso muta, es un proceso natural de todo lo que existe en el Universo. Existe sabiduría en aceptar esa realidad constatable. Nuestra cotidianidad democrática está atada a un mejoramiento continuo, pero el principio de identidad permanece incólume incluso en el devenir. Las células de nuestro cuerpo perecen y otras nacen en su lugar cada cierto tiempo, pero seguimos siendo quienes somos. Los funcionarios públicos cambian de nombre y apellidos por períodos legalmente reglados, pero Costa Rica como nación sigue resplandeciendo; los trabajadores de la patria son servidores públicos, no señores feudales. Si se modifica el planteamiento y la dinámica de pesos y contrapesos entre el Judicial, el Ejecutivo y el Legislativo, tendiendo a un desbalance de fuerzas y a señalamientos de conspiraciones y enemistades, en realidad se atenta contra nuestro principal producto nacional: la democracia, que por mucho tiempo no solo la hemos consumido con deleite los nacionales, sino que ha sido vista con admiración por el mundo entero y eso nos ha traído prosperidad con el turismo y la inversión extranjera. La democracia es frágil, es hermosa, es nuestra aceituna de cristal.
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