El Parque Middelheim en Amberes es un espacio verde que se ha convertido en un museo al aire libre, donde las esculturas de artistas de renombre internacional se mezclan con la naturaleza. Este singular lugar alberga una colección de más de 400 obras, entre las cuales se destaca una pieza del escultor costarricense Francisco Zúñiga, titulada "El Umbral". Esta obra, adquirida por el parque entre 1970 y 1971, refleja la maestría de Zúñiga en capturar la esencia de la humanidad a través de formas escultóricas que exploran las emociones.

"El Umbral" representa una escena aparentemente cotidiana, pero cargada de un profundo simbolismo emocional. En la escultura, una mujer se encuentra de pie en la puerta de su casa, una sencilla vivienda que podría representar cualquier hogar modesto. La mujer está en un punto de transición: se encuentra en el umbral, entre el interior protegido de su hogar y el mundo exterior. En su expresión se adivina la duda, como si quisiera salir, pero algo la retiene. ¿Es el miedo al mundo exterior? ¿Es la incertidumbre sobre lo que encontrará al otro lado de la puerta? Esta indecisión la sitúa en un estado de pausa, un momento que parece estar congelado en el tiempo.

Mientras tanto, otra mujer, que parece más relajada y despreocupada, la observa desde una ventana, mirando con pereza. Este personaje adicional, añade una dimensión de contraste a la obra, sugiriendo una pasividad frente a la acción potencial que simboliza la mujer en el umbral. Esta diferencia resalta dos actitudes hacia el cambio o la toma de decisiones: la duda y la parálisis frente a la observación distante y pasiva.

Finalmente, un niño, quizás hijo de la mujer en el umbral, observa con nostalgia el mundo exterior. Su expresión refleja un deseo de explorar lo que hay más allá, lo que añade una nota de esperanza o anhelo al conjunto. El niño parece estar listo para abrazar el mundo con curiosidad, pero también con cierta melancolía, como si ya intuyera que la vida fuera del hogar no está exenta de dificultades o peligros.

La obra de Zúñiga, como en muchas de sus otras esculturas, está profundamente centrada en las personas, especialmente en las figuras femeninas y en la experiencia humana. Zúñiga fue un artista que se destacó por su habilidad para captar la fuerza y la vulnerabilidad de las mujeres, muchas veces representando figuras corpulentas, de formas sencillas pero monumentales, que parecían ancladas a la tierra, a su entorno inmediato.

La figura en el umbral simboliza esos momentos en los que debemos decidir si nos quedamos en la seguridad de lo conocido o si nos aventuramos hacia lo incierto. No solo es una obra sobre una mujer indecisa; es una representación de los momentos de transición en la vida y de cómo nos enfrentamos a ellos. Es una invitación a reflexionar sobre nuestras propias decisiones y a encontrar el valor para cruzar nuestros propios umbrales cuando llegue el momento.

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